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Algunas mentiras sobre la guerra de Libia

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Thierry Meyssan, a pesar de simpatizar con la insurrección
contra el régimen de Muamar el-Kadhafi, se opone a la resolución 1973 y se
pronuncia contra la guerra. En anteriores artículos mostró los objetivos
imperialistas de esta operación. En este trabajo, Meyssan señala las
principales mentiras de la propaganda atlantista.

Se dice que en una guerra la primera víctima es la verdad.
Las operaciones militares en Libia y la resolución 1973 que les sirve de base
jurídica no son la excepción de la regla. Son presentadas al público como
necesarias para proteger a la población civil víctima de la represión
indiscriminada del coronel Kadhafi. En realidad tienen objetivos imperialistas
clásicos. Veamos algunos elementos clarificadores.

Crímenes contra la
humanidad

Con tal de empeorar el panorama, la prensa atlantista hizo
creer que los cientos de miles de personas que huían de Libia estaban tratando
de escapar de una masacre. Agencias de prensa hablaron de miles de muertos y de
«crímenes contra la humanidad». La resolución 1970 denunció ante la Corte Penal
Internacional posibles «ataques sistemáticos o generalizados contra la
población civil».

El conflicto libio tiene en realidad una lectura política y, a la vez, una
lectura en términos tribales. Los trabajadores inmigrantes han sido las
primeras víctimas del enfrentamiento. Bruscamente, se han visto obligados a
partir. Los combates entre los partidarios de Kadhafi y los sublevados han sido
ciertamente sangrientos, pero no en las proporciones anunciadas. Nunca hubo una
represión sistemática contra la población civil.

Apoyo a la «primavera
árabe»

En su discurso ante el Consejo de Seguridad, el ministro
francés de Relaciones Exteriores Alain Juppé elogió la «primavera árabe» en
general y la insurrección libia en particular.
Su lírico discurso escondía negras intenciones. No dijo ni
una palabra sobre la sangrienta represión en Yemen y en Bahrein, pero elogió al
rey Mohamed VI de Marruecos como si se tratara de uno de los militantes
revolucionarios [1],
contribuyendo así a empeorar la ya desastrosa imagen de Francia que existe en
el mundo árabe gracias a la presidencia de Sarkozy.

Apoyo de la Unión Africana y de
la Liga Árabe

Desde el principio de estos acontecimientos, Francia, Gran
Bretaña y Estados Unidos no dejan de afirmar que esto no es una guerra
occidental, aunque el
ministro francés del Interior Claude Gueant habló
de una «cruzada» de
Nicolas Sarkozy [2].
Los tres países mencionados se escudan así en el apoyo que supuestamente
habrían recibido de la Unión
Africana y de la
Liga Árabe.

La realidad es que la
Unión Africana condenó la represión y reconoció la
legitimidad de los reclamos democráticos, pero se pronunció en todo momento
contra una intervención armada extranjera [3].
En cuanto a la Liga
Árabe, se trata de una organización que reúne principalmente a una serie de
regímenes amenazados por revoluciones similares. Estos regímenes apoyaron el
principio mismo de la contrarrevolución occidental -algunos incluso están
participando en ella en Bahrein- pero no pueden darse el lujo de llegar a
apoyar una verdadera guerra occidental porque tendrían que enfrentarse a una
aceleración de los movimientos oposición internos que pudieran derrocarlos.

Reconocimiento del
Consejo Nacional Libio de Transición (CNLT)

Hay 3 zonas sublevadas en Libia. Un Consejo Nacional de
Transición se constituyó en Benghazi. Se fusionó con un Gobierno Provisional
creado por el ministro de Justicia de Kadhafi, que se unió a los
sublevados [4].
Fue este mismo personaje, según las autoridades búlgaras, quien organizó las
torturas contra las enfermeras búlgaras y el médico palestino a los que el
régimen mantuvo detenidos por largo tiempo.

Al otorgar su reconocimiento a este Consejo Nacional Libio
de Transición y al eximir de toda culpa a su nuevo presidente, la coalición de
países occidentales escoge a sus interlocutores y los impone a los sublevados
como dirigentes. Eso le permite apartar a los revolucionarios naseristas, a los
comunistas y los khomeinistas.

El objetivo es adelantarse a los acontecimientos y evitar lo
que sucedió en Túnez y en Egipto cuando los occidentales impusieron un gobierno
del partido de Ben Ali sin Ben Ali o un gobierno de Suleiman sin Mubarak,
gobiernos que los revolucionarios derrocaron igualmente.

Embargo sobre el
armamento

Si el objetivo fuese proteger a la población, hubiera
bastado con instaurar un embargo de los mercenarios y el armamento destinado al
régimen de Kadhafi. En vez de ello, el embargo se extendió a los sublevados
para prevenir su posible victoria. El verdadero objetivo era detener la
revolución.

Zona de exclusión
aérea

Si el objetivo fuese proteger a la población civil, la zona
de exclusión se limitaría a los territorios sublevados (como se hizo en Irak
con el Kurdistán). La realidad es que la prohibición de vuelo se extiende a
todo el país. De esa manera la coalición espera mantener la correlación de
fuerzas en tierra y dividir el país en 4 partes: las 3 zonas sublevadas y la
zona leal.

Esta división de facto de Libia debe compararse con la de
Sudán y la de Costa de Marfil, primeras etapas del «rediseño de África».

Congelamiento de
bienes

Si el objetivo fuese proteger a la población civil, sólo se
hubiera ordenado el congelamiento de los bienes personales de la familia
Kadhafi y de los dignatarios del régimen para impedirles violar el embargo
sobre el armamento. Pero ese congelamiento se extendió también a los bienes del
Estado libio. El hecho es que Libia, al ser un rico Estado petrolero, dispone
de un tesoro considerable, parte del cual está invertido en el Banco del Sur,
institución que se dedica al financiamiento de proyectos en el Tercer Mundo.

Como señaló el presidente de Venezuela Hugo Chávez, el
congelamiento de bienes no protegerá a los civiles. Su objetivo es restablecer
el monopolio del Banco Mundial y del FMI.

Coalición de
voluntarios

Si el objetivo fuera proteger a la población civil, el
encargado de aplicar la resolución 1973 sería la ONU. En vez de ello, las
operaciones militares están siendo coordinadas actualmente por el US AfriCom y
supuestamente van a pasar a manos de la
OTAN [5].
Es por eso que el ministro turco de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu se
indignó ante la iniciativa francesa y ha exigido explicaciones de parte de la OTAN.
De manera más directa, el primer ministro ruso Vladimir Putin
ha calificado la resolución 1973 como «viciada e inadecuada. Desde que uno la
lee se hace evidente que autoriza a cualquiera a tomar medidas contra un Estado
soberano. Todo esto me recuerda al llamado medieval a la cruzada», concluyó
Putin [6].

– El autor
es a
nalista político francés. Fundador y presidente de la Red Voltaire y de la
conferencia Axis for Peace. Última
obra publicada en español: La gran
impostura II. Manipulación y desinformación en los medios de comunicación

(Monte Ávila Editores, 2008)

Notas:

[1] El lector encontrará el texto íntegro del discurso de Alain
Juppé, de los debates del Consejo de Seguridad de la ONU y el texto de la
resolución en «Resolución
1973 aprobada por el Consejo de Seguridad
», Red Voltaire, 17 de marzo de
2011.

[2] «La
cruzada del presidente francés Nicolas Sarkozy
», Red Voltaire, 22 de marzo
de 2011.

[3] «Comunicado
de la Unión Africana sobre Libia
», (en inglés) Red Voltaire, 10 de marzo de
2011.

[4] Para más detalles, ver «Medio Oriente: la
contrarrevolución de Obama
», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 16 de marzo
de 2011.

[5] «Washington
contempla el "Amanecer de la odisea" africana
», por Thierry
Meyssan, Red Voltaire, 19 de marzo de 2011.

[6] «Remarks
on the situation in Libya
», por Vladimir V. Poutine, Red Voltaire, 21 de
marzo de 2011.

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