Carlos Pezoa Véliz (1879-1908) Escritor Chileno
por Luis E. Aguilera (Chile)
12 años atrás 10 min lectura
Domingo, 21 de Octubre de 2012 17:49
Carlos Pezoa Véliz (1879-1908) Escritor chileno cuyo nombre verdadero era Carlos Enrique Moyano Jaña, nacido en Santiago el 21 de julio de 1879 y muerto el 21 de abril de 1908. No hay mucha claridad respecto a quienes fueron sus padres biológicos; al parecer, fue hijo natural de una costurera, Elvira Jaña y de un inmigrante español. Sin embargo, el nombre de sus padres adoptivos sí está claro: José María Pezoa y doña Emerencia Véliz, un humilde matrimonio que lo crió desde niño.
La pobreza en que vivía le obligó a trabajar mientras estudiaba. Así, fue ayudante de zapatero remendón, calador de sandías, etc. En la Escuela Pública Número 3 realizó sus estudios primarios. En 1892 siguió su primer año de Humanidades en el Instituto Nacional y, al año siguiente, se matriculó en el Colegio de San Agustín de Santiago e hizo, posteriormente, algunos estudios en el Instituto Superior de Comercio. Sin embargo, no duró mucho en éstos; los abandonó por un tiempo aunque, finalmente, los terminó con la ayuda de Enrique Oportus, gran bohemio y humanista, que fue su profesor.
En 1898 entró en el Ejército como Guardia Nacional, donde ejerció de Subteniente, cargo que dejó algún tiempo después. Antes de finalizar el siglo colaboraba en El Búcaro Santiaguino de Alberto Mauret, mientras que trabajaba de ayudante en la Escuela de San Fidel; allí ganaba un sueldo pequeño, que más tarde perdió por sus ideas socialistas y anarquistas, las cuales chocaban con las monjas que sostenían la Escuela. A causa de los disgustos con su familia, Pezoa vive en un “conventillo” y sufre una gran pobreza. Se hace amigo de poetas callejeros, y él mismo se convierte en un poeta popular. Luego se reintegró en su familia.
Parte más tarde a Valparaíso en busca de Forne, concesionario de Islas de Juan Fernández, soñando con ganancias fabulosas y no muy difíciles de conseguir. Pero después de infructuosas búsquedas, se ve obligado a volver a Santiago. Cae nuevamente en la miseria. En este tiempo vive con Ignacio Herrera Sotomayor y ambos padecen hambre. Al respecto, señala Paulius Stelingis: “Se alimentan de unas tazas de té y de pan. Con papeles de diarios Pezoa Véliz suplía los calcetines, pues la pobreza era tan grande que le faltaba hasta lo más indispensable.”
Regresa, entonces, a las filas militares: desde mediados de Junio de 1900 trabaja en el Escuadrón de Escolta. Sin embargo, no durará mucho en esta ocupación, ya que tiene que retirarse porque no le consideraron apto para el servicio. En todo este período el poeta se siente mal de salud, además de no conseguir satisfacer sus necesidades más indispensables. Por fin, en 1902 algunos jóvenes escritores e intelectuales de Valparaíso realizan una velada en su honor. En esta ciudad recita sus versos. Al no tener residencia en el lugar se hace coplero nuevamente y sale a la calle en compañía de poetas populares. Posteriormente se hace agente de avisos del diario El Chileno, por lo que su situación económica empieza a estabilizarse. Se instala en Viña del Mar en 1904. Trabaja como profesor en el Instituto Inglés y, a la vez, realiza funciones de periodista. El Ateneo santiaguino lo invita a la capital a leer sus versos. El público recibe su poema “Pancho y Tomás” con calurosos aplausos.
Sin embargo, su tranquilidad no duraría mucho. El 21 de Septiembre muere su madre adoptiva y el 20 de Abril de 1904 muere su padre, con las piernas cortadas por un tranvía. En 1905 parte en una gira periodística al Norte Grande, a la pampa salitrera. Ese año se afilia al Partido Liberal y, después de participar en la campaña presidencial de Pedro Montt (que salió triunfador), es nombrado Secretario Municipal de la Alcaldía y Municipalidad de Viña del Mar. Sin embargo, el 16 de Agosto de 1906, el terremoto que destruyó Valparaíso lo deja inválido al resultar atrapado en la pensión que vivía. Queda malherido y debe usar muletas. Tuvo largos tratamientos y una penosa convalecencia, siendo tratado en el Hospital Alemán de Valparaíso. Se recupera, aunque no satisfactoriamente. Se siente mal, sufre dolores, pierde peso… Viaja a Santiago y en el Hospital San Vicente de Paul lo operan de apendicitis, pero la herida no cicatriza. Se le descubre que estaba enfermo de tuberculosis. Pese a todos los esfuerzos la enfermedad comienza a quitarle la vida. Muere en el Hospital San Vicente el 21 de Abril de 1908 cuando aun no cumplía 30 años.
Pezoa Véliz fue el poeta más importante de su época. Su trabajo artístico rompe con los modelos parnasianos y simbolistas del modernismo dariano y se inscribe en el posmodernismo. En su obra se ve reflejada su triste vida y la de aquellos seres con los que se relacionó en el submundo de la marginalidad social, la bohemia artística y la provincia. Cantó al mundo popular de Santiago, a la desnudez del campo, al hombre pobre, al vagabundo, al despojado… Es el más representativo de los poetas inspirados en la raíz y voz de su pueblo. El campo y la ciudad, el campesino pobre y el hombre caído de la calle constituyen su tema, el cual expresa con una sencillez admirable. Se hermana con ellos. Se identificó con los sufrimientos del pueblo, a la vez que ejerció innovaciones verbales y rimas más o menos complejas. Toma algunas características propias del pueblo chileno, tales como el fatalismo, la abulia y la resignación. Se puede apreciar en su literatura un elemento muy particular de la poesía chilena que comenzaba a elaborarse de manera más definida y clara: la tendencia a contar historias.
Utiliza un lenguaje coloquial e irónico, aunque también por sus poemas espejea la melancolía y el dolor. Hay rebeldía, cierto lirismo y muchos han visto en él un antecedente de Nicanor Parra. Pezoa Veliz canta a «la provincia triste y desnuda, de invierno y miseria. Rasgo relevante de sus textos son los temas del fatalismo, la resignación y la abulia, propios del pueblo chileno» (Nain Nomez). En su afán utilizó diversos seudónimos, como Juan Pereza, Pedro Gringoire, Juan Chambergo, Veliz Nilis, Juan Cachimba, El Acriminao, Morucho, Juan Mauro Bío Bío.
Escribió poemas, cuentos y artículos en diarios y revistas. Sus escritos se publicaron en Instantáneas, La Liras Chilena, Chile Ilustrado, Zigzag, El Búcaro Santiaguino, Pluma y Lápiz, Luz y Sombra. Colaboró en el diario La Voz del Pueblo de Valparaíso y ejerció el periodismo en La Comedia Humana de Viña del Mar. Cuatro años después de su muerte, su obra fue rescatada de los periódicos por Ernesto Montenegro y publicada en 1912 bajo el título Alma Chilena, nombre tomado de uno de los poemas. Otras obras son: Campanas de Oro (1921) y Poesías y Prosas Completas (1927), ambas publicadas póstumamente.
Existen muchos estudios sobre la vida y la obra de este gran poeta. Nicomedes Guzmán lo define como un escritor naturalista. Encuentra en él una primera época romántica y otra modernista. Para Juan Villegas, Pezoa Véliz es el precursor de la poesía de orientación social. Paulus Stelingis señala que es un artista absolutamente modernista pero con algunos rasgos románticos, que se vale del naturalismo por su realismo temático. En realidad, su poesía ha sido y sigue siendo influyente porque supo incorporar los elementos de una sociedad heterogénea, propia de la modernidad, que comenzaba a gestarse en Chile. Es así que en él se pueden encontrar los antecedentes más cercanos a los grandes poetas chilenos que surgirán en el Chile del siglo XX, entre los cuales habrá dos Premios Nobel.
Una de las características más apreciables de Pezoa Véliz es la incorporación del habla popular y de los temas propios de este ambiente sin una connotación “ideológica”, sino como quien observa una cruda realidad y se refiere a ella de manera directa, con un lenguaje sencillo pero, a la vez, impactante.
Sus mayores éxitos
Sin duda alguna el común recuerda con especial deleite dos de sus más populares poesías: «Tarde en el hospital» y «Nada». La primera es una joya por su síntesis y atmósfera que recrea. El segundo ya es más completo en el sentido que existe un relato, hay una suerte de irónico cavilar sobre la indiferencia de los mortales, se suceden escenas y cierto nudo dramático. Un poco de humor, pero, por sobre todo, un aire de tristeza y nihilismo que captura y hace pensar, especialmente el final. Eso en lo popular.
Tarde en el Hospital
Sobre el campo el agua mustia
cae fina, grácil, leve;
sobre el campo cae angustia:
llueve.
Y pues solo en amplia pieza
yazgo en cama, yazgo enfermo,
para espantar la tristeza,
duermo.
Pero el agua ha lloriqueado
junto a mi, cansada, leve;
despierto sobresaltado;
llueve.
Entonces, muerto de angustia,
ante el panorama inmenso,
mientras cae el agua mustia,
pienso.
Nada
Era un pobre diablo que siempre venía cerca de un gran pueblo donde yo vivía; joven, rubio y flaco, sucio y mal vestido, siempre cabizbajo… Tal vez un perdido! Un día de invierno lo encontraron muerto, dentro de un arroyo próximo a mi huerto, varios cazadores que con sus lebreles catando marchaban… Entre sus papeles no encontraron nada… Los jueces de turno hicieron preguntas al guardían nocturno: éste no sabía nada del extinto; ni el vecino Pérez, ni el vecino Pinto. Una chica dijo que sería un loco o algún vagabundo que comía poco, y un chusco que oía las conversaciones se tentó de risa… Vaya, unos simplones! Una paletada le echó el panteonero; luego lió un cigarro, se caló el sombrero y emprendió la vuelta…! Tras la paletada, nadie dijo nada, nadie dijo nada!….
En el análisis literario propiamente tal, los críticos literarios y estudiosos académicos han profundizado más allá de la cotidianidad, prefiriendo otros poemas, como por ejemplo El pintor Pereza, Pancho y Tomás, Entierro en el campo. En ellos descubren versos sardónicos y agresivos, estereotipos sociales, paradigmas del verso popular, incrustaciones modernistas, naturalismo solaciano, coloquialismo criollo y crítica social.
Por ahí circulan expresiones que identifican a Pezoa Veliz como el periodista y poeta del pueblo de Chile o la primera revelación del alma popular. Pasó a la posteridad, en todo caso, con los dos poemas que se citan al principio y que no faltan en ninguna antología de poesía chilena.. Allí está la cumbre de su labor literaria.
Libros publicadosEn vida no vio su afán convertido en libros. En 1911 el escritor Ernesto Montenegro reúne y publica por primera vez sus poemas en un libro titulado Alma Chilena. Posteriormente Armando Donoso aglutina poemas, cuentos y artículos periodísticos con el título Campanas de Oro (1927). Más adelante, otro escritor, Nicomedes Guzmán publica Antología de Carlos Pezoa Véliz (1957).Carlos Pezoa Véliz
A una morena
Tienes ojos de abismo, cabellera
llena de luz y sombra, como el río
que deslizando su caudal bravío,
al beso de la luna revebera.
Nada más cimbrador que tu cadera,
rebelde a la presión del atavío…
Hay en tu sangre perdurable estío
y en tus labios eterna primavera.
Bello fuera fundir en tu regazo
el beso de la muerte con tu brazo…
Espirar como un dios, lánguidamente,
teniendo tus cabellos por guirnalda,
para que al roce de una carne ardiente
se estremezca el cadáver en tu falda..
—
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Luis E. Aguilera
Director Nacional
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Sociedad de Escritores de Chile (SECH),
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La Serena – Chile
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Me encanta Pezoa Véliz, ¿ existen poemas populares que se le atribuyan a Carlos Pezoa como por ejemplo ,algunas estrofas que apenas recuerdo «Entre tu casa y mi casa hay un muro de silencio, de cal de arena y de ortigas , de viento , de madreselvas obscuras y de vidrios en acecho, un muro para que nunca lo pueda saltar el pueblo que guarda nuestros secretos»… y es muy largo » ayer te vi besar a mi niño , a mi niño el más pequeño y como lo besarías» » llegué corriendo a mi casa, alcé a mi niño del suelo y sin que nadie me viera, como un ladrón al acecho , mordí en su cara tu beso «Estos versos que más o menos recuerdo ¿ SON DE ÉL ?
Ni siquiera recuerdo el n ombre del poema. Otra poesía popular que no sé si es de el dice : » Hace ya mucho tiempo que el dolor de la carga ha curvado mi espalda y a astillado mi hombro». » Fue una noche azul de Verano en que sus ojos suplicantes te dijeron…etc,, etc.. más adelante dice «PERO TU NO ESCUCHASTE SU PLEGARIA BENDITA HECHA EN LÁGRIMAS Y EN CLAMOR, SE PERDIÓ SOLLOZANTE EN LA NOCHE INFINITA Y SUS OJOS CERRASTE PARA SIEMPRE JAMÁS». Estos poemas me lo aprendí muy niña y los recitaba en los lugares donde estudiaba, recuerdo haber nombrado a este interesante autor. Lo mismo para el recordado Nicomedes Guzmán, cuya lectura formó parte del ser que soy hoy, de frente por la vida…¡Hermosos recuerdos han salpicado memoria, trayéndome un balde de refrescante sabiduría sana del pasado, Gracias por este momento.
Querida Libertad: Dos de los poemas que mencionas son de Rafael de León, gran poeta andaluz , que además le puso letras junto con Quiroga y Quintero a las canciones españolas más famosas de mediados del siglo 20. (Ojos Verdes, por ejemplo) El otro poema (Hace ya mucho tiempo)es de Alejandro Flores chileno, dramaturgo, actor y poeta chileno autor de La Pérgola de las Flores. Los dos son tipos muy notables.
Gracias Luis Aguilera por hacernos recordar a esa gran persona que fué Carlos Pezoa Veliz
Salvador me dijo una vez,se fué el poeta ese año 1908 y ese año yo naci.
Tenía 9 años cuando mi padre me llevó a un acto en el Teatro Caupolican para recordar a los caidos en la guerra civil española.Participó un coro integrado por personas de todas la edades y en su mayoría gente obrera y ese coro dirigido por el poeta Neruda quien me invitó a participar,
por vez primera en mi vida conocí un poema de Pezoa Veliz
«Canto a la pampa la tierra triste ,reproba tierra de maldición,que de verdor jamás se viste ni en lo más bello de la estación….la letra y la música ya con mis 83 años la canto a mis hijos,nietos y nietas aqui en España….
Gracias Olguita, me alegra que me hayas sacado de mi ignorancia poética , agradecida por tu amabilidad y por ese espíritu que tienes de solidarizar tus conocimientos, ¡gracias!.Me alegra la lucidez del señor Héctor Felipe Ortega quien narra en forma breve hitos tan importantes que forman el patrimonio de su memoria. Yo seguiré pensando y buscando en mi memoria hasta encontrar algún pequeño trozo de poesía recitado alguna vez por mi cabeza loca…. ¡ gracias !..