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Los crímenes por genocidio no prescriben

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Las agencias noticiosas internacionales difunden el día  24 de diciembre una interesante noticia que reproducimos al final de estas líneas. A la información podemos agregar -refrescando la memoria- que la Segunda Guerra Mundial, iniciada en el año 1939, con la invasión a Polonia y finalizada oficialmente el 7 de mayo de 1945 con la rendición incondicional de la Alemania Nazi, representada para tal efecto por el heredero de Hitler, almirante Karl Doenitz.

A pesar de su calidad de Jefe de Estado y héroe de la Marina Alemana, Doenitz fue condenado a 10 años de presidio por el tribunal aliado que, en la ciudad germana de Nuremberg, juzgó y sancionó a quienes tuvieron la calidad de criminales de guerra por las horrendas matanzas cometidas en contra de civiles inocentes, por el único “pecado” de pensar diferente al invasor o haber sido estigmatizados a causa de haber nacido judíos, seres humanos a quienes los nazis aplicaron la insana política del exterminio total.

¿Le suena al lector alguna similitud con las necias palabras del ya fallecido Gustavo Leigh Guzmán, comandante en jefe de la Fuerza Aérea de Chile, el mismo día 11 de septiembre de 1973? Recordemos que por cadena nacional de TV y cual Júpiter Tonante, Leigh anunció la exterminación del cáncer marxista en Chile. Tal fue así que, salvo honrosas excepciones, los altos mandos de nuestras fuerzas armadas lanzaron a las poblaciones, casas y calles de todo el país a sus cow boys uniformados, armados hasta los dientes, a la caza de civiles que habían apoyado al régimen constitucional del Presidente Salvador Allende. Muchos fueron inmisericordemente asesinados en sus hogares, otros en los siniestros campos habilitados para reclusión, similares a los campos nazis de Auschwitz, Sobibor, Bergen Belsen, Jasenovac, y tantos otros difíciles de enumerar. Idearon la maquiavélica Operación Colombo para lavarse las manos –mas no sus conciencias- tintas en sangre por el asesinato de 119 opositores a la dictadura, etc., etc., con la certeza que sus actos quedarían sin castigo 

Han transcurrido ya muchos años de tan luctuosos sucesos, crímenes que han enlutado a decenas de miles de hogares chilenos. El poder judicial de Chile, retornado el régimen democrático, ha retomado el papel que nunca debió abandonar. Los tribunales han juzgado y condenado a varios culpables, que hoy purgan condenas en cómodas prisiones habilitadas para que sean recluidos y paguen sus deudas con la sociedad civil. Sin embargo, los que antaño eran dueños de la vida, actos, propiedades y pensamiento de los chilenos, hoy claman por una “justicia justa”, misma que ellos no tuvieron para con sus víctimas. Recurren a todo tipo de argucias; han creado innumerables páginas Web, sitios cibernéticos desde donde sus incondicionales esgrimen todo tipo de argumentos, sea para justificar lo injustificable o para clamar por su pronta liberación vía indultos, aplicación de la ley de “auto amnistía” dictada por Pinochet y contraria a toda norma del Derecho Internacional, o a razones de  salud y achaques propios de la edad que avanza implacablemente. Uno de los sitios más notorios es el creado por una organización denominada Cruzada por la Reconciliación Nacional  CREN y que el lector puede explorar con paciencia en el buscador Google revisando el link que indicamos: CREN.cl

Podrán imponerse de lo que reclama el nieto del dictador, Rodrigo García Pinochet, quien exige se indulte a militares condenados en razón de edad. También apreciarán el largo listado que publica el CREN acerca de militares, ayer en plenitud física e intelectual y hoy adultos mayores, señalando que padecen, entre otras, de enfermedades crónicas, diabetes, hipertensiones arteriales, daño orgánico sistémico, principios de Alzheimer, artrosis, ceguera incipiente, etc., etc., producto de su avanzada edad actual, soslayando el hecho de que en la época, cuando cometieron el genocidio que horrorizó al planeta, gozaban de sus plenas facultades mentales y físicas. La relación de los condenados es larga y solo citaremos algunos nombres más emblemáticos: Manuel Contreras Sepúlveda, general Arturo Álvarez Sgolia, Adolfo Walbaum, Álvaro Corbalán Castilla, General Iturriaga Newmann, etc., etc.

Las argumentaciones que utilizan para conmover a la gente trae a la memoria la indignación general que provocaron los alevosos crímenes del campesino Jorge del Carmen Valenzuela Torres, bautizado en la época [1960] como el Chacal de Nahueltoro, despiadado asesino a sangre fría de su conviviente Rosa Rivas y sus cinco hijos. La lentitud de la justicia en esa época derivó en despertar compasión y simpatía popular, a tal extremo que una vez fusilado el criminal, gentes del pueblo lo elevaron a la categoría de mártir, levantando esas pequeñas construcciones conocidas como animitas, homenaje a ciertos difuntos objeto de devoción popular. Es obvio que los genocidas de ayer buscan hoy despertar la compasión y solidaridad de quienes no sufrieron en carne propia las atrocidades ordenadas o ejecutadas por ellos.

Los europeos nos acaban de dar una gran lección de lo que significa el Derecho Internacional y los acápites de las leyes aprobadas por la inmensa mayoría de las naciones del mundo: LOS CRIMENES POR GENOCIDIO NO PRESCRIBEN, sea cual sea la edad actual de los actores como se indica en el primer párrafo de este comentario y que nuestros criollos genocidas saben que han sido juzgados por sus actos y en nuestros tribunales. Leamos que dice la anunciada noticia, gran lección para los otrora señores de horca y cuchillo de la dictadura:
 
“El juicio contra el presunto criminal nazi John Demjanjuk continuó hoy en Munich con el testimonio de varios supervivientes del Holocausto [judío]. El proceso, uno de los últimos contra presuntos colaboradores del régimen nazi, se retomó ayer, después de que a principios de mes tuviera que suspenderse temporalmente por enfermedad del acusado, de 89 años”.

“En la vista de hoy, un superviviente holandés del Holocausto, Jules Schelvis, de 88 años, relató su dramática experiencia en el campo de concentración de Sobibor, en la Polonia ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45)”.

“Schelvis perdió a 18 familiares en ese campo nazi, entre ellos a su esposa, de 22 años, y a sus suegros. Otros 20 allegados fueron asesinados en el campo de exterminio de Auschwitz, según recordó en una emotiva comparecencia ante el tribunal”.

“El querellante sobrevivió a la barbarie nazi y escribió un libro sobre los crímenes cometidos por los nazis. El lunes se escuchó el testimonio de otros muchos querellantes particulares, principalmente holandeses y todos de origen judío, algunos de los cuales perdieron a toda su familia en Sobibor. "Para mí, Sobibor es una herida dolorosa que aún no ha cicatrizado", dijo entre sollozos un hombre de 86 años procedente de Amsterdam, que perdió a sus padres, a su hermana y a su novia”.

"Siempre le preguntaba a mi madre por qué yo no tenía un padre con quien jugar al fútbol, como mis amigos", relató por su parte otro hombre, de 67 años, que perdió a 74 miembros de su familia en los campos nazis”.

“Demjanjuk, apátrida pero de origen ucraniano, está acusado de haber colaborado con los nazis en el asesinato de 27.900 personas en 1943, cuando era guardia en el campo de exterminio de Sobibor”.

“Aunque padece una afección medular que podría degenerar en leucemia, los médicos aseguran que es mental y físicamente apto para enfrentar el juicio, si bien no más de tres horas diarias. Como en las vistas anteriores, hoy el acusado tuvo que ser trasladado al tribunal del distrito de Múnich en silla de ruedas y siguió el juicio tapado por mantas, con los ojos entrecerrados”.

Una gran lección de justicia para el mundo y para Chile…No importa la edad ni la condición actual. Fue por lo que hicieron hace más de 30 años.
Santiago, diciembre 24 de 2009

– El autor es Ingeniero Comercial y Escritor

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