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Inmigración: italianos en Chile / chilenos y latinos en Italia

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Relaciones Económicas, Cooperación e Intercambio.
Las leyes y normas italianas que regulan la estadía de los extranjeros en la Península, ley 189 del 30 de Julio del 2002, y que han sido posteriormente modificadas en los puntos que se refieren a las modalidades para la permanencia, tales como: distinción de raza, religión, de género, de color de piel, de proveniencia geográfica, de patrimonio, etc., no contemplan disparidades étnicas. Hecha esta consideración, hay que tener en en cuenta que los acuerdos bilaterales o multilaterales, entre los Estados interesados, permiten a los países participantes de obtener beneficios recíprocos y, por consecuencia, éstos tratados influyen en la calidad de la permanencia de los ciudadanos extranjeros en el país que los recibe; con esto podríamos deducir que la diferencia de tratamiento que los gobiernos dan a las múltiples etnias residentes, sí existen. Así tenemos que la Cooperación Internacional, en el plano económico, puede modificar las condiciones y las disparidades existentes, por ejemplo, en el reconocimiento recíproco de los títulos de estudio o del permiso de conducir, autorización a la libre circulación, el mayor acceso al mercado laboral por facilitación en los contratos de trabajo internacionales,  seguros sanitarios, en las procedimientos de expulsión del territorio, en la entrada al país, en la formación profesional, etc. Estos items, componentes directos, entre otros, de los acuerdos entre dos o más naciones, además de tener importancia a nivel internacional vienen a beneficiar (o no) en forma directa o indirecta a cada individuo, demostrando que las leyes que regulan la permanencia de los extranjeros en suelo italiano no son iguales para todos, por lo tanto, en los proyectos que se llevan a cabo para facilitar la integración de extranjeros  la balanza de la paridad no será nunca bien centrada, si no que, tendrá un notable desnivel en desmedro de los ciudadanos de países menos favorecidos en las negociaciones internacionales, como por ejemplo, algunos países del Africa, aunque también es notable la desigualdad en los tratados con algunos países de Latinoamérica.

Hacer un análisis socio económico de los acuerdos hechos entre los diferentes Estados cuyas comunidades hoy se encuentran en Italia, sería un trabajo bastante arduo, que requeriría de expertos en la materia. Mi intención es mostrar en forma simple un aspecto, para algunos no tan conocido, de la “integración” vivida por  la comunidad italiana en Chile y las Naciones del Sur y su desarrollo con el pasar del tiempo, dejando abierta una discusión sobre la acogida que dieron en nuestros países a los emigrantes italianos y la diferencia que hoy por hoy enfrentan los sudamericanos cuando llegan a Italia.

Ya en la Constitución de la República Chilena del 1828 los ciudadanos extranjeros venían prácticamente equiparados a los ciudadanos chilenos, calificados de “ciudadanos legales” los primeros y de “ciudadanos naturales” los segundos.

Valparaíso del '900
En esa época los residentes extranjeros que ejercieran una profesión o fueran casados con chilena con 6 años de residencia en Chile, o siendo de origen chileno y hubiesen nacido en un país extranjero, podían ejercer sus derechos de ciudadano como los nativos del país. En nuestro país en el 1980 se le concedió a los extranjeros que tengan 5 años de residencia en el territorio, el derecho a voto.  El derecho a voto de los habitantes es uno de los requisitos fundamentales de los países democráticos y desarrollados. La comunidad italiana en Chile, que comenzó a llegar a inicios del ‘900, se fue expandiendo en todo el territorio, donde pudo libremente trabajar y desarrollar sus actividades culturales sin limitaciones. Así fueron naciendo Círculos, Asociaciones, Compañía de Bomberos, Colegios, Hospitales, Cámaras de Comercio, Centros de Estudios Superiores, rigorosamente italianos, donde prevale el interés de conservar las tradiciones, la cultura y el idioma de ese país además de prestar servicio a la comunidad chilena. Fuera de discusión es el valioso aporte  de esta comunidad europea  al desarrollo del país:  Políticos, Profesores, Presidentes, Legisladores, Médicos, Artistas,  toda una gama de personalidades de origen italiano en todos los campos del saber humano continúan hasta el día de hoy a dar prestigio a Chile. Lo mismo sucede en otros países de América. Sin embargo, el éxito en la integración de los italianos en Latinoamérica, muchas veces viene mal entendido por un número importante de ciudadanos italianos. La frase que ha veces nos toca escuchar es que “los emigrantes italianos llegaron a tierras salvajes (tipo “Far-West“), donde civilizaron a los pobres e ignorantes indígenas del lugar” haciendo hincapié en la diferencia de las actuales inmigraciones que se suceden en este período en Italia, país desarrollado y rico que se ve invadido por gentes pobres e ignorantes (nota: trasponen la imagen del italiano inmigrado en América viajando en míseras condiciones, casi sin alimentos y vestuario, en la cubierta del barco, a la intemperie, expuesto al hambre y a las enfermedades, con la del inmigrado que hoy llega a Italia, sea dentro de un avión pagando 1.200 euros de pasaje o sea dentro de un barco pirata pagando 3.000 euros.).

En resumen, nosotros, para algunas personas italianas ( y porqué no decirlo, europeas), entre las que se cuentan personajes famosos de la política, de las comunidades religiosas, de las artes y espectáculos, etc., somos siempre, y después de cien largos años de “convivencia”, personas pobres e ignorantes en espera de ser civilizados y sobre todo… conquistados. La realidad de la emigración italiana, documentada en los archivos de cada país en el cual se instalaron y en cada ciudad italiana desde donde partieron (fácilmente consultable en Internet), testifican  que los migrantes italianos cuando llegaron a los países del Sur de las Américas, se encontraron con naciones  legislativamente organizadas, con Gobiernos Constitucionales donde les venía reconocido el derecho como persona, donde se les acogió, se les otorgaron alojamientos y bienes de primera necesidad, donde entraron en proyectos de colonización de territorios y donde se tuvieron que dictar normas migratorias de urgencia, sobretodo en el plan sanitario debido al alto número de desembarcos que afrontaban los puertos de Chile, Argentina, Brasil, Perú, etc, etc. y debido a  las pésimas condiciones de salud  que se encontraban los emigrados, en su mayoría, gentes de origen campesino o de extracto social medio bajo, con poca preparación cultural. Y estamos hablando de inicios del ‘900, en América del Sur.

Hoy por hoy, algunas cifras dadas por la Confederación de Emprendedores Italianos en el Mundo nos permiten una primera visión de la presencia de Empresarios italianos en América del Sur (son cerca de 100 las empresas italianas en Chile, dato del ICE, octubre del 2005). Estos datos nos demuestran la preferencia en invertir capitales y trabajo en el Sur del Mundo que tienen los inversionistas italianos con un porcentaje del 31,4% contra un 31,1% que prefiere el mercado Europeo para desarrollar sus actividades (curiosamente en Norte América sólo va un 13,4%).   Nota: En Internet el Documento “Rapporti Paesi Congiunti Ambasciate/Uffici Ice Estero, I Semestre 2005” donde se lee el informe de la situación económica de Chile y de otros países Sud Americanos, con respecto a las perspectivas de intercambios económicos, tecnológicos, etc. con Italia, nos hace ver un aspecto detallado de la economía chilena y de otros países latinoamericano a través de los ojos de expertos economistas italianos.

Personalmente soy de la idea de que sería hora de ir exigiendo a nuestros gobiernos que, además de hacer reuniones durante todo el año con representante italianos de diferentes áreas del quehacer económico y político, pero sobre todo en las de materias económicas, que ponga las cartas sobre la mesa en cuanto se refiere a acuerdos concretos que traigan un beneficio más directo a los latinos que actualmente viven y trabajan en Italia y que contribuyen a mantener en movimiento el motor económico de esta poderosa  nación europea. Por otro lado, no podemos ignorar los envíos de dinero y compras de propiedades en los países de origen, que significan un buen incentivo de avance económico en los países de origen (nota: más de 2 billones de euros en el 2004 y 6 billones en el 2007), y que dan una importante contribución a la sociedad de origen sin causar gastos al estado en la salud, en la educación, en la defensa, en la vivienda, en fin, dinero al 100% utilizable sin gastos.

Entre los acuerdos que beneficien la calidad de vida de los inmigrados están: el reconocimiento de los títulos de estudio (al menos los de tipo técnico profesional, para empezar), políticas migratorias que garantizan la paridad profesional de los inmigrados con respecto a sus iguales italianos, el permiso de conducir (como lo tiene Marruecos, por ejemplo), financiamientos para la formación técnico profesional de los jóvenes para que el nivel sea igual al europeo (y, por consecuencia, reconocido), el permiso de estadía automático para la familia del emigrado regular, la facilitación de los trámites por parte de las sedes diplomáticas y del estado Italiano, en cuanto se refiere al reconocimiento de la ciudadanía italiana para los descendientes de los emigrados italianos, en fin, tantas otras garantías que beneficiarían tanto al inmigrado como al país que los acoge, y que evitaría tener una clase trabajadora que vive con la soga al cuello, limitada al extremo en su desarrollo personal y profesional, con una generación de jóvenes inmigrados a los cuales ya se les indica con el dedo cuales son los trabajos que les son permitidos: lavar platos, hacer aseos, cuidar ancianos, trabajar como obreros en las construcciones;  todos rigorosamente a tiempo determinado, con los problemas de renovar el permiso de estadía cuando el restaurante cerró, el viejito se murió o la cooperativa de aseos non les renueva el contrato. Esto, porque es muy difícil seguir estudios superiores cuando se depende de un permiso de estadía. Pero este es otro tema para tratar a fondo.
 
– La autora es ciudadana chilena e italiana, Intermediadiaria Cultural Profesional
  Cod. ISTAT 422910. Governo Italiano
  Génova Italia

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