El cataclismo económico-financiero, fruto de avidez y de mentiras, esconde un vía crucis de sufrimiento para millones de personas que perdieron sus economías, sus casas y sus puestos de trabajo. ¿Quién habla de ellos? Los verdaderos culpables se reúnen más para salvaguardar o corregir el sistema que les garantiza hegemonía sobre los demás actores que para encontrar caminos con características de racionalidad, cooperación y compasión hacia las víctimas y con toda la humanidad.
Esta crisis evidencia otras crisis que, cual espadas de Damocles, está pendiendo sobre la cabeza de todos: la climática, la energética, la alimentaria y otras más. Todas ellas remiten a la crisis del paradigma dominante. La situación de caos generalizado suscita preguntas metafísicas sobre el sentido del ser humano en el conjunto de los seres en evolución. En este momento callan los posmodernos con su every thing goes. Quieran ellos o no, hay cosas que tiene que valer, hay sentidos que deben ser preservados, en caso contrario nos hundimos en el mas burdo cinismo, expresión de profundo desprecio por la vida.
Ya hace tiempo que pensadores como Teilhard de Chardin o René Girard notaron cierto exceso de maldad en el camino de la evolución consciente. Cito un pensamiento de Girard, estudioso de la violencia, cuando estuvo entre nosotros en 1990 dialogando con teólogos de la liberación: «Todo parece probar que las fuerzas generadoras de la violencia en este mundo, por razones misteriosas que intento comprender, a cierto nivel son más poderosas que la armonía y la unidad. Este es el aspecto siempre presente del pecado original, en cuanto que, más allá de cualquier concepción mítica, representa un nombre para la violencia en la historia». No hay por qué rechazar este sombrío veredicto. Solamente el pensamiento de la esperanza contra toda esperanza, de la compasión y de la utopía nos ofrece con un poco de luz.
Incluso hay que convivir con la sombra de que somos seres con una inmensa capacidad de autodestrucción, hasta el último hombre. Hace años una investigación alemana sobre las guerras en la historia de la humanidad, citada por Michel Serres en su último libro Guerre mondiale (2008), llegaba a los siguientes datos: desde tres mil años antes de nuestra era hasta el momento presente habrían sido asesinados tres mil ochocientos millones de seres humanos, muchos de ellos en guerras de exterminio total. Sólo en el siglo XX fueron muertas doscientos millones de personas. ¿Cómo no cuestionarse, honestamente, sobre la naturaleza de este ser complejo, contradictorio, ángel bueno y Satán de la Tierra que es el ser humano?
Hoy vivimos una situación absolutamente inédita. Es la guerra colectiva contra Gaia. Hasta la introducción de la guerra total por Hitler (totaler Krieg), las guerras tenían su ritual: eran entre ejércitos. Después pasaron a ser entre naciones y entre pueblos: era la guerra de todos contra todos. Hoy se ha radicalizado: es la guerra de todos contra el mundo, contra el planeta Gaia (bellum omnium contra Terram). Eso es lo que está implicado en nuestro paradigma civilizacional que se ha propuesto explotar y extraer, con violencia tecnológica, la totalidad de los recursos del planeta Tierra. En efecto, atacamos la Tierra en todos sus frentes, en los suelos, en los subsuelos, en los aires, en las selvas, en las aguas, en los océanos, en el espacio exterior. ¿Cuál es el rincón de la Tierra que no está siendo objeto de dominación y de conquista por el ser humano?
Hay heridas por todas partes, sangre y heridas de nuestra madre Tierra, que sufre y gime en los terremotos, los tsunamis, los ciclones, las crecidas devastadoras de santa Catalina y las sequías pavorosas del Nordeste. Son señales que nos está enviando. Cabe interpretarlas y cambiar nuestra conducta. Esta guerra no la ganaremos nosotros. Gaia es paciente y con una inmensa capacidad de aguante. Como ha hecho con tantas otras especies en el pasado, ojala no decida librarse de la nuestra en las próximas generaciones.
No nos basta el sueño del filósofo Kant de la paz perpetua entre todos los pueblos. Necesitamos con urgencia hacer un pacto de paz perenne de todos con la Tierra. Ya la hemos atormentado demasiado. Hay que curarle las heridas y cuidar de su salud. Sólo entonces Tierra y Humanidad tendremos un destino mínimamente garantizado.
2009-01-02
* Fuente: Servicios Koinonia
Artículos Relacionados
El empoderamiento de la Presidente Bachelet
por Hernán Narbona V. (Chile)
20 años atrás 3 min lectura
Caso Lucro: Los verdaderos responsables y por qué la movilización debe seguir
por Diego Vela Grau (Chile)
13 años atrás 10 min lectura
La rebelión de los satisfechos
por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)
11 años atrás 3 min lectura
Israel, la república de los casinos
por Uri Avnery (Tel Aviv, Israel)
11 años atrás 8 min lectura
Chile: Piñera juega con el boomerang de la represión
por Ernesto Carmona (Chile)
14 años atrás 8 min lectura
«Tengo una pena que me desborda el alma»
por Ruben Ricardo Cortes Montero (Chile)
1 día atrás
21 de diciembre de 2025
«Tengo tanta pena, que me gustaría irme a la c… e’mi madre. Me gustaría irme a la chucha. Por que no hay… no se realmente que hacer. No es que esté desesperado, pero si… tengo mucha pena, tengo mucha pena. No se que hacer. Decepcionado… no es la primera vez que me decepciono. No se que hacer. No tengo ganas de trabajar. Realmente tengo vergüenza de mis conciudadanos.».
La culpa también es de Boric
por Miguel Torres Romero (ile)
1 día atrás
21 de diciembre de 2025
Mientras la izquierda siga explicando sus derrotas como malentendidos, traiciones o manipulaciones externas, seguirá perdiendo. La política no castiga la falta de pureza. Castiga la falta de eficacia. Kast llegará a La Moneda no solo por lo que prometió, sino por lo que el gobierno dejó de hacer.
¡Frente al avance de la reacción, el único camino es la organización!
por Bloque de Organizaciones Populares (Chile)
5 días atrás
17 de diciembre de 2025
Que no nos engañen cuando hablan de libertad, porque esa es solo la libertad para los dueños del poder y del mercado para seguir explotando y oprimiendo. Hablan de orden y seguridad, pero nada cambiará mientras nuestras condiciones de vida sigan siendo las mismas y nuestros derechos continúen siendo negados.
De feministas, socialistas, populares, terroristas y cínicos, con el Sáhara Occidental okupado de fondo
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
2 semanas atrás
09 de diciembre de 2025 Artículo publicado originalmente el 13 de noviembre de 2025 en el periódico El Independiente. Lo republicamos con la autorización del autor. La Redacción de…