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Necesitamos estadistas de peso para resolver conflictos históricos

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Voy a entrar al tema de fondo de inmediato.  Considero que los
gobernantes de Chile del Bicentenario, no tienen la sabiduría, ni el
conocimiento de la Historia, ni el peso ni la altura moral necesaria
para abordar un conflicto tan difícil como el conflicto mapuche. Ni la
astucia ni el pragmatismo  de la nueva era, ni la buena voluntad.

El conflicto mapuche viene de la raíz de lo que el pragmatismo europeo
tradicional ha estado practicando desde el Neolítico, durante los
últimos 5000 años. Léase la validación del despojo de los conquistados
por los conquistadores, aniquilando su cultura, con apoderamiento de sus
tierras, de sus propiedades muebles e inmuebles para convertirlos en
mano de obra esclava. Esta es la idea matriz que atraviesa la cultura
europea, la idea que justifica su ordenamiento jurídico, su sistema de
clases sociales, de repartición de honores etc. Y su posición en el
mundo.  Pero con la globalización, las ideas están empezando a cambiar, y
Chile ha firmado convenios internacionales.

Así vemos como los romanos procedieron con todas las etnias europeas
asimilándolas o esclavizándolas. Como los pueblos de origen germánico
cayeron sobre el Imperio decadente y se constituyeron en poseedores de
la tierra y señores, y los antiguos dueños, en esclavos. Como sus
parientes sajones se fueron corriendo hacia el Este quitándole tierras a
las tribus eslavas para constituir el Imperio Alemán y así
sucesivamente hasta descubrir América y aplicar el mismo modelo de
comportamiento que era el habitual y el aceptado.

El Cristianismo, en su origen, fue un desafío a esta filosofía, con su
doctrina de amor en la que no habrá vencedores ni vencidos, ni judíos ni
gentiles, sino todos serán uno en el amor. Esta filosofía fue
europeizada y este concepto perdió fuerza, asentándose otros que
correspondían a la mentalidad europea.

El Chile actual, tributario de la ideología europea, es producto de
cuatro guerras despojantes. La primera corresponde al asentamiento
español y la Guerra de Arauco.

La segunda es la de la Independencia, en que la casta criolla  se pliega
a los movimientos en los que la burguesía se hace del poder a través de
la Revolución Francesa, siendo el dinero y el capital lo que se  impone
en el mundo versus el “poder que viene de Dios” y que habían
justificado a la Iglesia y a los reyes de Europa.

Con la Independencia, los criollos más ricos desmantelan la sociedad
para adecuarla a un funcionamiento más moderno.  Y lo hacen de forma
arbitraria, es decir a la conveniencia de ellos. Estos criollos se
habían apoderado de las tierras, esclavos negros y sirvientes indios que
dejaron las organizaciones de los jesuitas al ser expulsados en 1771,
comprando en remate sus tierras, con plazos infinitos enriqueciéndose
repentinamente. Seguramente allí se rompieron las relaciones tan
particulares que existía en ese tipo de organizaciones  entre amos y
esclavos para establecer las relaciones corrientes entre el capital y el
trabajo  de los estados republicanos modernos.

Con la Independencia, se rompió  también la relación que los indios de
la zona central tenían con la Corona, se remataron las tierras de indios
y esta etnia que ya había perdido su idioma, pasó a constituir el
proletariado de la zona central y la mano de obra necesaria para que el
nuevo estado explotara las riquezas del país.  En 1823, se liberan
definitivamente los esclavos negros, quedando estos a merced del nuevo
mercado del trabajo.

El pueblo mapuche del sur del Bío Bío que había pactado su frontera con
los españoles, no sabía de propiedad privada, ni de las modalidades de
relación europeas.  El estado chileno haciendo caso omiso a los tratados
hechos por la autoridad española, les fue metiendo colonos de otras
nacionalidades europeas en sus tierras ancestrales, so pretexto de que
estaban vacías, llegando definitivamente a una guerra con despojo, que
se llamará eufemísticamente la “Pacificación de la Araucanía”.  Estos
hechos estaban de acuerdo con la ideología europea de acrecentamiento de
la riqueza y del bienestar de los pueblos que tienen la supremacía a
costillas de los más débiles.

Esta guerra complementó a la Guerra del Pacífico, en que obtuvimos dos
provincias de tradición Aymara,  que habían quedado dentro de la
circunscripción del Perú y de la nueva República de Bolivia en el
proceso de Independencia, donde se impuso la nacionalidad y el marco
legal chileno, quedándose Chile con las salitreras y el mineral de
cobre, tan importante en la industrialización del siglo XX

Todas estas guerras con despojo de tierras a sus poseedores e imposición
de cultura, idioma, leyes, con la intención de homogeneizarlo todo
alrededor de la cultura oficial del vencedor, es parte de la tradición
europea.  Por eso que nunca había sido mirada con sospecha por la
historia oficial, que es la que se enseña en los colegios y cuyo punto
de vista es el europeo.

Si analizamos la historia europea, vemos que la rabia a cumulada por las
etnias aplastadas, está detrás de la mayoría de sus guerras, y es mucho
más persistente que los odios y las luchas de clase, que a veces son
odios étnicos disfrazados ya que los perdedores son convertidos en mano
de obra barata y son de otra etnia que los vencedores que son los dueños
de las tierras y del capital. Y si además vencedores y vencidos son de
otra religión, tenemos  la perfección del odio.

Los políticos europeos saben que los odios étnicos han sido usados para
desestabilizar estados, y para concentrar la mirada de los pueblos en un
chivo expiatorio y mientras tanto robarles a estos pueblos sus
libertades o sus tierras.  También saben del costo en muertes de estas
guerras  y del sufrimiento de la población civil.  Lo que pasa es que
cuando superamos el millón de muertos, las cifras se empiezan a hacer
difusas y no aquilatamos su enormidad.

Pero también saben que estas guerras enriquecen a los banqueros y
traficantes de armas, cuya voluntad ha pasado a ser norma en el mundo, y
le temen más a la paz que al SIDA.

Por eso cuando hay una guerra de esas, es bueno preguntarse quién sale realmente ganando del conflicto.

La aplicación del liberalismo económico que hace tabla rasa de
nacionalidades, creencias espirituales, culturas nacionales y de todos
los mecanismos de defensa para la supervivencia que los pueblos crearon
desde el Neolítico en adelante, es un sistema especialmente dañino para
las culturas minoritarias de los países no europeos, sobre todo cuando
se aplica por la fuerza bruta.  Digo que es especialmente dañina, porque
cuestiona  su relación con la tierra y las posesiones, que es parte de
su filosofía religiosa, y que les condiciona su relación en comunidad y
la razón de su existir.  Dentro de sus posesiones, está el idioma, que
para todos los pueblos define el modo de pensar y es parte integrante de
la identidad.

La negación de todos estos elementos es un genocidio cultural que el más
fuerte hace sobre el más débil, al despojarlo de su identidad y
dignidad.

En Chile después de 120 años de jugar a los vencedores y los vencidos,
humillando a los vencidos irresponsablemente, estos deciden que no
tienen nada que perder si hacen huelga de hambre porque lo único que les
queda es su vida. Es así como visualizan su relación con los
vencedores.

¿A qué grado de indefección tiene que llegar un ser humano para pensar así? A la más extrema desesperanza y desesperación.

Y los gobernantes yuppies de mentalidad ganadora, como dicen los
futbolistas, sintiéndose hombres machos están actuando como tontos
ignorantes.  Se están arriesgando a que se muera un comunero mapuche en
aras de su voluntarismo y soberbia y así fabricarán mártires y
guerrilleros. Y ni con ley anti terrorista en mano van a poder hacer
mucho, porque una vez que se crea una causa en que se mezcla la pobreza,
la etnia, el hambre, la injusticia y el odio,  la cosa sube por un
espiral atrayendo a todos los descontentos a su causa. ¿Y quién sale
ganando con ahondar el conflicto?  Los que quieren que en Chile haya
terrorismo de verdad, los que creen que a río revuelto ganancia de
pescadores, los que proveen de armas a los ejércitos represores.

¿Eso es lo que quiere el  grupo que está en el Gobierno?  Si es así son banales e irresponsables.

Y esta irresponsabilidad viene de los gobiernos anteriores.  Pero
considerando que Piñera no es tonto, como lo quieren poner sus
oponentes, podría hacer algo más astuto y creativo que emperrarse  y
darle curso a un conflicto sin fin.

Porque hay otro modo de hacer las cosas, pero para eso hay que practicar
la sabiduría y la humildad, y si es posible cambiar el paradigma mental
para ver las cosas de otro modo.

Si Sud Africa pudo, si Australia y Nueva Zelandia han tratado, ¿Por qué
nosotros no?  Y esos son holandeses y británicos, que son lo más
soberbio y voluntarioso que ha producido la cultura europea.  Debe ser
porque es mejor negocio llegar a un entendimiento que a la
confrontación, porque de negocios sí que saben un chorro.

Necesitamos estadistas, no mercachifles, personas con algún conocimiento
de historia y de la psicología de los pueblos.  Ya me están empezando a
aburrir las actuaciones de los ministros tratando de ganarse a las
personas corrientes con fórmulas ridículas, para salir aprobados en
encuestas faranduleras.

Quizás les resulte con los chilenos, pero dudo que con los mapuche. 
Porque los mapuche son seriotes, reconcentrados y no toleran mucho la
frivolidad de los chilenos, no la entienden.

Y además le han perdido el respeto a los gobiernos de Chile por su falta
de palabra, y su avidez en el robo.  Para dialogar con ellos hay que
tener autoridad, ser serio, informado y respetuoso y sobre todo cumplir
lo que se promete.

¿Es mucho pedir para un gobierno que quería ser de excelencia?
Septiembre, 2010

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