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No a las soluciones cupulares a espaldas de los estudiantes y los profesores

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A propósito de la avalancha de buscadores de diálogos y de las soluciones a la crisis de la educación, ojo con esto, no dudo que entre los convocantes hay personas transparentes y que actúan de buena fe. Es indudable que en la hora actual es un deber sumar fuerzas, de eso no caben dudas, pero que esto no signifique mediatizar un conjunto de reivindicaciones justas de los estudiantes, que son sentidas y compartimos la mayoría de los chilenos y que son  decisivas para el futuro  de millones de jóvenes en este país.

Desgraciadamente la historia de Chile nos entrega antecedentes suficientes como para tener ciertas reticencias con los buscadores de diálogos y consensos cupulares, mas aún si se está discutiendo un asunto que toca el corazón del sistema económico y el bolsillo de los especuladores. Se ha puesto en cuestión la legitimidad del sistema político y de la democracia representativa, una situación que hará surgir irremediablemente alianzas  abiertas y secretas, como ha sucedido en el pasado, destinadas a impedir el cambio y para asegurar la legitimidad política del modelo neoliberal legado por la dictadura, así como también impedir el impulso democrático que exige participación.

Nos pasó a nosotros en 1989 los dirigentes de la concertación, no todos, me refiero a los que tenían el poder de negociar con los militares en esa época y a los que avalaron esos acuerdos, quienes se orientaron a “raja tabla” por la política de los acuerdos, llegando a consensos entre cuatro paredes que al final de cuentas nos llevaron a lo que estamos viviendo hoy. En aquella oportunidad se unieron estos con la derecha política y económica, con los militares, con la cúpula de la iglesia ( hoy bien desprestigiada como para levantar una voz de mediación) con los llamados socialistas “renovados”, cubriendo un amplio espectro político cuyo objetivo fue al final de cuentas, dejarnos atrapados entre un modelo económico escandalosamente inequitativo, desigual, abusivo y el legado político-institucional pinochetista.

Por eso resulta muy válida la pregunta que nos hacemos muchos chilenos sobre la transición democrática, sobre el contenido y la formas de los pactos abiertos y secretos que al final de cuentas salieron victoriosos sin hacerle tan siquiera un rasguño al sistema económico y que creó por añadidura, una “clase” política que adolece hasta hoy, de una falta de voluntad para realmente democratizar el sistema político creado por Pinochet.

Pero como en este país vivimos de eufemismos, donde el discurso de olvidar el pasado es compartido por los que están en el poder y en donde rara vez la historia se ha contado como es, seguramente que la “centro derecha”, en la practica herederos de Pinochet,  con la “centro izquierda” que ha perdido su identidad política, intentarán encontrar la forma de «cambiar todo para que nada cambie» y que todo siga igual, justificándose y adulándose mutuamente. Me vino a la memoria el ultimo desaguisado de la concertación, cuando la Presidenta Bachelet le entregó una condecoración en calidad de ‘Héroe de la Paz’, a Patricio Aylwin y agradeció al ex ministro del Interior de la dictadura, Sergio Onofre Jarpa, por su “generoso patriotismo y aporte en la transición a la democracia”.

A esto contribuye que la prensa nacional, regional y la TV de Chile, son actualmente medios de propiedad y adscritos a la visión político económica neoliberal, algo que también se lo debemos a los primeros gobiernos concertacionistas. De lo poco que se sabe es que  antes de entregar la administración al primer gobierno de la Concertación a principios de 1990, el gobierno Pinochet-UDI-RN realizó una corrupta maniobra para licuar los enormes pasivos con el Banco del Estado del duopolio El Mercurio-Copesa, con el objeto de dejarlos en una situación protegida frente a posibles amenazas financieras del nuevo gobierno democrático.

Al mismo tiempo personeros del gobierno de la Concertación en 1991, enunciaron explícitamente una política aparentemente neutral frente a los medios, lo que en la práctica significó llegar a un servil y utilitario modus vivendi con el duopolio neoliberal de El Mercurio y Copesa, creado en dictadura por la vía de privilegiarlos en la publicidad estatal y paradojalmente iniciar una verdadera operación de liquidación de la prensa alternativa que se había opuesto a la dictadura y también a los pocos medios de tendencia crítica que fueron surgiendo. Esto fue la confirmación de la renuncia a cualquier intento de crear una base crítica de opinión destinada a cambiar la institucionalidad heredada de la dictadura, así eliminaron a Fortín Mapocho, a la Revistas Análisis, Cauce, al diario La Época, Diario Siete, Página Abierta entre otros.

Por eso es que se pudo instalar sin contrapeso el discurso mentiroso que en todos los ámbitos ha intentado limpiar la cara a la derecha pinochetista, un discurso al final del tiempo compartido por algunos dirigentes de la Concertación. El ejemplo mas claro es el cuento que la dictadura militar sacó a Chile de la crisis económica creada en el gobierno de la UP, haciéndose eco de lo que el dictador asevero en alguna oportunidad: «Cuando tomamos el gobierno, el país estaba al borde del precipicio y…gracias a nuestra política ¡ha dado un salto adelante!», ubicando, según afirmaron en distintas oportunidades tanto próceres concertacionistas y pinochetistas, al país en un impulso modernizador y en la línea de los países desarrollados.

Lo mismo sucedió con la desnacionalización del cobre algo que se consolidó no en el gobierno dictatorial sino que en democracia, la Ley 18.985 de junio de 1990 es la que realmente lo permitió, eximiendo del impuesto a la renta la venta de pertenencias mineras Creó el costo de pertenencia, que puede ser cargado como gasto y, fundamentalmente, cambió la tributación de la gran minería desde renta presunta a renta efectiva, vale decir, se paga tributación sobre las utilidades entre muchas otras medidas, permitiéndole a las transnacionales maquillar sus balances, de forma de ocultar utilidades.

Por todo esto, que falta el hace a Chile una izquierda que represente realmente los intereses del pueblo trabajador, que construya el país desde su historia y sin complejos, como es  reconociendo sus éxitos y errores con fuerza e hidalguía. Puedo ser un soñador o un idealista como se dice a cualquiera que piense distinto, (en el mejor  de los casos) pero no creo que se haya extinguido ni mucho menos el sueño o la aspiración por una utopía.

En este sentido veo y siento en estos nuevos dirigentes estudiantiles la fuerza vinculada a unas aspiraciones que les hace distintos, porque fueron capaces de surgir diferenciándose de los nuevos tiempos, sin perder la sensibilidad ante el sufrimiento de las personas y se han hecho parte de ello. Este país tiene una larga lista de hombres y mujeres que han luchado entregando todo de si, por una vida y una sociedad donde el ser humano pudiera recuperar lo mas apreciado y esencial para la vida, «por volver a ser considerado como un ser humano».

Sin que esto se interprete de manera equivocada, creo que ninguno de aquellos lideres que lucharon de verdad en contra de la dictadura, tampoco la izquierda, llegó a la Moneda en el año 1989_90, con lo cual nuestras banderas de una asamblea Constituyente y de un plebiscito vinculante para cambiar la Constitución; de nacionalizar nuestras riquezas principalmente el cobre; de fortalecer el estado y sus responsabilidades económicas y sociales irremplazables; de una educación vinculada a la necesidades y del desarrollo nacional; de una educación publica gratuita y de calidad; de un NO rotundo a la impunidad, fueron acalladas y simplemente olvidadas.

Ojala que la acción valiente, unitaria y transparente de  los estudiantes sirva de lección para unir fuerzas, para que se empiece a organizar una izquierda de verdad, que no excluya y que actúe sin sectarismos en beneficio  de los  intereses del país. Se necesitan ideas distintas que hagan contrapeso  a la especulación y al abuso económico y político al cual estamos sometidos, durante años se ha instaurado un tipo  de gobierno que solo se presta para hacer funcionar el sistema económico, una verdadera dictadura del capital sobre los ciudadanos, haciendo de la democracia representativa un  vulgar saludo a la bandera, sin peso ni apego a la ciudadanía.

Por eso es valido el llamado a un plebiscito ( plebiscitum llamada o convocatoria a la “plebe” ), que es una consulta en la que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía y sobre todo para una Constitución democrática.

Hace unos días el Diputado Sergio Aguiló denunció a la opinión pública una reunión privada entre el Ministro de Educación, ex Ministros de Educación y expertos de los gobiernos de la concertación. Quienes bajo la lógica que ha imperado en este país desde hace 20 años, intentan buscar acuerdos cupulares a puertas cerradas y a espaldas en este caso del Movimiento estudiantil, para intentar salir  de la crisis del sistema de educación.

Los mismos expertos quienes intentaron durante el mandato de Lavín asesorarle con propuestas técnicas para maquillar lo imposible, aparecen ahora, José Joaquín Brunner, Mariana Aylwin, Sergio  Bitar, el representante de 2020 y José Pablo Arellano, con la intención de pavimentar una negociación para que el congreso legisle sin la participación de los estudiantes y profesores, en leyes que no les interpretan y que no recogen el sentir de los estudiantes y la ciudadanía.

Son unos cuantos los que se quieren subir ahora al chorro de los inconformes e indignados de este país, movimiento que encabezan los estudiantes, pero para que nadie se llame a engaño, son los mismos que mientras en este país se devaluaba, se achicaba el Estado y se comercializaba con la salud y la educación, se mezclaban con los especuladores para obtener migajas que  les mantuvieran en el pulpito del poder.

Una vez mas entonces todo el apoyo a los estudiantes y a sus demandas, para en primer termino garantizar la educación como un derecho universal para todas las personas que viven en el país, un derecho de todos que la sociedad asume como una obligación, en la cual sus profesores y alumnos pasan a ocupar un lugar central en el desarrollo del país. Una educación publica y de calidad, porque en una sociedad cuando no hay una educación publica no hay democracia como forma de vida, así de simple, ya que no se garantiza la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Cabe añadir los principios de laicidad, igualdad de acceso, la no discriminación sexual, racial o religiosa y el equilibrio de los programas educativos entre la ciudad y el campo. Un sistema de calidad que supere el reduccionismo eficientista económico, el juicio de la eficiencia no se puede realizar solo a partir de criterios que salen de la lógica económica, sino que a partir de criterios que se originan en la lógica pedagógica.

Un sistema educativo en el cual la calidad sea reconocida en referencia a los observadores internacionales —la UNESCO, la UNICEF, la OMS, el PNUD, la FAO, organizaciones no gubernamentales y expertos especialistas independientes.

Para lograr esto es necesario que los consensos sean construidos a través de un dialogo con los actores, los estudiantes, los profesores y los trabajadores de la educación, las familias y sus intereses y un camino democrático es la realización de un plebiscito vinculante. El que a diferencia de lo que piensa la derecha, que es un acto subversivo, consagra un derecho humano fundamental que tienen todos los ciudadanos a participar y a decidir sobre aquellas materias trascendentales para la nación y para sus vidas.

-El autor, Dr. Enrique Villanueva Molina, es académico y Vicepresidente del Centro  de Estudios Exonerados Fuerza Aérea 1973, CEEFA

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1 Comentario

  1. juan R. Fernandez

    Más Allá de que si estoy en completa síntonia con lo que escribe el Doctor Villanueva, creo es de una tremenda verdad denunciar que toda nuestra institucionalidad consensuada no es más que un maquillaje que se pintó en los últimos 20 AÑOSpara consagrar la injusticia y las tremendas desigualdades económicas y sociales. Gracias por denunciar la complicidad de algunos mienbros de la Concerta. que una vez más se alinean con el Neoliberalismo.
    No nos equivoquemos donde están nuestras banderas y caminos a seguir: La democratización de toda la sociedad chchilena.

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