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Bienvenido a Chile, Barack Obama

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La próxima visita del presidente de turno del imperio
político, militar y económico jamás conocido en la historia de la humanidad a
Chile, no es particularmente especial respecto de la que realizará Barack Obama
a Brasil, la súper potencia de Sudamérica la semana entrante. No obstante, sí
existen razones para su presencia en las tierras estiradas y estrechas de la
vanguardia del capitalismo.

De hecho, dentro de los preparativos se encuentra la firma
de un convenio sobre energía nuclear entre el gobierno del paisito y el de
Estados Unidos, en el peor contexto mundial posible, mientras se suceden
catástrofes y aumenta exponencialmente la incertidumbre  sobre el ámbito luego de la tragedia natural
de Japón desencadenada por el terremoto marino del 11 de marzo.

A imposición del Estado norteamericano, el acuerdo -que en
rigor es la subordinación chilena a una política de inversiones nucleares del
imperio, aprovechando la crisis energética planetaria- se firmará dos días
antes de la llegada del inquilino de la Casa Blanca.

La gente de a pie dice con sabiduría que si un desastre
nuclear de proporciones inconmensurables puede ocurrir en un país del primer
mundo, con el agravante de estar sobre un territorio tan telúrico como el
chileno (de hecho, vinculado tectónicamente con el chileno bajo el Océano
Pacífico), qué le podría esperar a una zona que es puro borde costero
flanqueado inmediatamente por la cordillera andina, tercermundista,
empobrecido, sin más puntales que los ahorros privatizados de sus trabajadores,
el cobre, la madera y un puñado de bancos transnacionalizados; y donde hasta
ahora reina la improvisación y la resignación dolorosa ante los embates duros
de la naturaleza venidos del mar y de la tierra y del cielo. En cualquiera de
sus formas , la energía nuclear, atenta contra la misma sobrevivencia de una
comunidad humana precarizada, tapizada de propaganda mientras bajo alfombras de
plástico chinas los orines del subdesarrollo enrarecen las ciudades y el campo.
El futuro de una vida mejor para las chilenas y chilenos se aleja sideralmente
con acuerdos nucleares, toda vez que existen muchas alternativas de
producción  energética (solar
termoeléctrica, la solar fotovoltaica, la eólica terrestre, la eólica marina,
la geotérmica, la procedente de la biomasa, etc.) ampliamente estudiadas y
puestas en práctica en varios lugares del mundo y que resultan más limpias y
baratas.

Sin embargo, y más allá de rumores bien o mal fundados sobre
la cancelación de la visita de Obama a Chile a última hora -no porque aquí se
viva una situación pre-revolucionaria, claro está, sino simplemente porque su
agenda bélica lo demandaría en el centro del centro del poder imperial-, el ex
director de la revista Foreing Policy y especialista en política exterior de
Estados Unidos, Moisés Naím, señala con claridad de mediodía que el gusto
norteamericano por el país se sostiene porque "Lo que más se admira de Chile es
la continuidad independiente del signo ideológico del gobierno. Tanto el
Presidente Lagos, como la Presidenta Bachelet, que se presentaban como
gobiernos de izquierda   gobernaron de
una manera muy pragmática. De la misma manera, Piñera que se presenta como un
mandatario de derecha también es pragmático y no hemos visto profundas discontinuidades
entre la política exterior de uno y otro."

Cuando se habla de "pragmático", hay que leer sumisión a la
hegemonía del capital internacional y a las órdenes e intereses del Estado
norteamericano. Sumisión a los mandamientos del Fondo Monetario Internacional,
el Banco Mundial, la
Organización Mundial de Comercio, y la OCDE. Sumisión y
obsecuencia en relación a las maldiciones, confabulaciones y ataques
sistemáticos que martillan la cabeza y el corazón de los pueblos de Venezuela,
Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, y sabotean dolarizada y materialmente la
independencia y posibilidades de autodeterminación genuina de esas naciones.
Sumisión y obsecuencia frente al olvido centralmente planificado del
imperialismo respecto de los crímenes de la dictadura pinochetista, las
violaciones a los derechos humanos en los propios gobiernos civiles
post-tiranía, y a la desmemoria de una sociedad 
que a comienzos de la década de los 70 del siglo pasado se encendió con
el vértigo de la libertad y la promesa de la igualdad, cuando apenas había 9
millones de personas en Chile y un Presidente que no le temblaba la voz ni la
mano, junto a un pueblo tal vez ingenuizado por direcciones políticas que jamás
terminaron de condensarse y tomar la decisión estratégica de acabar de una vez
con la minoría propietaria, pero que escribieron con vigor de gigantes en la
historia la contra-fatalidad de que las cosas pueden ser de otro modo.

Nuevamente, el imperialismo norteamericano, principal
inversionista extranjero en Chile, con su visita premia la ausencia de decoro y
soberanía, la gobernabilidad de la derecha y la Concertación
entendida como control social, alienación ampliada, sobreexplotación,
aperturismo económico para bien de los menos y maldición de los más; saqueo y
acumulación originaria infinita; carta blanca para la hegemonía del momento
financiero del capital; patrón primario exportador puramente extractivista
mineral y mucho después maderero; concentración económica sin freno ni
regulación alguna y desigualdad social creciente; fragmentación del pueblo
trabajador; y bancarrota multidimensional (política, sanitaria, educativa,
psiquiátrica, económica, cultural, sexual, humana) de las relaciones sociales
del 90% de la población malviviente.

Bienvenido Barack Obama, gobernador transitorio de los
pesares y atropellos infames en Chile y en medio mundo. Sepa usted que no es
dios, ni su Estado el final desgraciado de la historia. Que es sólo un hombre
sobre el dólar y la mitad de la industria bélica de La Tierra. Que tiene su
tiempo y su sitio provisoriamente, como el Pentágono y los organismos tutelares
del capital. Como asimismo debe saber por boca informada, tanto de sus
analistas multiplicados a pago millonario y tecnología de última generación,
como de brujos y bufones de corte y con banda presidencial repartidos en todas
las costas, que los pueblos del mundo también tienen -de a saltos explosivos o
a pasitos invisibles-  su hora y su
lugar. Que le asienten los mariscos exóticos de Chile que desconocen los
trabajadores y los descamisados del país. Cada bocado que pruebe es la
dentellada reunida que hará trizas las causas de la miseria y la muerte absurda
que su Estado produce como exportación cardinal.

Marzo 14 de 2011

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