Sobre la «Sociedad de Escritores de Chile» (SECH), Reynaldo Lacámara, su presidente y otros asuntos
por Hernán Montecinos (Chile)
16 años atrás 10 min lectura
Hace algunos días recibí un correo de mi estimado amigo poeta, Norton Contreras, radicado en Suecia, consultando mi opinión respecto a la nueva página web administrada por un grupo de escritores de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), incluido su presidente, Sr. Reynaldo Lacámara La citada página se identifica como www.elmurochile.blogspot.com, y en ésta, mi amigo Norton estaría participando como colaborador o columnista.
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Por las razones que pasaré a detallar, la respuesta para mi no podía ser fácil, toda vez que una serie de entreveros se han dado al interior del cuerpo de escritores, que de algún modo han afectado la credibilidad y confiabilidad de la SECH. Me refiero, específicamente, a una serie cruzada de críticas y denuncias dadas a conocer públicamente en contra de su actual directiva, fundamentalmente, contra su presidente Reynaldo Lacámara. Ante una situación tal, decidí responderle a mi amigo poeta, dándole a conocer mi personal apreciación respecto del tema, con lo que creo ser la verdad, aún a riesgo de poder equivocarme Esta respuesta la he querido hacer pública (y que me perdone mi amigo Norton), porque en su contenido se encuentran involucrados importantes temas de fondo que no pueden ser soslayados y quedar encerrados entre cuatro paredes.
He aquí mi respuesta:
Estimado Norton
Siempre es bienvenida la inauguración de un nuevo blog que tenga que ver con una línea editorial que recoja las ideas y opiniones del mundo de la izquierda progresista. Internet es un magnífico espacio que se nos ofrece para hacer difusión de las mismas. Sin embargo, en su práctica, vemos que un número importante de ellos, que se inauguran con mucho entusiasmo, al poco tiempo mueren por inercia. En otros casos, se trata de blogs que son copia y calco de otros, remitidos a repetir las mismas cosas que ya se han publicado con excesiva redundancia. Es importante, entonces que el blog que se inaugura tenga un sello propio, es decir un “plus” que la haga muy particular para atraer la atención, y sobretodo, mantenerla periódicamente actualizada. Sin estos dos requisitos, de seguro la nueva web se viene abajo, por más que se empiece con un gran entusiasmo. Eso como comentario general.
Vamos ahora al caso particular de tu nota. Para serte franco, tengo recelos de la nueva web que mencionas, no tanto, por la orientación política que ésta pueda tener (orientada por militantes del partido comunista), sino por quienes se muestran a la cabeza de su administración. Muchas denuncias públicas se han hecho caer sobre la SECH, fundamentalmente, sobre su presidente, Reynaldo Lacámara. En un principio yo no tendría razones para creerlas, porque esta es una situación que muchas veces se produce entre colectivos de izquierda, problemas y diferencias suscitadas en su interior, personalizadas en determinados grupos o personas. Bueno, tu bien sabes, para nuestra desgracia, la izquierda chilena se encuentra convertida hoy en un gallinero
En mi opinión, y sin conocerlo personalmente, Reynaldo Lacámara, entre otras cosas, es un apegado a la institucionalidad, no sólo de su Partido, sino con el régimen y establishment que rodea el entorno de la presidenta Bachelet y el gobierno de la Concertación. Tal es así, que en el último viaje de la Presidenta a Cuba, Reynaldo Lacámara viajó formando parte de la comitiva oficial. Por cierto, bien mirada las cosas, esto último no tendría nada de malo mal que mal, cada cual tiene opciones personales que se deben respetar.
Sin embargo, bien puedes adivinar, por el tenor de mis artículos, y la línea editorial que mantengo en mi propia web (http://www.hernanmontecinos.com/), yo siempre he reclamado, en todos los tonos, para el escritor en particular, y el intelectual en general, una independencia para ejercer a plenitud su actividad como tal. En mi opinión, el pertenecer a determinadas organizaciones políticas o instituciones de gobierno, por más que no se quiera, a fin de cuentas cohíben y coartan el libre discurrir de nuestras opiniones. Te podría llenar páginas y páginas de nombres de escritores, intelectuales y hombres de la cultura, con un pasado inequívoco revolucionario o, a lo menos de izquierda progresista, muchas veces sin ser su intención, terminan por ser cooptados por el régimen neoliberal oprobioso que hasta el día de ayer criticaban y condenaban con fuerza. Estimo que actuar así, por más buenas intenciones que se tengan, es como quedarse encerrado dentro de un zapato chino, porque tengo la convicción que se vuelve incompatible criticar aquello de lo cual uno mismo forma parte. La porfiada realidad ha dado numerosas pruebas de ello, habiendo muchos casos que podríamos definir como patéticos. (Los Garretón, Guastavino, Hales, Escalona, Schilling, y toda una larga retahíla de despreciables próceres)
Siguiendo esta línea es que reclamo la plena independencia para aquellos que usamos la cabeza y la pluma, para acometer la ardua labor de hacer claridad allí donde todo parece estar oscuro. Esto no quiere decir, por cierto, que yo reniegue de la política o no me adscriba a una corriente de pensamiento determinado. No nada de eso. No creo en eso de encerrarse en una burbuja. Pero una cosa es tener pensamiento y juicio político, y otra cosa es pertenecer a un determinado partido y, peor aún, formar parte del stablishment del sistema contra el cual estamos luchando. En fin, pero el asunto, es que cada cual es quien tiene que hacerse cargo de su propia opción sobre este asunto. No obstante, debo recordarte que nuestro partido, el partido comunista chileno, se encuentra ensimismado en obtener, a como de lugar, dos o tres cupos parlamentarios, al precio de perder la identidad que le era inherente y propia, esto es, ser un partido marxista y revolucionario.
Creo, sin duda, que éste y otros ejemplos, que los hay de sobra, muestran en forma palmaria que la obsecuencia con el régimen y, peor aún, la cooptación con el mismo, es nuestra propia negación, y ello, sin duda, a la larga, tendrán que pagarse con un muy elevado precio.
Ahora bien, algo que no tendría porque preocuparme demasiado, sin embargo, sí me preocupa en tanto conflictos internos que pudieran ser de ordinaria ocurrencia se han transformado, para mi gusto, en hechos gravosos. Para el caso, te voy a mencionar sólo dos ejemplos. El primero de ellos, el caso del poeta Alejandro Lafquén, quien denunció públicamente a la SECH, de malos manejos administrativos, abuso de autoridad, y situaciones asaz de conflictivas, que dicen relación con el mal uso de los dineros de la SECH. Esta denuncia, a mi juicio, no fue rebatido, a lo menos, con argumentos valederos y contundentes. Se optó por otro camino, la descalificación personal y la amenaza. Efectivamente, el poeta fue querellado por Reynaldo Lacámara, acusándolo de injurias y calumnias, una sutil forma de amedrentamiento, porque bien debes saber, que nosotros escritores que no tenemos más defensa que nuestra cabeza y nuestra pluma, no tenemos las monedas suficientes para contratar onerosos honorarios de abogados para que nos defiendan en un juicio que se hubiera obviado de una manera mucho más simple, esto es que, desde un comienzo la SECH y su presidente, hubieran aclarado con transparencia las innumerables denuncias de que eran objeto. Pero Lafquén no se amedrentó y enfrentó la querella, y si mal no recuerdo habría sido sobreseído por los tribunales de aquello. De ser así, Lacámara estaría quedando en una situación insostenible e impresentable.
El segundo caso, dice relación con el sociólogo y poeta Fesal Chaín, y para no alargar el cuento me remito a enviarte la nota del propio afectado, para que te des cuenta de la naturaleza y profundidad de los problemas que afectan a la SECH y su presidente:
A propósito del Sr. Morales y Reynaldo Lacámara
Por: Fesal ChaínFuente: diarioliterario-noticias@yahoo.es
Reynaldo Lacámara le ha hecho un daño enorme a la SECH y a la comunidad literaria, eso ya es sabido por muchos creadores serios que trabajan sistemáticamente y en el anonimato del no-poder. En mi caso por ser bastante anónimo, mi mala experiencia de trabajo con el Sr. Lacámara no fue un hecho ni literario, ni político, y realmente me sentí muy solo. Pero bueno, no hay mal que dure cien años ni tonto que lo tolere o algo así. Yo trabajé en proyectos para la SECH hace un par de años, mi única y última experiencia de trabajo con el Sr. Lacámara. Gracias a mi elaboración como sociólogo, se ganaron tres proyectos por un monto importante, cerca de 25 o 30 millones de pesos. Yo que no acostumbro a sacar las castañas con la mano del gato, cobré unos honorarios muy menores, 200.000 mil pesos con el compromiso de que si se ganaban los proyectos, yo siendo co-ejecutor de uno, recibiría un monto de 300.000 pesos mensuales durante cuatro meses por mi trabajo de co-ejecutor.
El proyecto de Congreso de escritores se ganó, sin embargo en una actitud fuera de toda ética profesional, el Sr. Lacámara me sacó del proyecto por firmar una carta de protesta de la gestión del Sr. Montealegre y de la Sra. Urrutia en el Fondo del Libro. El Sr. Lacámara, técnicamente malversó los fondos de mis honorarios al pagárselos a otras personas para realizar el trabajo que se había comprometido a hacer conmigo junto a un equipo de personas. Tuvo la indecencia de mandarme a la vicepresidenta de la SECH de ese entonces a mi trabajo, para que firmara una carta de renuncia voluntaria a lo que me negué. Al presentar un informe al Fondo del Libro, de la situación descrita se me contestó formalmente que esta situación era un problema entre particulares. Yo desistí de alguna acción legal. No tengo tiempo, para caer en estas cuestiones domésticas. Pero si sé quien es el Sr. Lacámara y quien lo protege y espero nunca tener que relacionarme con nadie de su círculo ni con él nuevamente.
El Sr. Lacámara no tiene ética. Yo soy miembro del mismo partido político del Sr. Lacámara y jamás yo haría nada semejante con ningún escritor o persona que trabajara conmigo y menos si es un compañero de ideales. Pero bien, estos son los hechos y entre otras cosas cuando la izquierda se despercuda de toda la camarilla de aprovechadores y mediocres, seremos alternativa real, mientras tanto, no podemos caer en reyertas menores sino seguir trabajando junto al pueblo pobre en nuestro oficio, así al menos pienso yo, que no he profitado ni de la concertación ni de ningún partido político para ganarme el pan de cada día. Acá en Quinta Normal en el viejo barrio Mapocho junto a los obreros y pobladores hago colaciones para ellos por solo 1400 pesos y junto a mi mujer, mi compañera, vivo o trato de vivir como pienso y digo. Lo demás esta de más. Cuando tengo paz, que es casi siempre, escribo para la gente que no puede ni siquiera comprar un libro.
Fin del artículo
En fin, son muchas las denuncias, graves algunas, y menos graves otras, en contra de la actual administración de la SECH, fundamentalmente contra Reynaldo Lacámara, su presidente. Yo no puedo dar fe de todas las denuncias, pero al tenor de lo que te he señalado, de lo que sí estoy seguro es “que algo huele mal en Dinamarca”. Quiérase o no, la SECH se encuentra cuestionada ante parte importante de sus pares y la misma opinión pública. Ante este estado de cosas, pienso que, incluso, en el supuesto de que Reynaldo Lacámara sea inocente de todos los cargos que públicamente se le han hecho, la prudencia indica que, por el bien de la SECH, para recuperar su credibilidad, lo mejor que debiera hacer es dar un paso al lado y presentar su renuncia. Eso en vez de desacreditarlo lo engrandecería Hacen falta gestos como éstos en nuestro país, en donde todo se encuentra enrarecido por la poca transparencia.
Eso es todo lo que te puedo decir sobre lo que me consultas. Para el caso, para el que escribe esta nota, una de las cosas que más le importan, es la ética de los hombres, y más aún, si se trata de aquellos que creyendo que con un simple carnet de militante, basta y sobra para ser nuestro compañero de ruta.
–e-mail del autor: Hernán Montecinos
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