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El sistema político esta agotado y secuestrado por la derecha

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La parcialidad del análisis es siempre oportuno para quienes sacan cuentas alegres y convenientes, pero preocupante para quienes pensamos en la resquebrajada institucionalidad política de nuestro país, situación que en forma creciente está preocupando a tantos chilenos. En nuestra opinión, mas allá de las cuentas alegres que se puedan sacar de las ultimas elecciones municipales, lo que ha quedado de manifiesto, una vez mas, es que el sistema político pactado por las elites políticas y militares a principios de los 90 y que garantizó la continuidad del modelo pinochetista, está obsoleto y que es necesario ponerse de acuerdo para diseñar un  nuevo sistema institucional, que responda a las exigencias de nuestros tiempos.

Si se miran las cifras de votos con detenimiento, en estas elecciones municipales el rechazo al sistema político electoral binominal quedo de manifiesto, primero por el 60% de abstención y segundo porque la derecha ultra ( hoy enchulada como centro derecha ) no supera el 33%, porcentaje que con el truco del binominal, les asegura arrastrar candidatos a ocupar los cargos electos mas allá de las preferencias que marcan los electores en las urnas.

Lo anterior es además el marco de una derrota clara y contundente para el Gobierno empresarial de Piñera, quien rompió el “record” de que siempre el gobierno gana la primera elección, perdiendo además Municipalidades que le son  fundamentales, entre ellas Providencia, Santiago, Concepción, Recoleta, Conchalí, Independencia, Los Ángeles, Huechuraba, la mayoría en manos de la UDI.

En todo caso esta debacle de la derecha se inició antes de las elecciones, proyectando y anunciando un aumento para sus preferencias en el voto de la población joven, incorporada al registro electoral como voluntaria. La pregunta es que podían esperar, si la mayoría de estos votantes o fueron duramente apaleados en las calles durante el ultimo año, o son victimas de un sistema de educación desigual que los entrega al mercado y los mantiene como deudores para toda su vida, o son parte de una mayoría de chilenos (as) duramente excluidos o maltratados por un sistema económico especulador y abusivo.

En todo caso este resbalón es de toda la clase política, la que se equivocó al no tomar en cuenta el descrédito objetivo que cruza a todos los partidos en la opinión pública. Pero lo sabían o al menos lo percibían, eso se demuestra con el hecho que la mayoría de los candidatos a alcaldes y concejales ocultaron “ratonamente” de que partido provenían, temerosos del rechazo y el cansancio de los ciudadanos (as) respecto de una democracia precaria, de la ineptitud de sus instituciones y de la creciente corrupción de quienes debieran representar los intereses de quienes votan.

Pero bueno, lo concreto es que el alto nivel de abstención registrado no es solo porque se aprobó el voto voluntario, un pequeño porcentaje deriva de esto, las razones son otras y de mas peso, el 60% de abstención significa que el sistema político esta deslegitimado y es una crítica a la institucionalidad vigente. Una parte sustancial de ciudadanos no acudimos a las urnas porque entendemos que el sistema político esta agotado y secuestrado por la derecha así de simple y la otra parte, los jóvenes, ya han demostrado su descontento con el gobierno actual, pero sobretodo con el sistema político y económico que les impide desarrollar la mayor fuente de su futuro, la educación.

Por lo tanto si se quiere mas participación ciudadana en los comicios electorales futuros, no se trata solo de remendar el sistema electoral en cuanto a su modernización tecnológica, u ordenar el sistema de financiamiento de los partidos políticos. No seria malo en este punto mirar hacia otros países que si se han modernizado sus sistemas, como Venezuela por ejemplo, que con muchos mas habitantes que votan, los resultados son rápidos, limpios y dejan tranquilo a todos.

Nuestro sistema electoral es arcaico en su estructura y tecnología, como institución responsable de la transparencia de los procesos electorales, con su actual visión y tecnología, a mano, no legitima una organización eficiente. En particular no da garantías en cuanto a la claridad, equidad y credibilidad de estos procesos y sus resultados, lo que es un propósito importante y crucial, para mantener vivo en los ciudadanos y ciudadanas la credibilidad por la democracia.

Reformas que son importantes pero que no nos deben alejar del problema principal, que es la actual Constitución, pilar de la realidad jurídico-política en Chile, la cual adolece de legitimidad tanto de origen como de contenido. Bajo las actuales circunstancias la relación entre democracia-Constitución, afecta directamente a la democracia como principio legitimador de la sociedad.

Por lo tanto este es el factor mas importante de la desafección política demostrada por parte de la mayoría de los ciudadanos, lo que se expresa en el reclamo cada vez mas generalizado por una Asamblea Constituyente. Una petición que es justa porque es el ideal a que aspiramos los chilenos y tiene que ver con ( los valores de) la igualdad y libertad de los seres humanos, vale decir, como un postulado ético donde el pueblo se constituye en sujeto del poder y la soberanía popular no tiene cortapisas.

Por eso entonces la gran interrogante está dada por el lado de la oposición, se trata de como constituir una alternativa política a la derecha, partiendo de la base que la Concertación ya no lo es. Razón por la cual ha llegado la hora de que los partidos de la oposición y en particular la izquierda, creen una propuesta y un bloque político capaz de brindarle a Chile una salida política y una alternativa distinta a la actual.

No es un camino fácil pero es realizable, para eso hay que vencer viejos signos y temores heredados de la dictadura, derrotar a las voces oportunistas que han empezado, como históricamente lo han hecho, a oponerse a un llamado claro y explicito de la ciudadanía. Aquí no se trata de la izquierdización o no de la Concertación, la exigencia ciudadana es de un nuevo bloque político que trascienda las paredes de la principal coalición opositora nacida a fines de la dictadura.

Para algunos, afectados por los traumas del pasado o simplemente porque con esto ven disminuidas sus aspiraciones personales, o sienten que se rompen sus intereses transversales, lanzan sus “cucos” amenazando la radicalización de la oposición o que se “cometa el pecado”, de construir un programa de gobierno que incluya a la izquierda y avance con todos quienes nos oponemos el continuismo pinochetista.

Para una derecha acostumbrada a imponer sus intereses y excluir a quienes pensamos distinto a ellos, ser de izquierda es un pecado mortal, porque es oponerse a un sistema económico brutal, especulador, que excluye a la mayoría  de los ciudadanos  de una vida con igualdad de oportunidades, es pretender la propiedad social de las riquezas nacionales para garantizar un trabajo digno, educación y salud a la población. En suma para RN y para los “Udiosos”, el reclamo de la mayoría de los chilenos para vivir en una sociedad en la cual el centro de gravedad de la economía, no sea la codicia ni la especulación sino la solidaridad y el eje de su desarrollo, sean las personas y no el fetiche del mercado, es un signo  de izquierdización.

Por el contrario, si algo nos ha quedó claro en estos años de gobierno derechista manejado por la “Udiosidad” extrema, es que ser de derecha es una cuestión ideológica profunda, es optar por un modelo de sociedad excluyente y  clasista, amparando un modelo económico en el cual el crecimiento de la economía es para el beneficio de unos pocos, lo que no aporta sino que obstruye el desarrollo sustentable y humano.

Es este gobierno manejado por la ultra derecha quien ubicó a una mayoría  de chilenos (as) al otro lado de la acera, somos los ciudadanos y ciudadanas las victimas del privilegio del capital explotador sobre el trabajo. Son los hechos que hemos vivido desde que Piñera y sus ministros empresarios llegaron al poder, los que nos convencen que el camino futuro es por un Chile distinto a este.

Ahora bien, tendrán que decidirse también aquellos que no siendo militantes de la derecha ultra, disfrazan su codicia en nombre de aparecer como independientes, o los que se ocultan en negociaciones entre cuatro paredes para favorecer a los que gobiernan a favor de sus intereses. Son los que durante estos últimos 20 años se han prestado para justificar que los especuladores no paguen impuestos, que no permitan los derechos del trabajador (a) y de negociación colectiva entre empleador y empleado.

Son quienes en nombre  de la democracia han aceptado y promovido la educación como un negocio generador de desigualdades, o los que se niegan a proveer a la comunidad de una política ambiental que vele por los derechos de todos y no por las inversiones de unos pocos.

Bajo esta realidad, en los últimos años, el principal partido político opositor a la felicidad de la mayoría de los chilenos es la codicia, que impera sin límites, que ha cruzado los limites ideológicos de la izquierda y la derecha, como ocurre en muchas partes del mundo y en especial en nuestro país.

Así entonces y a pesar del control sobre los medios de información, nos damos cuenta que necesitamos una democracia participativa que nos permita cambiar lo que nos interesa a nosotros los ciudadanos comunes y corrientes, es decir, un régimen marcado por “la gobernabilidad” impuesta por el poder económico.

Aunque la ultra derecha y los oportunistas griten y pataleen, la oposición a sus aspiraciones proviene desde una propuesta que incluye a la izquierda, de personas que nos oponemos a un sistema en el que los poderes del estado están permeados por los intereses del mercado.

Las recientes elecciones entonces, son una voz de alerta que las exigencias y expectativas que tenemos los chilenos son distintas a las de 10 años atrás, además están bastante mas arriba, como una línea de salto alto, marcando el desafío ciudadano tanto para la izquierda y la Concertación. Un imperativo ineludible que debiera orientar el diseño de un programa y acuerdos de largo plazo, con propuestas claras para unir a la oposición y dar respuestas a la fase cada vez mas brutal de la lucha de clases que se vive en el país.

En este contexto, la así llamada clase política debe escuchar un clamor popular cada vez mas significativo, es el cambio estructural a nuestra institucionalidad política, una Asamblea Constituyente para diseñar una nueva Constitución, lo que incluye un sistema electoral más representativo y la incorporación de mecanismos de participación ciudadana directa, como son las primarias o el plebiscito.

La unidad que se necesita entonces, es para dejar atrás el clientelismo como opción para participar en una nueva coalición, por lo tanto la unidad no hipoteca la independencia, es mirar a los otros en su calidad moral e intelectual, en su trayectoria al servicio de sus ideales, es el respeto para todas las convicciones.

Enrique Villanueva Molina
Vicepresidente CEEFA-73
Centro  de Estudios Exonerados Fuerza Aérea 1973

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1 Comentario

  1. René

    Efectivamente como dice Enrique, vivimos, somos parte de una sociedad esclavizada, donde la codicia por tener aleja a las personas, cada día más, del llamado a ser. Esclavizados de un sistema cruel, inhumano, impuesto, que nos devora. Ya es el tiempo del despertar.

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