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La vida de una mujer del montón

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Se llama Jovita y debe tener unos 42 años.  La veo todos los días en el edificio donde vivo, con un trapero limpiando el suelo blanco, con guantes de trabajo sacando unos enormes tarros de basura o en la conserjería haciendo un turno.

Hace un año y medio que vivo aquí y hemos tenido una rotativa de empleados y administradores y el único rostro que permanece constante es el de ella.  Su nombre es la versión femenina de Jove, que es como los romanos llamaron  también a Júpiter o al Zeus griego,  el Rey del Panteón de Dioses, el Dios del Cielo, el gran benefactor, que magnifica lo que toca, el dios cachondo que engañaba a su esposa Hera y se disfrazaba de cualquier cosa para seducir a las doncellas, siempre joven y jovial.

Entablé contacto con ella la Navidad pasada, cuando le hice un regalo a los trabajadores del edificio, porque siempre han sido muy atentos y cariñosos y me cuidan, cosa que yo agradezco mucho.  La reencontré ahora para el 18, por la misma razón y la noté muy frágil en lo emocional y sus ojos se llenaron de lágrimas porque le hice un regalito dieciochero.  Seguí indagando acerca de que es lo que le sucedía y me contó su historia, que no por repetida es menos impactante.

“Mi hija, que vive conmigo está embarazada”  me confidenció.  Bueno, le dije,   ¿Y por qué no se cuida? (Pregunta impertinente que uno siempre hace)   Me dijo:  “Las pastillas le subían la presión y se las prohibieron en el consultorio”  Y el padre, pregunté,  “Es un menor de edad  del que no se supo más”  La cosa se iba poniendo peor.  “Y además vivo con mi mamá que tiene cáncer”  ¿Y qué edad tiene su hija? “ 22 años.”

Bueno, le dije,¿ Y no le plantó una cachetada, por lo menos?  (Otra estupidez que me mandé)  “Si” me dijo,” hubiera querido matarla”.  Y se  pone a llorar en mi hombro como una niña chica.  “Es que además mi hija tuvo mellizas a los 16 años”   Entonces saqué la cuenta que estaba manteniendo a 5 personas, incluyéndose a ella y que ahora iban a ser seis.

¿Y su hija tiene padre? “Nosotras somos abandonadas.  Mi padre abandonó a mi madre cuando yo tenía 6 años.  Mi marido nos abandonó y nunca se ha interesado por mi hija”.

¿Y cuánto le pagan aquí? “ 179.000 pesos, de los cuales me gasto 40.000 en locomoción.”  Y lloraba abrazada a mí.  “No sé qué hacer. Pensé en matarme, en el consultorio me tienen con Alprazolan y un ansiolítico, porque no puedo dormir, y tengo que trabajar. Estoy tan cansada”

179.000 pesos por hacer el aseo de 16 pisos, sacar la basura etc  ¿Seguro que no existe la esclavitud en Chile?

Traté de calmarla y le prometí ayuda. Pero  en estos contactos me contó otra cosa; que tanto ella como su hija habían sido abusadas siendo niñas.  Su hija por su abuelo paterno al que su abuela dejó cuidando a la niña de 6 años. “¿Sabe?  Quise matar al viejo, me lo tuvieron que quitar de las manos.  Lo maldecí, le desée la muerte y el padre de mi hija dijo: “ Yo lo perdono porque es viejo….”   Así de magnánimo.

Esto me explica el tipo de personalidad  de estas mujeres, frágiles, expuestas a seguir siendo abusadas por el prójimo.   La desesperanza y la desconfianza que las lleva a la desesperación en un mundo que  se vive como caótico y amenazante y que las expone al cáncer y a la fragilidad mental.

“Mi hermano se colgó de un árbol” me contó, “por eso odio los árboles.  Pero yo pensaba hacer lo mismo.”

¡Ay Jovita! ¿Qué hemos hecho contigo los seres humanos?  ¿Qué hacemos todos los días con las Jovitas de este mundo?  Niñas frágiles, expuestas a la miseria y el dolor, mujeres sobrecargadas de responsabilidades tratando de ser dignas, de mandar a sus retoños al colegio, de andar limpiecitas, de no faltar a sus deberes. Madrecitas que apenas pueden protegerse a sí mismas a las que se les pida que protejan a otros.

¿Podrán estas madrecitas  “elegir” en términos académicos y económicos el colegio al que enviarán a sus hijos?  ¿Están capacitadas estas personas para hacer elecciones racionales con objetivos claros, con  el discernimiento que exigen los supuestos de la teoría económica? Por supuesto que no.  Y por eso que las teorías económicas libre mercadistas fallan estrepitosamente, porque no incluyen al ser humano común y corriente de la mayoría de los pueblos, emocionalmente frágil y económicamente precario.

Lo que me queda claro de tanto dolor, es que no es el destino ni Dios el que lo provoca.  Somos los seres humanos los responsables del dolor en la sociedad  humana, y somos los únicos que podemos resolver el tema.  La enfermedad, la muerte y las catástrofes naturales son parte del vivir en la tierra, pero el dolor, el abuso con el más débil, la falta de consuelo, la indefección de las mujeres condenadas a parir porque las violaron, o porque tuvieron cinco minutos  de caricias y de sexo en que vistieron a cualquier macho de príncipe azul, es algo que no tiene nombre.  El destrozo psíquico  de las niñas abusadas a veces no tiene remedio.  Porque es viejo, debe haber tenido 40 años el abuelito, abusó de la nieta de seis y su amante hijo, lo perdonó.  Y las secuelas siguen por generaciones.

Y una escucha estas historias todos los días, porque las mujeres están empezando a hablar, a contar sus vergüenzas.  Padres, tíos, hermanos y abuelitos, el amigo de la familia, el chofer del bus del colegio, que se habían escudado detrás del escándalo del curita de la parroquia, que era más vistoso y había una institución a quién echarle la culpa.

Estoy indignada porque nosotros entre nosotros nos hacemos la vida indigna y no nos dignificamos mutuamente.  Y para eso no necesitamos un dictador malvado ni unos torturadores especializados, ni un sistema capitalista despiadado.  Lo hacemos solitos, en nuestras casas y todos los días.  Por supuesto que los elementos nombrados acentúan nuestros dolores,  ya que los torturadores de todos los días encuentran trabajos remunerados en épocas de dictadura. Pero también las instituciones nos sirven de chivos expiatorios para tapar nuestras ofensas diarias de falta de compromiso, de abuso con menores, de irresponsabilidad, de violencia con los más débiles. ¿ Y le queremos pedir a las instituciones lo que las personas no podemos dar? Si las instituciones las forman las personas, y no son mejores que éstas.

Por supuesto que trataremos de ayudar a la Jovita en lo que necesita con más apuro,  pañales, ropa, y cuna, porque se puede hacer.  Pero, ¿Quién se hace cargo de contenerla en el peso de su existencia?  Porque esto no para aquí.  Ella como jefa de familia está sola y tendrá que enfrentar no solo sus propios demonios sino que el curso de la enfermedad de la madre, la mantención de tres nietas y una hija con problemas tales, que no es confiable y todo esto en medio de un sistema que cada día está más centrado en la individualidad y en el olvido de la palabra compasión.

Octubre 2011

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6 Comentarios

  1. Alberto

    El 80% de los delitos de connotación social tiene autor conocido y los ilícitos se dan en su gran mayoría en su propio hogar o casas de amigos o familiares . Lamentablemente la cifra negra (delitos no denunciados) es muy alta, los últimos años se ha tendido a revertir y ojalá que prontamente la cifra negra disminuya . Ahora lo de padre o esposo abusador, no es extraño , se opta por el proveedor en desmedro del abusador y ello ocasiona que los casos no lleguen a la justicia. El artículo es tremendamente interesante y creo representa a muchas mujeres que han pasado por lo mismo. Hoy la PDI a través de su Jefatura de la familia o algo así, se acerca a los colegios y se interactúa con menores y ello ha posibilitado que la justicia actúe a la inversa, es decir, la víctima menor de edad ha posibilitado descubrir a los victimarios y también a la victimaria secundaria, es decir, a quién sabiendo de anomalías, por un modo u otro las ha callado y con ello agravado el dolor de la o las víctimas.

  2. libertad joan

    Olguita : Leo tu artículo, me cruzo de brazos y en vez de pensar en las jovitas chilenas, pienso en Olga y me dan ganas de decirle que esa es la realidad de miles y miles de niñas que hoy son madres, abuelas y llevan en sus vidas esas marcas y se reproducen una y otra vez esas mismas situaciones. Las niñas cuentan a través de lo que escriben cuando son alumnas de 5to. o 6to básico a través de trabajos en clases, privados y no para ser leídos en voz alta, luego sus madres cuentan lo que a ellas les ha ocurrido casi en esas mismas edades, entonces el corazón de la que escucha esta forma de vivir de otros seres humanos en Chile, nos hace ser rebelde contra todo lo que está establecido. Trabajé por años en sectores muy vulnerables en Chile ¡ si tú supieras! Pero me gusta con la delicadeza que lo has descrito.

  3. RAMON SAEZ

    Esta realidad de Chile y sus familias excluìdas en lo social y en lo cultural, es la cosa que màs me saca de mis casillas al ver» algunas iniciativas pùblicas que hablan de aumentar la natalidad» en un paìs dònde el flagelo de la ignorancia, de la mojigaterìa ancestral de la Iglesia y las Instituciones a caràcter religioso ,màs desde el mismo Ejecutivo que promueve «màs nacimientos» y sin se atacar a la causa ni al
    origen de tanto niño o niña nacidos en condiciones de salvajismo e ignorancia . Pobres, mal educados, mal enseñados y pràcticamente hijos de violadores o ignorantes
    que no tienen idea de las consecuencias que traeràn por vida de estos inocentes.
    Las familias,las mujeres y los Poderes Pùblicos deben sentarse a una Tabla Redonda y parar ésta vergüenza nacional de nacimientos de gentes perdidas o de esclavos
    del siglo XX1.

  4. Alfredo

    Y mientras tanto los no encapuchados de las AFP ganan millones y millones…, por cobro de comisiones, le llaman. Lo digo tan sólo para dar un ejemplo de por qué sufre Jovita. Mientras unos pocos roban, el resto paga las consecuencias por un modelo heredado de la dictadura; el cual fue hecho a la medida de los asaltantes de cuello y corbata, y que no han querido darse cuenta de tanta miseria que han sembrado. (No toda aberración es sólo (ni) producto de la pobreza, por si acaso).

    PD Libertad: tienes razón (cuando en otro artículo) reclamabas que cuesta comentar ahora aquí. Es verdad y- seguramente- muchas personas no lo hacen porque los numeritos y las letras que se deben insertar cuesta (un poco) ver.

  5. Mario Céspedes

    Compasiva descripción de una situación mucho más frecuente de lo que queremos créer. Un análisis razonable puede permitir proponer una solución :
    1 Si las « pastillas » no le convienen ¿Por qué el médico no le indicó el dispositivo intrauterino o el condón ? Una causa posible es la influencia de la Iglesia Católica que convendría evitar. A los 22 años una mujer tiene derecho a tener una vida sexual y afectiva satisfactoria sin tener por eso un embarazo no deseado.
    2 Si la hija tuvo mellizas a los 16 años es porque su madre no la informó sobre la vida sexual. Los adolescentes precoces tienen su primera relación sexual , que puede ser reproductiva, a los 13 años.
    3 Tres generaciones de mujeres abandonadas con sus hijos por sus compañeros sexuales. El machismo consistent en la discriminación de la mujer mantenido por los dirigentes religiosos y políticos de derecha, los elementos que menos evolucionan de la sociedad. (Sigue)

  6. Mario Céspedes

    4 Un salario de 179 000 pesos mensuales (4370,64 dolares USA al año) con un gasto de transporte de 40 000 pesos, para 6 personas, es decir 23 166,7 pesos mensuales o 772,2 pesos o 1,47 dólares USA diarios por persona no permite subsistir.
    Según la Organización Internancional del Trabajo el salario mínimo legal en Chile es 172 000 pesos/mes : Jovita tiene un salario legal pero injusto. El número promedio de personas por hogar es 3,3 en Chile. Millones de chilenos deben así vivir con 52 121,2 pesos mensuales o 1 737,4 pesos (3,54 dólares USA) por persona y por día o con menos puesto que a medida que el ingreso disminuye el número de hijos aumenta.
    Conclusión : La solución del problema de Jovita y de millones de chilenos es una distribución justa del alto ingreso per capita de Chile, 14 376 dólares USA (2011) que permita mejorar la educación y la protección social para conducir la vida de manera más razonable, solidaria y satisfactoria.

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