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Nicaragua: a 31 años de la Revolución Sandinista… democracia participativa o dictadura?

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 “Los intereses populares en el centro de las prioridades nacionales”


El 19 de julio en Nicaragua se celebrará el  31er aniversario  de la
victoria popular del 1979. Entre ese momento histórico y el presente se
sucedieron 11 años de Revolución Popular Sandinista (1979-1990); 17 años
de “democracias” neoliberales (1990-2007) y tres y medio del retorno
del FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional) al Gobierno con
Daniel Ortega a la cabeza. Diversas  voces  dentro y fuera  presentan al
país centroamericano a través de  caricaturas catastróficas. Algunas,
incluso, hablan  de *dictadura familiar* parangonando la gestión actual
con la dictadura somocista que durante casi medio siglo se impuso con
mano de hierro antes de la insurrección del 79.

¿Cuál es la realidad actual que vive ese país centroamericano? ¿Cuáles
son las fortalezas y las debilidades del sandinismo en su segunda etapa?
Entrevista con Gerald Fioretta, sociólogo suizo que acaba de visitar
Nicaragua, país donde vivió durante varios años en la década de los
ochenta trabajando en tanto cooperante internacionalista en la región
rural de Matagalpa.


P: Acaba de regresar de un viaje a Nicaragua  en el que pudo mirar de
primera mano la realidad cotidiana. ¿Cuál es su impresión  sobre ese
país centroamericano en relación con la versión que dan  ciertos de
comunicación en el exterior?
R: Los medios no hablan prácticamente más sobre Nicaragua desde hace
mucho tiempo. En todo caso en Europa. Y cuando lo hacen, se alinean
detrás de los cables producidos por las grandes transnacionales de la
información como AP (Estados Unidos), AFP (Francia) o EFE (España) que
denuncian al Presidente Ortega (Daniel) y su “dictadura familiar”.

Un contraste enorme entre las críticas europeas o estadounidenses sobre
las “desviaciones” del Gobierno Ortega y la sensibilidad atenta de una
gran parte de hombres y mujeres nicaragüenses con respecto a su
Gobierno. Me pregunto, siempre en base a la interpretación  de las
grandes agencias internacionales: ¿dónde se pueden ver los afiches
gigantes del “dictador Ortega” pisoteando a los líderes de la oposición,
sean estos  Arnoldo Alemán o  Eduardo Montealegre? Nada de esto es
visible ni existente cuando uno llega a Nicaragua. Y se comprueba que
esa imagen de “Ortega dictador” no es más que el producto de una gran
campaña de desinformación mediática, interna e internacional.

P: No son pocas las Organizaciones No-Gubernamentales (ONG) tanto
internacionales como locales que critican también muy radicalmente al
actual Gobierno Sandinista. Es decir no se trata sólo de medios de
información…

R: La pregunta sería: ¿por qué tal manipulación? ¿Qué buscan los
organismos oficiales de cooperación de los países europeos, muchas de
las ONG internacionales e incluso ciertas pequeñas ONG, que en otro
momento, fueron activamente solidarias con el sandinismo?

¿Por qué coinciden con las campañas de oposición de la derecha?

¿Por qué están sólo a la escucha de sus “contrapartes”, en general un
estrecho sector social de cuadros y empleados de ONG internacionales y
nacionales residentes en Nicaragua?

La controversia nació en torno a la victoria  del FSLN en las elecciones
del 2008. Ciertos analistas hablan de *fábula* en relación al
pretendido fraude electoral. Mala perdedora en las elecciones
municipales del 2008, una parte de la oposición, detrás de Eduardo
Montealegre y del Movimiento de Renovación Sandinista (sector disidente
del FSLN), logró propagar su propia versión sobre el “fraude electoral”
cometido supuestamente en 30 de las 153 municipalidades, incluida la
capital Managua. Sin embargo, nunca aportó pruebas o documentación
sólida de este eventual fraude delante las autoridades competentes, en
las cuales están representados todos los partidos que participan en las
elecciones.

P: ¿Cuál es su visión sobre  lo que pasa en el terreno concreto, en la
vida cotidiana de los sectores más amplios de la población?

R: Durante mi viaje, encontré una realidad diferente a la que transmiten
las grandes agencias de información o una gran parte de las ONG
presentes en Nicaragua.

Existe una gran lista de programas sociales en ejecución: “Hambre Cero”;
“Usura Cero”, “Bonos Productivos”, que buscan concretamente beneficiar a
las familias campesinas pobres, incluso priorizando a las mujeres
cabeza de familia. Se realizan también grandes esfuerzos para
rehabilitar caminos y rutas rurales. En esas mismas zonas, se impulsan
pequeños proyectos de energía limpia o de distribución de agua potable.
Se promueve también la rehabilitación de calles  en los barrios
marginados de las ciudades. Se han instalado un millar de puestos
“ENABAS” (centros de distribución de alimentos) para la venta de
productos básicos a precios subsidiados

Hay un esfuerzo gubernamental estratégico a favor de los pequeños y
medianos campesinos con la idea de aumentar la agricultura familiar y
huertos.

Y también para promover cooperativas, que son actoras claves de la
agricultura de exportación sustentable, fundamentalmente de café y
carne.

De esta manera y a pesar de la crisis mundial que golpea muy rudamente a
los países centroamericanos vecinos, Nicaragua ha visto aumentar
significativamente su producción de alimentos de base en este primer
semestre del 2010. Y el país está a punto de ser auto-suficiente en la
producción de muchos de esos productos.

Sin olvidar en esta radiografía rápida la nueva situación energética que
favorece al país,  luego de años de una verdadera penuria de
electricidad.

P: Uno de los pilares distintivos de la revolución sandinista  en los
años ochenta fue la activa participación popular… ¿Qué se observa hoy
en la esfera de la movilización y participación ciudadana?

R: Siento que hay una renovación de la participación popular, acentuada
por la dinámica de la juventud.

Numerosos sandinistas, que se habían retirado de la vida política
activa  luego de la derrota electoral del  FSLN en las elecciones de
1990  y que se mantuvieron alejados en los 17 años anteriores de
gobiernos de neto corte neo-liberal, hoy comienzan a movilizarse de
nuevo.

Por otra parte, los jóvenes que hoy tienen entre 18 y 25 años y que no
habían vivido ni la lucha anti-somocista ni la revolución sandinista y
que sólo conocieron el neoliberalismo depredador que empobreció  a sus
familias, comienzan a movilizarse. Pude observarlo claramente en el
departamento rural de Matagalpa: desde el regreso del Gobierno
Sandinista en el 2007, esos jóvenes son testigos de cambios sustanciales
para ellos mismos, especialmente en el plano de la educación, que
volvió a ser pública y gratuita a partir de la vuelta del FSLN en el
2007.

Las  becas de estudio y las carreras técnicas volvieron a ser
accesibles, incluso en algunos centros poblacionales de regiones
rurales. Los jóvenes ven ampliarse sus horizontes; sus necesidades de
formación son tenidas en cuenta; sus aspiraciones de participación  se
ven facilitadas. El cambio es rápido y una gran parte de la juventud
respeta a este Gobierno que está cercano a sus necesidades y que
facilita la innovación tecnológica. Se puede acceder de forma corriente y
fácil a Internet en bibliotecas rurales de zonas alejadas e incluso en
las municipalidades.

No es inusual, por tanto, que los jóvenes participan en los  CPC
(Consejos de Poder Ciudadano) que existen en cada barrio y cada poblado,
para servir a la comunidad o para exigir a las autoridades locales el
respeto y la aplicación de los planes de inversión comunal.

Cuando veo todo esto me pregunto por qué  la campaña mediática de
denigración del actual Gobierno golpea tan fuerte en el exterior, por
ejemplo aquí en Europa. Para los medios de información que todo lo
simplifican y lo denigran, los CPC son sólo “estructuras clientelistas”
en manos de los sandinistas más ortodoxos para  distribuir cartas de
recomendación indispensables para acceder a un puesto de trabajo, a una
vivienda o a una beca de estudio.

De tanto repetirse, estos argumentos son aceptados como verdad
especialmente en Europa.

Es evidente que existen excesos, como han existido y existes en otros
países mucho más ricos que Nicaragua. Nadie dice que todo el perfecto.
Pero los CPC intentan revitalizar la organización popular. En tanto
estructuras de poder ciudadano y de participación popular.

P: ¿Existe el riesgo que esos instrumentos fortalezcan un funcionamiento
de tipo dictatorial tal como lo señalan voces críticas externas e
internas?

R: Cuando ciertos dirigentes de la oposición o de la sociedad civil,
muchas veces ex-sandinistas, comparan a Ortega con Somoza, me parece
alucinar. La decencia mínima impide una comparación de esta naturaleza.
Sobre todo si se conoce lo que fue el somocismo, implantado por los
Estados Unidos de América,  basado en una Guardia Nacional (ejército)
terrorífico que asesinaba sin distinción, detenía indiscriminadamente a
centenas de presos políticos, torturaba y violaba a miles de
nicaragüenses.

La Revista “Envío” que pertenece a los jesuitas progresistas, próxima
del opositor Movimiento de Renovación Sandinista – nacido de una
división del FSLN- comienza finalmente a suavizar su tono, dándose
cuenta que no es para nada creíble calificar a un Gobierno como el
actual de dictadura sin que se den ninguna de las características
básicas de una dictadura, particularmente en lo referente a la violación
masiva de los derechos humanos.

No hay presos políticos, no se percibe una militarización de la
sociedad, no existe censura a los medios de comunicación, muchos de los
cuales son acérrimos opositores y critican cada día a Daniel Ortega y su
esposa Rosario Murillo … ¿Cómo hablar de dictadura, entonces?

Recorrí la mitad del país, desde la zona pacífica a la región central
montañosa…y nunca en mi reciente estadía fui objeto de un control
personal, o de un tranque militar. Libertad de circulación y
tranquilidad que todo viajero puede observar.

Lo que cualquier observador puede percibir es, de una parte, una campaña
mediática intensa contra el sandinismo; y de otra parte, una dinámica
social interna en pleno movimiento y portadora de esperanza.

P: ¿Cómo evalúa la política internacional del sandinismo?

R: Ha ido recuperando la dignidad y la soberanía de Nicaragua desde 2007
en adelante. Daniel Ortega se ha convertido en el dirigente
centroamericano más convencido de los ideales de integración
latinoamericana y subregional. La adhesión de Nicaragua al ALBA
(Alternativa Bolivariana para las Américas) le ha dado un nuevo
sentido/objetivo a la política exterior y como decía antes, ha permitido
resolver la grave crisis energética del país gracias al acuerdo sobre
el petróleo solidario firmado con Venezuela. En contraparte, Venezuela
es hoy el segundo país más importante a donde van las exportaciones de
productos nicas luego de los Estados Unidos.

Un elemento importante: Brasil y Nicaragua fueron los actores
principales de la unidad latinoamericana todo a lo largo de la crisis
hondureña que siguió al Golpe de Estado del 28 de junio del 2009.

Pragmáticos y solidarios, Lula y Ortega sostuvieron al presidente
destituido Manuel “Mel” Zelaya y al Frente de Resistencia contra el
golpe. También fueron ellos los que impulsaron una estrategia
continental unitaria para deslegitimar la elección de Porfirio Lobo,
primer presidente pos-golpe. Impusieron negociaciones en torno al
retorno de Zelaya y al fin de la represión. En breve, está política
pragmática y solidaria prosperó y a partir de ahora un nuevo Golpe de
Estado en América Latina es inimaginable.

P: ¿Cuáles son los principales problemas, o lo más visibles, que surgen
de la observación de la realidad nicaragüense?

R: Es cierto que al país respeta y cumple, año tras años, con los
acuerdos impuestos por el Fondo Monetario Internacional (FMI), para gran
tranquilidad de la oligarquía tradicional y de la nueva burguesía
sandinista. Eso tiene sus consecuencias… Pero es obvio que sin mayoría
social y política (en el parlamento, por ejemplo) que le aseguren al
Gobierno una legitimidad a la vez política y popular (y pienso que allí
está el gran desafío de las próximas elecciones presidenciales de fin
del 2011), es casi imposible impulsar grandes reformas estructurales que
podrían cambiar el sistema.

Pienso que la principal debilidad hoy es superar un déficit ideológico
importante, después de tantos años de neoliberalismo. No es tanto un
límite propio del Gobierno, pero sobre todo del FSLN y del sandinismo en
general. No es del día a la noche que se puede reconstruir la actividad
y la visión colectivas para promover campañas de ideas, para impulsar
debates de fondo que permitan la sensibilización de la gente sobre los
temas esenciales de la sociedad.

El Gobierno Sandinista tiene sus contradicciones, es cierto. Pero ha
puesto los intereses del pueblo en el centro de sus prioridades y
trabaja fuerte para concretizar un proyecto social por el cual han
sufrido y dado su vida, incluso, miles de mujeres y hombres
nicaragüenses, en la guerra de liberación y luego,  durante la guerra de
los ochenta.

– El autor, Sergio Ferrari, colabora con E-CHANGER, ONG suiza de
cooperación solidaria presente en Nicaragua.

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