La ultra derecha católica ganó la partida
por Miguel Mora (España)
13 años atrás 4 min lectura
El papado de Joseph Ratzinger pasará a la historia por sus intentos —tardíos pero sinceros— de limpiar la imagen de la Curia y de la Iglesia, mancillada por los miles de casos de abusos a menores ocurridos en los últimos 50 años en instituciones y colegios católicos de medio mundo, y por la sistemática tarea de ocultación que emprendió la jerarquía durante el reinado de su antecesor, Juan Pablo II.
Es verdad que Ratzinger fue el brazo teológico de Wojtyla en la Congregación para la Doctrina de la Fe, pero mientras el Papa estuvo vivo la consigna fue tapar y proteger a las ovejas descarriadas, y sobre todos ellos al líder de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, elevado al altar de asesor principal de Wojtyla e inmune a toda condena pese a la tímida oposición de Benedicto XVI, que solo pudo poner orden cuando llegó al trono de San Pedro y que finalmente puso bajo tutela al movimiento entero.
El ortodoxo cardenal alemán de alma tridentina ha sido durante su mandato un Papa solo, intelectual, débil y arrepentido por los pecados, la suciedad y los delitos —él empleó estas dos palabras por primera vez— de la Iglesia, y rodeado de lobos ávidos de riqueza, poder e inmunidad. La Curia forjada en tiempos de Wojtyla era una reunión atrabiliaria de lo peor de cada diócesis, desde evasores fiscales hasta abogados de pederastas, pasando por contrarrevolucionarios latinoamericanos y por integristas de la peor especie. Esa Curia digna de El Padrino III siempre vio con malos ojos los intentos de Ratzinger de hacer una limpieza a fondo, mientras los movimientos más pujantes y rentables, como los Legionarios, el Opus Dei y Comunión y Liberación, torpedeaban a conciencia cualquier atisbo de regeneración.
La Vaticalia eterna, esa espesa gelatina formada por cardenales y civiles que confunden los intereses de Italia y los del Vaticano y hacen negocios cruzados en los dos Estados mientras deciden las cosas importantes, se ha empleado a fondo en estos siete años para mantener sus privilegios e impedir al mismo tiempo la renovación de la Curia y la modernización de Italia, especialmente en dos sectores, las finanzas y la información, los imperios donde más poder e intereses tienen el Opus Dei y Comunión y Liberación, los movimientos ultracatólicos que más medraron, junto a los Legionarios, durante el largo papado de Wojtyla.
Así, los asuntos turbios y los escándalos han sido moneda corriente, y a vuela pluma se pueden citar varios que demuestran cómo el poder vaticaliano en la sombra, aliado de hierro de ese gran pecador llamado Silvio Berlusconi y dirigido y protegido por su mano diestra, el andreottiano Gianni Letta, ha desafiado de forma reiterada la autoridad y las invocaciones a la honradez del Papa. El falso papel que acusó de homosexualidad a Dino Boffo, director de Avvenire, para forzar su dimisión; los manejos que acabaron con el cese fulminante del presidente del banco vaticano, el Instituto para las Obras de Religión (IOR); el ascenso de Angelo Scola, único cardenal de Comunión y Liberación, al arzobispado de Milán para sustituir al progresista Tettamanzi y preparar el relevo de Ratzinger; el caso nunca aclarado del mayordomo, cabeza de turco de un más que probable espionaje sistemático al Papa; y el escándalo de la Protección Civil que salpicó a un gentilhombre y a media administración berlusconiana son solo algunos ejemplos de esa comunión de intereses entre la política italiana y la curia vaticana.
El papado de Ratzinger, en ese sentido, ha sido un rotundo fracaso: pese a las críticas, su honestidad intelectual es indiscutible, pero al final ha estado muy por encima de los resultados obtenidos. Los lobos han ganado la partida, pero su renuncia, meditada para evitar un segundo calvario en directo como el vivido con la interminable agonía de Wojtyla, sitúa a Joseph Ratzinger como un pastor derrotado y digno que, harto de luchar, se retira a la clausura antes de ser devorado por los buitres. Que sea el primer caso en más de 700 años dice mucho sobre el nivel de la iniquidad con el que ha convivido. Que no se haya filtrado la noticia lo dice todo sobre su soledad.
*Fuente: El País
Artículos Relacionados
La historia real y el desafío de los periodistas cubanos
por Fidel Castro Ruz (Cuba)
17 años atrás 17 min lectura
La política y los negocios
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
19 años atrás 5 min lectura
Impulso oficial a los transgénicos en Viña del Mar
por Lucía Sepúlveda Ruiz (Chile)
18 años atrás 9 min lectura
Bomberos de Carahue desmiente hipótesis del gobierno y apunta a faenas ilegales de carbón
por Azkintuwe (Temuko, Wallmapu)
14 años atrás 7 min lectura
¿Por qué fueron detenidos y expulsados de Venezuela dos periodistas chilenos?
por Radio Nuevo Mundo
7 años atrás 2 min lectura
1 Comentario
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
Arde Perú (de nuevo): ¿qué esconden las protestas de ‘la generación Z’?
por La BaseLatam
3 horas atrás
10 de octubre de 2025
En el episodio de hoy, 08/10/2025, Inna Afinogenova, Marco Teruggi y Estefanía Veloz hablan de las protestas en Perú que fueron apodadas de manifestaciones de generazón Z. ¿Qué reclaman realmente los manifestantes al gobierno con la peor aprobación del planeta?
El orden del miedo: por qué el programa de Kast no es el futuro de Chile
por Guillermo Pickering (Chile)
13 horas atrás
10 de octubre de 2025 Artículo de El Mostrador publicado originalmente el 25 de agosto de 2025 ¿Cómo llegamos hasta aquí? Chile despertó. Así lo dijimos. El pueblo se…
Una negociación sin alma: el falso armisticio de Trump y Netanyahu
por Valeria M. Rivera Rosas (Venezuela)
1 día atrás
09 de octubre de 2025
El problema de fondo sigue siendo el mismo que desde hace décadas: se negocia la paz sin hablar de justicia, se exige seguridad sin garantizar dignidad. Gaza no necesita más planes, sino una voluntad real de poner fin a la violencia estructural que la asfixia. Y eso, ni Trump, ni Netanyahu, ni las milicias islamistas parecen dispuestos a asumirlo.
Palestina: ¡No habrá Paz sin justicia!
por La Base (España)
1 día atrás
09 de octubre de 2025
Hoy analizamos el acuerdo entre el régimen israelí y la resistencia palestina, anunciado por Donald Trump, para un alto al fuego y un intercambio de prisioneros, como primer paso hacia una hipotética «paz» en Palestina.
Es absurdo esperar que una multinacional que maneja 800 millones de personas, sea dirigida por un sacerdote, teólogo para más remate, con nostalgias de Carlomagno y de San Agustín. Si por lo menos fuera un cuerpo colegiado, algo así como un directorio, con una estructura de información fluida, y un equipo de estudios de la realidad, para poder situarse en el mundo de hoy, quizás pudiera funcionar. Pero
un elefante estructural regido por el pasado, no tiene mucho porvenir, porque no tiene nada que decir de lo que le interesa a las personas.