Después de 93 años, estoy cerca del final. El final para mi
ya no está muy lejos. Pero todavía permítanme recordar a otros que actuaron
basados en mi compromiso político. Fueron los años de resistencia a la
ocupación Nazi — y el programa de derechos sociales elaborado hace 66 años
atrás por el Consejo Nacional de la Resistencia.
Es a Jean Moulin [miembro asesinado del Consejo] a quien le
debemos como parte de este Consejo, la unidad de todos los elementos de la Francia ocupada — los
movimientos, los partidos, los sindicatos — para proclamar su membresía en la Francia combatiente, y le
debemos esto al único líder que lo reconoció, el general Charles de Gaulle.
Desde Londres donde me uní a de Gaulle en Marzo de 1941, aprendí que este
Consejo había completado un programa lo adoptó el 15 de Marzo de 1944, que
ofrece para la Francia
liberada un grupo de principios y valores en los que descansaría la moderna
democracia de nuestro país.
Estos principios y valores los necesitamos más que nunca. Es
hasta que nosotras lo veamos, todas juntas, que nuestra sociedad se vuelva una
de la que estemos orgullosos, no esta sociedad de inmigrantes sin papeles —
expulsiones, sospechas respecto a los inmigrantes. No esta sociedad donde se
cuestiona la seguridad social y los planes de pensiones y salud nacionales. No
esta sociedad donde los medios masivos están en manos de los ricos. Son cosas
en las que nos habríamos negado a ceder si fuesemos los herederos verdaderos
del Consejo Nacional de la
Resistencia.
Desde 1945, después de un horroroso drama [La 2ª Guerra]
hubo una ambiciosa resurrección de la sociedad a la que el mismo remanente del
contingente del Consejo de la
Resistencia se dedicó. Recordémosles mientras creaban un
programa de salud nacional y de pensiones tal como la Resistencia quería,
como su programa estipulaba, "un plan completo de salud nacional y
seguridad social, apuntado a asegurar a todos los ciudadanos y ciudadanas los
medios de subsistencia cuando sea que estén incapacitados para encontrar un
trabajo; una jubilación que permita a los viejos trabajadores terminar sus días
con dignidad."
Las fuentes de energía, electricidad, y gas, minas, los
grandes bancos, fueron nacionalizados. Ahora esto fue como el programa
recomendaba: "… el retorno a la nación de los monopolizados medios de
producción, frutos del trabajo común, fuentes de energía, riqueza de las minas,
de compañías de seguros y de los grandes bancos; la institución de una
verdadera democracia económica y social involucra la salida de los grandes
feudos económicos y financieros de la dirección de la economía."
El interés general debe dominar sobre los intereses
especiales. El hombre justo cree que la riqueza creada en la esfera del trabajo
debe dominar sobre el poder del dinero.
La
Resistencia propuso, "una organización racional de la
economía asegurando la subordinación de los intereses especiales a los
intereses generales, y la emancipación de los "esclavos" de la
dictadura profesional que fue instituída en los estados facistas," que
había usado el gobierno interino [por dos años después de la guerra] de la
república como un agente.
Una verdadera democracia necesita una prensa independiente,
y la Resistencia
lo sabía, lo demandaba, defendiendo "la libertad de prensa, su honor y su
independencia del Estado, el poder del dinero y la influencia extranjera."
Esto es lo que alivió las restricciones a la prensa desde 1944. Y la libertad
de prensa está definitivamente en peligro hoy.
La
Resistencia solicitó una "real posibilidad para que
todos los niños y niñas franceses se beneficien de la más avanzada
educación" sin discriminación. Las reformas ofrecidas en el 2008 van
contra este plan. Jóvenes profesores y profesoras, cuyas acciones apoyo,
llegaron al extremo de negarse a aplicarlas, y vieron sus salarios reducidos
como forma de castigo. Se indignaron, "desobedecieron", juzgando esas
reformas demasiado alejadas del ideal de una escuela democrática, muy al
servicio de una sociedad de comercio y no desarrollando la mente inventiva ni
crítica suficiente.
Todas las fundaciones de la conquista social de la Resistencia están
amenazadas hoy.
El motivo de la Resistencia:
Indignación.
Alguno se atreverá a decirnos que el Estado no puede
afrontar los gastos de estas medidas para ciudadanos nunca más. ¿Pero cómo
puede existir hoy una falta de fondos para apoyar y extender estas conquistas
si la producción de riqueza ha aumentado considerablemente desde el periodo de la Liberación cuando
Europa estaba en ruinas? Al contrario, el problema es el poder del dinero, tan
opuesto por la Resistencia
y el gran hombre egoísta, con sus propios sirvientes en las altas esferas del
Estado.
Los bancos privatizados de nuevo, han probado estar más
preocupados de sus dividendos y de los altos sueldos de sus líderes que del
interés general. Esta disparidad entre los más pobres y los más ricos nunca
había sido tan grande, ni amasar fortunas y la competición tan incentivado.
¡El motivo básico de la Resistencia fue la
indignación!
Nosotros, los veteranos de los movimientos de resistencia y
de las fuerzas de combate de la Francia Libre, llamamos a la generación joven a
vivir, transmitir, el legado de la Resistencia y sus ideales. Les decimos: Tomen
nuestro lugar, ¡Indígnense!
Los líderes políticos, económicos e intelectuales y la
sociedad no tienen que ceder ni permitir la opresión de una dictadura
internacional real o de los mercados financieros que amenazan la paz y la
democracia.
Deseo para todas las personas, para cada una que tengan sus
propios motivos de indignación. Es invaluable. Cuando alguien te atropella como
era atropellado por el Nazismo, la gente se vuelve militante, fuerte y
comprometida. Ellos se unen a este momento histórico y los grandes momentos de
la historia deben continuar gracias a cada individuo. Y este momento conduce a
más justicia, más libertad, pero no a esa libertad ilimitada del zorro en el
gallinero. Los derechos contenidos en la Declaración Universal
de los Derechos Humanos de 1948 son justamente eso, universales.
Si te encuentras con un desfavorecido, siente pena por él
pero ayúdale a ganar sus derechos.
Dos visiones de la
historia
Cuando trato de entender qué causó el fascismo, lo que lo
hizo que tantos fueran dominados por Hitler y el régimen de Vichy, me digo a mi
mismo que los propietarios, con sus egoísmos estaban tremendamente asustados
con la revolución Bolchevique. Se les permitió liderar con sus miedos.
Pero si, hoy como entonces una activa minoría se levanta,
será suficiente; debemos ser la levadura que hace que el pan suba. Ciertamente,
la experiencia de una persona muy vieja como yo, nacida en 1917, es diferente a
la experiencia de la gente joven de hoy en día. Yo a menudo le pido a
profesores la oportunidad de interactuar con sus estudiantes y les digo: No
tienen las mismas obvias razones para comprometerse. Para nosotros resistir era
no aceptar la ocupación alemana, vencer. Esto fue relativamente sencillo.
Simple como lo que siguió la descolonización. Entonces vino la guerra en Argelia.
Era necesario que Argelia fuese independiente, era obvio. En
cuanto a Stalin, aplaudimos la victoria del Ejército Rojo contra los Nazis en
1943. Pero ya sabíamos de las atrocidades stalinistas de 1935, e incluso si era
necesario mantener los oídos abiertos hacia el comunismo para compensar el
capitalismo estadounidense, la necesidad de oponernos a esta insoportable forma
de totalitarismo se había establecido como una perogrullada. En mi larga vida
presencié una sucesión de motivos para indignarme.
Estas razones nacieron menos de una emoción que de un
compromiso deliberado. Como estudiante de una escuela normal [una escuela de
magisterio] fui muy influenciado por Sartre, un compañero de estudios. Su
"La náusea" [Una novela], "El Muro" [Un drama] y "El
Ser y la Nada"
[un ensayo] fueron muy importantes en el entrenamiento de mi pensamiento.
Sartre nos enseñó "Ustedes son responsables como individuos". Ese fue
un mensaje libertario. La responsabilidad de una persona no puede ser asignada
por el poder o una autoridad. Al contrario, es necesario estar involucrado en
el nombre de la responsabilidad de uno como ser humano.
Cuando entré en la
French Ècole Normale Superieure, en la calle Ulm en París en
1939, entré como un ferviente adherente del filósofo Hegel, y adherí al
pensamiento de Maurice Merleau-Ponty. Su enseñanza explora la experiencia
concreta, la del cuerpo y sus relaciones con los sentidos, una gran sensación
singular enfrentada con una pluralidad de sensaciones. Pero mi optimismo
natural que busca que todo lo deseable sea posible, me llevó más bien a Hegel.
El Hegelismo interpreta la larga historia de la humanidad como teniendo un
significado: Es la libertad del hombre progresando paso a paso. La historia se
hace de sucesivos choques y la toma en consideración de los desafíos. La
historia de las sociedades y por lo tanto, de los avances, y al final el hombre
ha alcanzado su plena libertad, tenemos en el estado democrático su forma
ideal.
Este es ciertamente otro entendimiento de la historia. Dice
que el progreso está hecho de "libertad", luchando por "siempre
más"; esto puede ser como si viviésemos en un huracán devastador. Así es
como se lo representaba a un amigo de mi padre, el hombre que compartió conmigo
un esfuerzo por traducir al alemán "En busca del tiempo perdido"
[novela] de Marcel Proust.
Él era el filósofo alemán Walter Benjamin. Había elaborado
una visión pesimista de una pintura de Paul Klee, un pintor suizo, el
"Angelus Novus", donde la cara del ángel abre los brazos para
contener y empujar una tempestad, que él identifica con el progreso. Para
Benjamin, que se suicidaría en Septiembre de 1940 para escapar del Nazismo, el
sentido de la historia es la progresiva dominación de un desastre tras otro.
Indiferencia: La peor
de las actitudes.
Es verdad que las razones para estar indignadas pueden verse
hoy menos claramente relacionadas o el mundo se ha vuelto demasiado complejo.
¿Quién está haciendo el ordenamiento, quién lo decide? No es siempre sencillo
diferenciar entre todas las corrientes que nos gobiernan. No estamos lidiando
con una pequeña elite cuyas actividades pueden ser fácilmente visibles. Este es
un mundo vasto, en el cual tenemos una sensación de interdependencia. Vivimos
en una interconectividad como nunca antes. Pero en este mundo todavía hay cosas
intolerables. Para verlas, es bueno y necesario mirar, buscar. Le digo a los
jóvenes, busquen poco y eso es lo que van a encontrar. La peor de las actitudes
es la indiferencia, decir "No puedo hacer nada contra eso. Ya me las arreglaré
para salir adelante." Por incluirte a ti mismo en esto, pierdes uno de los
elementos que hacen al ser humano: la facultad de indignarse y el compromiso
que es una consecuencia de lo primero.
Ellos y ellas [las personas jóvenes] pueden desde ya
identificar dos grandes desafíos nuevos:
1. La gran brecha que existe entre los más pobres y los más
ricos y que no cesa de crecer. Es una innovación de los siglos 20 y 21. Los más
pobres en el mundo de hoy ganan apenas dos dólares al día. Las nuevas
generaciones no pueden dejar que esta brecha se vuelva mayor. Los reportes
oficiales por sí solos deberían provocar un compromiso.
2. Derechos humanos y estado del planeta: Tuve la
oportunidad después de la
Liberación de participar en la escritura de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, adoptada por la Organización de las
Naciones Unidas, el 10 de Diciembre de 1948 en París en el Palacio de Chaillot.
Fue como secretario privado principal de Henry Laugier, el Secretario General
adjunto de la ONU,
y como secretario de la
Comisión sobre Derechos Humanos que yo con otros participamos
en la redacción de esta declaración. No sabría cómo olvidar el rol en su elaboración de René Cassin, quien fue
comisionado nacional de justicia y educación en el gobierno de la Francia Libre en
Londres en 1941 y ganó el Premio Nobel en 1968, ni el de Pierre Mendès-France
en el Consejo Económico y Social a quien le enviábamos los borradores que
producíamos antes de ser considerados por el Tercer Comité (Social, Humanitario
y Cultural) de la
Asamblea General. Fue ratificado por los 54 estados
miembros en sesión de las Naciones
Unidas y yo lo certifiqué como secretario.
Es a René Cassin a quien le debemos el concepto de
"derechos universales" en vez de "derechos internacionales"
como lo planteaban nuestros amigos estadounidenses y británicos. Esto
[universal en vez de internacional] fue clave porque, al final de la Segunda Guerra
mundial, lo que estaba en juego era lo que iba a ser emancipado de las amenazas
del totalitarismo que había pesado sobre la humanidad.
Para llegar a ser emancipado era necesario obtener de los
estados miembros de la ONU
una promesa de respetar estos derechos universales. Esto fue una forma de
tratar de burlar el argumento de "soberanía total" que cada nación enfatiza
mientras se dedica a provocar violaciones contra la humanidad en su propio
suelo. Tal sería el caso de Hitler quien se sentía con un poder supremo y
autorizó a provocar un genocidio. Esta declaración universal le debe mucho a la
repulsión universal hacia el Nazismo, el fascismo y el totalitarismo — y le
debe un montón, en nuestras mentes al espíritu de la Resistencia.
Tenía la sensación de que era necesario moverse rápidamente
para no ser engañados por la hipocresía que había en la composición de la ONU, algunos que reclamaban
que esos valores ya estaban ganados no tenían intención alguna de promoverlos
fielmente — afirmaban que nosotros tratábamos de imponerles valores en la
declaración.
No puedo resistirme al deseo de citar el artículo 15 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos (1948): "Toda persona tiene el derecho a una
nacionalidad." El artículo 22 dice: "Toda persona, como miembro de la
sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el
esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la
organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre
desarrollo de su personalidad." Y si bien esta afirmación tiene un alcance
declarativo y no legal, ha jugado un papel muy importante desde 1948. Esto
llevó al pueblo colonizado a pelear por su independencia; esto sembró en sus
mentes una batalla por la libertad.
Noto con satisfacción que en el curso de las últimas décadas
ha habido un aumento en las Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) y en
movimientos sociales como ATTAC (Asociación por una Tasa a las Transacciones
financieras especulativas y la Acción Ciudadana) o como la FIDH (Federación
Internacional de Derechos Humanos) y Amnistía Internacional que son activos y
competitivos. Es obvio que para ser efectivos hoy es necesario actuar en red,
usar todos los medios de comunicación modernos.
A la gente joven le digo: Miren alrededor, encontrarán temas
que justifiquen su indignación — hechos acerca del tratamiento de inmigrantes,
de inmigrantes "ilegales", de gitanos. Encontrarán situaciones
concretas que les llevan a fortalecer su acción ciudadana. ¡Busquen y
encontrarán!
Mi indignación por lo
que ocurre en Palestina.
Hoy mi mayor indignación tiene que ver con Palestina, la Franja de Gaza y
Cisjordania. Este conflicto es indignante. Es absolutamente esencial leer el
reporte de Richard Goldstone, de Septiembre del 2009, en Gaza, en que un juez
sudafricano y judío que afirmaba aun ser un sionista, acusó al ejército israelí
de haber cometido "actos comparables a crímenes de guerra y quizás en
determinadas circunstancias, crímenes contra la humanidad" durante su
"Operación Plomo Fundido" que duró 3 semanas.
Volví a Gaza en 2009 cuando pude entrar con mi esposa
gracias a nuestros pasaportes diplomáticos, para estudiar de primera mano lo
que el reporte decía. La gente que nos acompañaba no fue autorizada a entrar en
la franja. Allí y en Cisjordania. También visitamos el refugio de palestinos
establecido por la UNRWA
desde 1948, donde más de 3 millones de palestinos fueron expulsados desde sus
tierras en Israel, esperando todavía un cada vez más problemático retorno.
En cuanto a Gaza, esto es como una cárcel sin techo para un
millón y medio de palestinos. Una prisión donde la gente se organiza para
sobrevivir. A pesar de la destrucción material como la del Hospital de la Media Luna Roja por la Operación Plomo
Fundido, esta el comportamiento de sus habitantes, su patriotismo, su amor por
el mar y las playas, su constante preocupación por el bienestar de sus niños,
que son innumerables y alegres, que permanecen en mi memoria. Estábamos
impresionados con cuán ingeniosamente ellos enfrentaban todas las carencias que
les han sido impuestas. Les vimos hacer ladrillos, por falta de cemento, para
reconstruir las miles de casas destruídas por los tanques. Ellos nos
confirmaron que hubieron 1.400 muertos — incluyendo mujeres, niños y ancianos
en el campo palestino — durante esta "Operación Plomo Fundido"
llevada a cabo por el ejército israelí, comparada con tan sólo 50 personas
heridas en el lado israelí. Comparto las conclusiones del juez sudafricano. Que
estos judíos puedan, ellos mismos, perpetrar crímenes de guerra es insoportable.
Ay, la historia no nos da ejemplos suficientes de gente que extrae lecciones
desde su propia historia.
¿Terrorismo o exasperación?
Sé que Hamas [partido de los luchadores de la libertad
palestinos], que ha ganado las últimas elecciones legislativas, puede no
ayudarlos que cohetes sean lanzados sobre ciudades israelíes en respuesta a la
situación de aislamiento y bloqueo en que los gazanos viven. Pienso
naturalmente que el terrorismo es inaceptable; pero es neceario admitir (desde
la experiencia en Francia) que cuando el pueblo está ocupado por fuerzas
inmensamente superiores a ellos mismos, la reacción popular no puede ser
totalmente pacífica.
¿Le es útil a Hamas lanzar cohetes hacia Sdérot [pueblo
israelí al otro lado de la frontera con la franja de Gaza]?
La respuesta es no. Esto no sirve a sus propósitos pero ello
puede explicar esto como una muestra de la exasperación de los gazanos. Bajo la
noción de exasperación, es necesario entender la violencia como la lamentable
conclusión de situaciones inaceptables a las cuales han sido sometidos.
Por lo tanto, ellos pueden llamarlo, terrorismo como una
forma de exasperación. Y este llamado "terrorismo" es un nombre
inapropiado. Uno no debería tener que recurrir a esta exasperación, pero hay
que tener esperanza. La exasperación es una negación de la esperanza. Es
comprensible, diría que es casi natural, pero aún es inaceptable. Porque esto no
permite a adquirir resultados que la esperanza posiblemente puede eventualmente
producir.
No violencia: El caminio que debemos aprender a seguir.
Estoy persuadido a que el futuro le pertenece a los no
violentos, la reconciliación de diferentes culturas. Es por esta vía que la
humanidad entrará a su siguiente etapa. Pero en esto estoy de acuerdo con
Sartre: No podemos excusar a los terroristas que lanzan bombas, pero podemos
entenderlos. Sartre escribió en 1947: "Reconozco que la violencia en cualquier
forma que pueda manifestarse es un revés. Pero es un revés inevitable porque
estamos en un mundo de violencia. Y si bien es cierto que el riesgo de recurrir
a la violencia es permanente, es también cierto que es el medio seguro para
hacerla detenerse."
A esto añadiría que la no-violencia es una segura forma de
hacer que la violencia se detenga. Uno no puede tolerar el terrorismo, usando a
Sartre o en el nombre de este principio, durante la guerra de Argelia ni
durante los juegos olímpicos de Munich en 1972, en el intento de asesinato
contra los atletas israelíes. El terrorismo no es productivo y Sartre mismo se
preguntaría al final de su vida sobre el sentido de la violencia y dudar de su
razón de ser.
Sin embargo, proclamar "la violencia no es
efectiva" es más imporante que saber si uno debe condenar o no a quienes
se dedican a esto. El terrorismo no es efectivo. En la noción de la
efectividad, una esperanza no sangrienta es necesaria. Si hay una esperanza
violenta, está en el poema de William Appollinaire "la esperanza es
violenta" y no en la política.
Sartre, en Marzo de 1980, a tres semanas de su muerte declaró:
"Es necesario tratar de explicar por qué el mundo de hoy, que es horrible,
es sólo un instante en un largo desarrollo histórico, que la esperanza siempre
ha sido una de las fuerzas dominantes en revoluciones e insurrecciones y cómo
todavía siento esperanza como mi concepción de futuro.
Es necesario entender que la violencia se opone a la
esperanza. Es necesario preferir la esperanza, esperanza por sobre la
violencia. La no-violencia es el camino que debemos aprender a seguir. También
los opresores.
Es necesario llegar a negociaciones para quitar la opresión;
esto es lo que permitirá no tener más violencia terrorista. Por lo tanto no
debemos permitir que se acumule demasiado odio.
El mensaje de Mandela y Martin Luther King encuentra toda su
pertinencia en el mundo que ha superado la confrontación de ideología [p.e.
Nazismo] y el totalitarismo conquistador [p.e. Hitler]. Esto es también un
mensaje de esperanza en la capacidad de las sociedades modernas de sobreponerse
a conflictos por medio del mutuo entendimiento y una paciente vigilancia. Para
alcanzar este punto es necesario basarse en derechos, en vez de violaciones,
quien sea el autor, debe causar nuestra indignación. No hay que transar estos
derechos.
Por una insurrección
pacífica.
He apreciado, y no soy el único, la reacción del gobierno
israelí cuando por la forma en que cada viernes los ciudadanos de Bil’in
protestaban sin usar piedras ni la fuerza hasta el muro de separación. Las
autoridades israelíes calificaron esto como un "terrorismo no
sangriento". Esto es algo bueno… Es necesario ser israelí para calificar
la no violencia como terrorista. Es especialmente necesario para ser incómodos
[como le resultaba a los israelíes] por la eficacia de la no-violencia, que se
encuentra para provocar apoyo, entendimiento — el apoyo de todas las personas
que en el mundo son adversarias de la opresión.
El pensamiento productivista, impulsado por Occidente
condujo al mundo a una crisis de la que
debe salir a través de una radical ruptura con el concepto de
"crecer" no solo en el campo financiero sino también en el dominio de
las ciencias y la tecnología. Ya es el momento de que las preocupaciones acerca
de la ética, la justicia y el equilibrio duradero (económico y medio ambiental)
prevalezcan. Porque son los riesgos más serios que nos amenazan. Ellos pueden
poner fin a la aventura humana en el planeta, que puede llegar a ser
inhabitable para los humanos.
Pero sigue siendo cierto que el progreso más importante fue
hecho después de 1948 [año de la fundación de la ONU y la declaración de los Derechos Humanos]:
descolonización, el fin del apartheid, la destrucción del imperio soviético, la
caída del muro de Berlín. Por otro lado, los diez primeros años del siglo XXI
fueron un periodo de degeneración. Esta degeneración es explicada en parte por
la presidencia de George Bush, los eventos del 11 de Septiembre y desastrosas
consecuencias que involucran a los Estados Unidos, tales como la intervención
militar en Iraq.
Tenemos esta crisis económica, pero todavía no iniciamos una
nueva política de desarrollo. Del mismo modo, la cumbre de Copenhagen contra el
cambio climático no produjo una política real para la preservación del planeta.
Estamos en el umbral entre el terror de la primera década y
las posibilidades de las décadas que siguen. Pero es encesario tener esperanza,
es siempre necesario. La década anterior, la de los noventa, ha sido un tiempo
de gran progreso. Las Naciones Unidas tuvieron la sabiduría de llamar a
conferencias como la de Río sobre medio ambiente, en 1992, y la de Beijing
sobre la mujer en 1995. En Septiembre del 2000, por iniciativa del secretario
general de la ONU,
Kofi Annan, los 191 miembros adoptaron una declaración con "8 objetivos
del milenio para el desarrollo" de la que notablemente prometieron reducir
la pobreza en el mundo a la mitad para el 2015.
Mi pesar está en que ni Obama ni la UE se han comprometido a lo que
debiera ser su aportación por una fase constructiva, basada en valores
fundamentales.
Conclusión.
¿Cómo concluir este llamado a la indignación? Diciendo
todavía lo que, en ocasión del sexagésimo aniversario del programa del Consejo
Nacional de la Resistencia
dijimos el 8 de Marzo del 2004 — somos veteranos de los movimientos de
resistencia y fuerzas de combate de la Francia Libre (1940-1945) — que ciertamente
"El nazismo fue derrotado, gracias al sacrificio de nuestros hermanos y
hermanas de la Resistencia y a las Naciones Unidas contra la barbarie
fascista. Pero esta amenaza no ha desaparecido y nuestra ira contra la
injusticia sigue intacta". No, esta amenaza no ha desaparecido por
completo. Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de
comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud
otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles
y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos
contra todos."
A todas las personas que harán el siglo XXI, les decimos con
afecto:
CREAR ES RESISTIR;
RESISTIR ES CREAR.
*Fuente: Adiciones
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