Grupo chileno Luksic fracasa en Pakistán: con la Barrick Gold fueron tras el cobre y el oro de Beluchistán
por Ernesto Carmona (Chile)
11 años atrás 6 min lectura
jueves, 9 de mayo de 2013
Las corporaciones mineras transnacionales Barrick Gold y Antofagasta Minerals (Amsa), del grupo Luksic de Chile, anunciaron que renuncian al proyecto de cobre y oro Reko Diq, cerca de Chagai, en la región pakistaní de Beluchistán, “cuyas autoridades impusieron un férreo rechazo, que se materializó a través de acciones ante diversas instancias administrativas y legales”, afirma hoy el Diario Financiero, de Santiago.
En una típica medida de presión corporativa para intimidar al gobierno con amenazas de retiro de capitales destinados a explotar recursos naturales súper rentables, Amsa y Barrick anunciaron que abandonan el proyecto minero y, en cambio, reclaman una indemnización de 25.000 millones de dólares al Estado paquistaní, 35 veces más que 720 millones de dólares supuestamente invertidos en infraestructuras mineras en 10 años, que un año atrás declaraban en 500 millones de dólares.
Tethyan Copper Company (TCC), la empresa creada en 2006 por Barrick Gold y Amsa/Luksic para llevar adelante este fracasado negocio que requería infraestructura extractiva y de tratamiento minero valorada en 3.000 millones de dólares, ahora “buscará compensaciones por la inversión realizada y también por el lucro cesante de las operaciones mineras que no lograron concretar” porque las autoridades hicieron “impracticable” su plan.
Es decir, el grupo Luksic y la Barrick Gold se proponen el negocio redondo de ganar 50 veces la presunta inversión realizada y, sin hacer ningún agujero en la tierra ni extraer mineral alguno, percibir de un solo golpe el equivalente a 56 años de explotación de vida útil del mineral, hasta el agotamiento estimado de Reko Diq.
“TCC invirtió gran cantidad de tiempo, esfuerzo y capital en el área de Chagai (…) mientras que hemos esperado durante mucho tiempo por Reko Diq, como es el derecho de TCC, la conducta de Pakistán y Beluchistán, ha hecho ese objetivo impracticable”, declaró Tim Livesey, director ejecutivo de la corporación.
TCC anunció el miércoles que redireccionará el propósito de los arbitrajes internacionales que pidió a fines de 2011 ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) del Banco Mundial y la Cámara de Comercio Internacional (CCI).
A Barrick/Luksic ya no le interesa obtener licencias de explotación para avanzar en la construcción del mineral Reko Diq, sino que ahora bregan por compensaciones monetarias del Estado de Pakistán por “daños y perjuicios derivados de la imposibilidad de obtener los permisos y, por lo tanto, de materializar la iniciativa”, dijo el diario.
Con la óptica de salvadores-benefactores del mundo pobre-pero-rico-en-recursos-naturales que suelen adoptar las corporaciones minero-depredadoras transnacionales, Mr. Tim Livesey añadió que las autoridades de gobierno de Pakistán no respondieron a los numerosos intentos de negociación de la TCC y “nos han impedido participar del desarrollo de un nuevo sector de la minería en esa provincia (de Beluchistán, 43% del territorio de Pakistán) y se le ha negado a Tethyan y al pueblo de Beluchistán y de Pakistán el acceso a los enormes beneficios que nuestro proyecto habría traído”.
“En pedir no hay engaño”
El brazo minero del grupo Luksic y la aurífera Barrick pretenden recuperar 220 millones de dólares que habría invertido la TCC en la zona de Beluchistán desde 2006, más 500 millones que alegan como valor del proyecto, la ingeniería desarrollada en 10 años y el costo de un estudio de factibilidad terminado en 2010.
Además de esos 720 millones de dólares supuestamente invertidos, Luksic y Barrick pretenden que Pakistán los indemnice por lo que dejaron de ganar en el proyecto, el llamado lucro cesante. “En los arbitrajes internacionales llevaremos a cabo nuestras reclamaciones por daños y perjuicios, incluido el lucro cesante de las operaciones mineras”, explicó Livesey.
Esas aspiraciones corporativas de indemnización podrían alcanzar a 25.000 millones de dólares, según una estimación formulada en una entrevista por el ex vicepresidente ejecutivo de AMSA, Marcelo Awad, publicada por la revista Qué Pasa Minería del 16 de enero 2012. Por lo tanto, hace más de un año que los Luksic y la Barrick planean abandonar el proyecto y obtener grandes ganancias sin producir siquiera una onza de oro o de cobre. AMSA anunció en 2012 hizo una provisión por 140 millones de dólares, como “castigo en sus activos por las bajas expectativas de éxito” que tenía Reko Diq, según el diario. Aún no hay fecha para la nueva presentación ante el CIADI y la CCI.
Pequeña historia
Ante la pregunta ¿Qué pasa si la fase legal no llega a buen puerto?, formulada en enero 2012 a Marcel Awad, éste respondió:
-Vendrán las demandas por compensaciones, por todo lo que hemos invertido y lo que dejaríamos de ganar. A la fecha hemos invertido US$ 500 millones y dejaríamos de ganar casi US$ 25.000 millones durante los 56 años de vida del contrato. Vendrán las demandas por compensaciones, por todo lo que hemos invertido y lo que dejaríamos de ganar. A la fecha hemos invertido US$ 500 millones y dejaríamos de ganar casi US$ 25.000 millones durante los 56 años de vida del contrato.
La inversión de 500 millones de dólares señalada en enero 2012 por el ex presidente corporativo resulta 30% , el grupo Y a los 2 meses, el 7 de marzo 2012, un comunicado de AMSA anunció la renuncia de Marcelo Awad a la presidencia ejecutiva de la empresa, a la que ingresó en 1996 como gerente de ventas.
La transnacionalización extractiva de Amsa-Luksic comenzó en diciembre de 2005, cuando anunció la compra del 50% de los derechos mineros de la australiana Tethyan Copper en el proyecto Reko Diq, de Beluchistán. Se habló entonces de un yacimiento de 1,2 millones de toneladas de cobre con una ley de 0,58%, que se convirtió en el icono del proceso de internacionalización de la corporación privada chilena.
Seis años después, y tras la compra de Tethyan y el pacto con la canadiense Barrick Gold como socia del proyecto, se supo que el yacimiento tendría 5,9 millones de toneladas, de una ley de 0,41%, una vida útil de más de medio siglo y un requerimiento de inversión de 3.000 millones dólares. Ante la perspectiva de obtener 5 veces más cobre con la misma inversión, el grupo Luksic también quintuplicó su interés en desarrollar la explotación, hasta que en octubre 2012 el gobierno de Pakistán oficializó su decisión de rechazar la solicitud de concesión minera y anunció que llevaría adelante directamente la iniciativa.
El gobierno de Beluchistán tiene el 25% de la propiedad del proyecto Reko Diq, derecho que se activaría una vez comenzada la producción, pero al conocer la magnitud real del yacimiento de cobre, Pakistán quiso elevar su participación, entró en conflicto con la TCC/Luksic/Barrick, hubo desacuerdos en la estructura tributaria de la futura operación e, incluso, negoció el proyecto con capitales chinos.
Según el expediente de arbitraje del Ciadi, en marzo de 2011 la TCC le ofreció al Estado de Pakistán comprar su parte en Reko Diq, para continuar sola con el negocio. “Beluchistán ha negado la concesión minera y se mueve para desarrollarla por sí mismo o transferirlo a terceros”, declaró entonces la TCC ante el tribunal del Banco Mundial que protege las inversiones de las mega-corporaciones.
– El autor, Ernesto Carmona, es periodista y escritor chileno.
*Fuente: Argenpress
Fuentes:
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