Articulos recientes

Al navegar en nuestro sitio, aceptas el uso de cookies para fines estadísticos.

Noticias

Declaraciones

Proyecto de Ley sobre «Derechos del obtentor de variedades vegetales»

Compartir:

En primer lugar expreso mi gratitud a la Comisión de Agricultura, Silvicultura y Desarrollo Rural de la Cámara de Diputados por su invitación a exponer mis puntos de vista respecto del proyecto de ley que regula derechos sobre obtenciones vegetales y deroga la ley Nº 19.342.

Soy obispo de la Iglesia católica que por muchos años he acompañado procesos de desarrollo local sustentable, principalmente en la diócesis que serví por más de 30 años, en Chiloé. Desde esa posición es que presentaré mis puntos de vista. Lo esencial de lo que plantearé es que, al centro de cualquier decisión, consideremos a la persona humana en toda su integridad, allí está el eje de la sociedad que queremos construir. Permítanme citar al Papa en su reciente encíclica: “Quisiera recordar a todos, en especial a los gobernantes que se ocupan en dar un aspecto renovado al orden económico y social del mundo, que el primer capital que se ha de salvaguardar y valorar es el hombre, la persona en su integridad: «Pues el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social»” (Caritas in Veritate, nº 25).

Me referiré  a tres aspectos que considero esenciales tener en cuenta: el modelo de desarrollo que se está aplicando, el resguardo del medioambiente, la identidad cultural de quienes vivimos en cada región del planeta y la aplicación de justicia.

1. La propuesta de este proyecto de Ley busca contribuir al desarrollo. Sin embargo, debemos preguntarnos ¿cuál es el modelo de desarrollo en el que está concebido? Porque no todo afán por el desarrollo es igualmente válido como contribución a una mejor calidad de vida para las personas, ni tampoco es posible hablar de desarrollo sin considerar esta dimensión ética que lo sustenta.

El modelo de desarrollo que impulsa el Proyecto de Ley no es auténtico desarrollo, en la medida que parcializa lo que debe ser considerado en su integridad. Se requiere aportar a un desarrollo integral de cada persona y de todas las personas y, por tanto, humano y humanizante, en el encuentro con los demás haciendo uso racional de los recursos que, por lo demás, pertenecen a toda la humanidad.

Justicia y bien común no pueden estar ausentes como pilares fundantes de la sociedad que estamos construyendo y que, con las leyes se ha de procurar siempre impulsar y reforzar.

Se requiere que cada persona junto con las demás pueda actuar como protagonista de su propio desarrollo en una convivencia solidaria. La persona puede y debe hacer uso de la técnica pero, si reduce el desarrollo al simple progreso de la técnica, se producirá un resultado deshumanizado que, por interesante que sea, de ninguna manera se puede llamar desarrollo integral y auténtico.

“El desarrollo humano integral supone la libertad de la persona y de los pueblos: ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera y por encima de la responsabilidad humana…Sólo si se es libre, el desarrollo puede ser integralmente humano; sólo en un régimen de libertad responsable puede crecer de manera adecuada” (C en V. 17)

“El subdesarrollo tiene una fuerte causa en la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos” (C en V, 19).

En el proyecto de Ley al que nos referimos, no sólo no existe una real preocupación por las personas, ni por el diálogo, sino que además, se abre la posibilidad para despojar a los campesinos e indígenas del derecho a seleccionar, mejorar, y guardar la semilla de su cosecha (Artículo 48) y para la apropiación indebida de los recursos biológicos del país, la privatización de los conocimientos y la protección de la propiedad privada de las empresas transnacionales sobre el patrimonio colectivo de las comunidades campesinas e indígenas. Se abre el paso a la expropiación la biodiversidad agrícola y silvestre de Chile al extender los llamados derechos de obtentor a todas las especies vegetales (Artículos 2, 6, 7, 8,9).

Según este proyecto nos mantenemos en el modelo de desarrollo que con tanta fuerza viene criticándose hoy día y que nos ha llevado a la crisis de todos conocida. Todo redunda en provecho de la concentración de grandes empresas que se enriquecen sin medida.

2. Con relación al medio ambiente todos tenemos un deber muy grave de entregar la tierra a las generaciones futuras de modo que la puedan habitar dignamente y continuar cultivándola. Somos cuidadores de la naturaleza “para custodiarla, hacerla productiva y cultivarla también con métodos nuevos y tecnologías avanzadas, de modo que pueda acoger y alimentar dignamente a la población que la habita” (C en V, 50). De ninguna manera somos dueños para hacer lo que se nos ocurra sin pensar en los demás.

La biotecnología favorecida por este proyecto conduce hacia la uniformidad genética con pérdida de la biodiversidad en los campos, donde se imponen monocultivos extensivos. Con los cultivos transgénicos se produce daño a la fauna y los insectos benéficos, con negativas consecuencias para el medio ambiente.

3. Atropello a la identidad cultural. Para crecer, haciendo uso racional de los bienes que están a su disposición, según se requiere en el auténtico desarrollo, las personas solamente lo podemos hacer desde su propio modo de entender, de acuerdo a su mentalidad. Esto lleva a la necesidad de dialogar con los demás y desarrollar el sentido crítico para discernir lo mejor entre lo que le presenta su mentalidad y lo que le presentan los otros. Es evidente que para hacer un recto discernimiento necesitamos mantener referencias críticas que sean humanas.

Cuando una persona cambia siguiendo este camino no pierde su identidad. La identidad no consiste en mantenerse haciendo siempre lo mismo, sino en ser el mismo. La identidad es un proceso de crecimiento como protagonista responsable de su propio camino. En el momento que alguien se masifica y, simplemente, se deja llevar del ambiente dominante, pierde su identidad.

Los campesinos e indígenas que de pronto son impedidos para seguir de acuerdo a sus normas de cultivo, sin haber participado en mesas de trabajo para buscar formas nuevas y poder tomar decisiones personales, son atropellados en su identidad. Es un atropello a la dignidad de esas personas humanas.

4. Es una situación de injusticia conceder todos los derechos al “obtentor” y no reconocer los derechos colectivos ancestrales de los campesinos e indígenas. Sin duda, en el trasfondo de este punto hay una concepción de propiedad como un recursos disponible para obtener ganancias, el que se contrapone al concepto propiamente humanizador que pone la propiedad al servicio del bien común, reconociendo el patrimonio común de la humanidad. ¿Es posible patentar bienes que son parte esencial de la vida humana: el agua, los genes, la vida misma?

A pesar de los atropellos que se hacen a los campesinos e indígenas, cuyos derechos prescritos por la convivencia social desde siempre no se reconocen, no obstante, el proyecto de ley sale en defensa del “obtentor” cuando los campesinos actúan según sus costumbres, produciéndose con ello un nuevo atropello. Así puede deducirse de lo establecido para quienes sean acusados de no cumplir con la ley (artículos 53, 54, 55). Los efectos pueden ser demoledores para los campesinos e indígenas.

No es mi intención negar lo obvio: que todos debemos abrirnos al cambio para participar en el desarrollo. Como ya dije, en un diálogo crítico e informado todos hemos de saber asumir aquello que nos permite ser más humanos, más comprensivos, más solidarios, para crecer como personas en la convivencia solidaria. Sin embargo, para eso es necesario el diálogo, el proceso que permita a todos asumir, aportar e incorporarse en esta dinámica de cambio. No se puede forzar a nadie a entrar en esos procesos sin dar posibilidad al discernimiento y sin dejar que use su libertad. Quienes entran en esa situación son personas que así pierden su identidad, no han sido partícipes protagónicos de este proceso que les incumbe y les afectará la calidad de sus vidas y la de sus descendientes. Esto clama justicia y respeto a la dignidad de esas personas.

Estas son las ideas que, con toda sencillez, expongo a ustedes y dejo como aporte desde nuestra experiencia. A veces sin querer, incluso con buenas intenciones, cometemos errores y atropellos que nos afectan a todos. He venido hasta aquí, aceptando la cordial invitación que me han hecho, para aportar desde mi punto de vida en la búsqueda de que se legisle mirando a las personas en toda su integridad y plenitud.

Muchas gracias.

– El autor es Obispo Emérito de Ancud, Presidente de Caritas Chile 


 

Trayectoria del Obispo Ysern
El año 2000 es reconocido y aceptado como miembro del Pueblo Huilliche de Chiloé por el Consejo General de Caciques de Chiloé y por la Federación de Comunidades Indígenas de Chiloé como un reconocimiento a su trabajo en defensa de los derechos de este pueblo.

En mayo del 2002 fue distinguido con el Premio Nacional de la Cultura, entregado por el Presidente de la República, Ricardo Lagos por su Trayectoria en la defensa del Patrimonio Cultural.

El 19 de agosto 2002 la Universidad ARCIS Patagonia le confiere el Título Maestro Honoris Causa 2001-2002 “por su valiosa contribución y aporte, como Obispo de Chiloé, Palena y las Guaitecas a la fundación de la Sede Universitaria en Castro-Chiloé”.

En agosto del 2002, la Gobernación Provincial y la Asociación de los Alcaldes de Chiloé le confieren el Título de HIJO ILUSTRE DE CHILOE en reconocimiento a sus méritos personales, como Pastor de la Iglesia Católica, por su incansable defensa del Patrimonio Cultural de Chiloé y su decidida acción a favor del desarrollo de toda la provincia.

En enero de 2004 es nombrado en la ciudad de La Habana “Miembro Distinguido de la Cátedra “Gonzalo de Cárdenas” de Arquitectura Vernácula” por el Patronato de la Fundación Diego de Sagrado.

En el mismo enero de 2004, la Organización Católica de Comunicación de Latinoamérica y el Caribe, OCLACC, le entregó el premio “Comunicador de la Paz”, en el marco de la asamblea continental de la organización realizada en Santo Domingo, República Dominicana.

En julio de 2004 recibe el premio de la Asociación Radiodifusoras Católicas (ARCA) de Chile “por su contribución al encuentro de la Iglesia con el mundo de las Comunicaciones”.

En noviembre de 2004, la Corporación Nacional Forestal (CONAF) del Gobierno de Chile le otorga el “Reconocimiento por ser Artífice de la creación del Parque Nacional Chiloé y contribuir así a la defensa del Patrimonio Natural y Cultural”.

En enero de 2005 en Achao, Chiloé, recibe de la Red Cultural Provincial de Chiloé la “Distinción por su gran aporte a la Preservación y Desarrollo del Patrimonio Cultural de Chiloé”.

En febrero de 2005 recibe de “Bosque Modelo Chiloé” el “Reconocimiento por su destacada y permanente contribución a la valoración y conservación de la Biodiversidad de Chiloé”.

En abril de 2005 el Presidente de Chile viaja a Chiloé para entregarle personalmente la “Medalla Orden al Mérito Artístico y Cultural Pablo Neruda” conferida por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.

En 2005 la Universidad Austral de Valdivia le entrega el premio Luis Oyarzún,
en reconocimiento por su contribución a la conservación y promoción del medio ambiente en nuestro país.

Compartir:

Artículos Relacionados

Deja una respuesta

WordPress Theme built by Shufflehound. piensaChile © Copyright 2021. All rights reserved.