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Héctor Mondragón: La memoria de los pueblos contra la memoria de los computadores del terror

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Los computadores del abatido Raúl Reyes se han vuelto como el bolso de Mary Poppins, de los cuales se puede sacar cualquier prueba que se necesite contra quien sea y en el momento oportuno. Ahora le tocó el turno al economista Héctor Mondragón, quien ha sido falsamente señalado de tener vínculos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

La guerra colombiana es una estrategia de dominación, que justifica y confunde intencionalmente resistencias democráticas con resistencias armadas, terrorismo con lucha social y justicia social con amenaza para el orden institucional, con el único propósito de eliminar las primeras identificándolas con las segundas. Como hemos intentado explicar por este mismo medio http://alainet.org/active/25910, el Modelo Colombia se dirige contra movimientos sociales y se exporta activamente. http://www.nasaacin.org/noticias.htm?x=6406

La paz tiene que parecer alcanzable pero nunca lo será hasta que el enemigo no sea acabado definitivamente y enemigos son todos los que no están de acuerdo con la clase dominante. Solo luego de que habrá paz, la situación de todos los colombianos se mejorará mágicamente. Esto es el postulado uribista: la causa de todos los males es la guerrilla y guerrilla son todos los que no sean uribistas.

En nombre de esta paz utópica, que se alcanza con muerte y la eliminación física, todo se justifica; así, mientras en todo el continente soplan vientos de cambios, en Colombia soplan los mismos vientos de guerra de siempre.

Una de las estrategias más poderosas para lograr este objetivo es la de desplazar el conflicto del terreno del debate de las ideas y de la movilización consciente de pueblos por causas justas, al terreno de la fuerza, de los dogmatismos, del dualismo amigo-enemigo.

En este contexto, para los intereses del capital transnacional y globalizado, las FARC pasan de ser una amenaza de insurgencia popular a convertirse en un instrumento de terror al servicio del capital. Este es el propósito que pretenden imponerle desde el poder. Cada acción de las FARC debe servir para legitimar el uso de la fuerza y movilizar el respaldo popular. Pero además, hay que fabricar con la propaganda, unas FARC globales, terroristas, amenazantes y vinculadas con cualquiera que pretenda desafiar el orden, denunciar sus abusos, señalar la opresión y difamar el camino de alternativas diversas para la vida. En este contexto, las FARC de la propaganda, como instrumento desde el poder global, son la realidad distorsionada de terror para la consolidación del poder transnacional. Las FARC servirán al orden si ya no son amenaza al establecimiento sino instrumento para judicializar, difamar, legitimar el uso de la fuerza y atacar a quienes desafíen su poder de despojo.

Es evidente que estamos ante una estrategia muy bien preparada para globalizar a las FARC y explotarla en la guerra contra el terrorismo. En este interés no tendría sentido derrotarla militarmente en Colombia. Igual que Al-Qaeda, las FARC del capital corporativo sirven para actuar en todas partes, señalar a cualquiera y mezclar culpables e inocentes. Las FARC se transforman desde Colombia por acción mediática-policial en instrumento de la agenda transnacional globalizante. La memoria de los pueblos es aplastada por la memoria manipulada de computadores al servicio del capital transnacional.

La evidencia de esto se acumula. En las últimas semanas las campañas de difamación se han intensificado, se señalan vínculos de las FARC con el gabinete del Presidente brasileño Lula, Luis Ignacio da Silva, sindicatos, ONGs y toda la solidaridad canadiense y europea, el gobierno nicaragüense, el partido de la Rifondazione Comunista en Italia, el gobierno de Evo Morales en Bolivia, el recién electo Presidente Lugo de Paraguay, activistas españoles y ecuatorianos. Se aplica una conocida y refinada estrategia: se establecen las FARC como terroristas por sus propias acciones y por las tergiversaciones, "falsos positivos"(1) y distorsiones de la propaganda. Se genera temor y rechazo y se señala a cualquiera, sea o no de las FARC, como colaborador y simpatizante con el fin de movilizar la opinión y el poder en contra de la resistencia, la memoria y los derechos de los pueblos. Se desplaza la confrontación política ideológica al terreno del terror y de la fuerza a través de señalamientos. Se crea un mal absoluto y todos los que se oponen al sistema se adscriben a este mal. Las instituciones jurídicas se ponen al servicio de la persecución.

En esta red ha sido enredado hace poco un amigo.

Héctor Mondragón es un ser humano excepcional: un tejedor de memorias, un maestro forjador de conciencias y de caminos. Ha dedicado su vida a hilar desde las experiencias de los pueblos y desde develar las estrategias de opresión, verdades que convocan la memoria, fomentan la conciencia e invitan a transformar la realidad del sometimiento a la dignidad. Este maestro de sabiduría, humilde y comprometido, siempre dispuesto a enfrentar el odio con la verdad, la injusticia con la consciencia y la arbitrariedad de la fuerza con argumentos e ideas, es una verdadera amenaza para el orden de propaganda, explotación y terror que se impone en y desde Colombia, precisamente porque simboliza la lucha contra el terror, la propaganda y la explotación. Todos los que trabajamos el tema de Colombia hemos aprendido mucho y debemos mucho a Héctor Mondragón, por esto nos ofende y duele vernos obligados a defender una vida de coherencia y dignidad que él mismo expresa en su palabra contundente y transparente ante señalamientos criminales de un orden perverso que se sustentan en el engaño y la intención infame: la de ensuciar su nombre para difamar y destruir el camino que está ayudando a forjar con los despojados. A Héctor Mondragón y a los pueblos conscientes, el régimen les tiene terror, porque la verdad y la memoria son amenazas incontenibles.

Héctor, además de tener una visión amplia, histórica y analítica del país es una persona que impresiona por su simplicidad, por su disponibilidad y su compromiso con los otros. En su caso basta con que se lean sus escritos y con que se recuerden sus actos y palabras desde todos los procesos y movimientos sociales en Colombia y el mundo para sustentar esta verdad incuestionable: Héctor Mondragón no es un terrorista ni tiene vínculos con terroristas. Esto es mentira. No hablemos de Héctor Mondragón. Hablemos de la estrategia de terror y difamación aplicada contra Héctor y contra la dignidad y justicia de la lucha de los pueblos:

El 29 de agosto en un artículo publicado por el diario El Tiempo titulado: Rastrean giros de sindicatos de Canadá a la ONG Fensuagro que habrían terminado en las FARC se encuentra la siguiente afirmación: “Y en un correo del 2 de abril del 2006, 'Reyes' le escribe a un hombre identificado como Héctor Mondragón: "Quiero presentarle a la camarada Liliany (…) ella trabaja conmigo y al mismo tiempo presta asesoría a Fensuagro (Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria) en su trabajo de relaciones internacionales. Naturalmente se trata de una camarada de absoluta confianza".

El correo de Reyes, según el reportaje, habría sido encontrado en los computadores del mismo Reyes, los que validó la Interpol y que son el “cerebro” permanente del régimen para globalizar a las FARC. Señalar a personas como Héctor Mondragón y a quienes no son terroristas sino luchadores sociales es su propósito fundamental. Propósito que será validado capturando de vez en cuando auténticos terroristas para fabricar credibilidad. “Si unos son culpables, los demás deben serlo”. De esto nos quieren convencer. Ahora se universalizan los "falsos positivos" y la paranoia. Las FARC, de ser un “ejército de bandidos” prácticamente derrotado, según el propio Gobierno, pasará a ser un poder perverso con presencia en tu barrio, en tu banco, en tu sindicato. Las FARC están en todas partes, en todo el mundo y son demonios. Cada sindicato, cada esfuerzo solidario, cada movimiento y persona que quieran desmovilizar y perseguir tendrá vínculos con las FARC. Así aparecerá en la memoria de los computadores.

Estos mismos computadores se han vuelto como el bolso de Mary Poppins, de los cuales se puede sacar cualquier prueba que se necesite contra quien sea. Pruebas que además mágicamente se filtran a la prensa en los momentos más oportunos.

El gobierno Uribe está involucrado en un número cada vez mayor de escándalos, cada uno de ellos sería suficiente para su caída. Parapolítica, cohecho de parlamentarios que aprobaron su reelección, falsas acusaciones y complot con paramilitares contra la Corte Suprema de Justicia, además del interés de la Corte Penal Internacional en abrir una investigación formal sobre Colombia. Frente a todo esto la reacción presidencial es como la de aquellos jugadores de Blackjack que después de haber perdido una vez doblan la apuesta la vez siguiente en el intento de recuperar, arriesgando, para llegar al punto en el que ya no hay nada más para apostar. En esta misma lógica el presidente nunca se defiende de las acusaciones sino que se lanza cada vez en nuevos ataques, esto, hasta que habrá gastado toda su popularidad.

En defensa de Héctor Mondragón hablan los comentarios de aquellos que, como los indígenas Nasa, han podido trabajar con él: “El que “Reyes” le haya escrito a Héctor Mondragón esta nota, o que se haya comunicado con él es falso. Esta es una invención perversa, mal intencionada y por ello mismo constituye un señalamiento criminal que busca ensuciar el buen nombre, la transparencia incomparable, la honestidad incuestionable de un maestro y compañero que merece todo el reconocimiento, respeto y afecto de quienes lo conocemos y venimos aprendiendo de él y con él desde hace muchos años”.

Héctor ha sido amenazado continuamente en su vida, ha tenido que salir del país, ha sido torturado por agentes del Estado en su juventud, pero el Estado no aparece para ayudarlo en su lucha o para reparar sus culpas, sino para señalarlo, para poner en riesgo una vez más su vida.

El señalamiento contra Héctor fabricada en la memoria del régimen del capital transnacional, transmitida a través la manipulada memoria de los computadores, es un anuncio de lo que avanza. Nadie está a salvo. La intención es el terror para someter. Si Héctor puede ser condenado, cualquiera es vulnerable. La lucha es entre la memoria que ha ayudado a tejer Héctor, la de los pueblos, la de la resistencia, la de las verdaderas estrategias, intenciones y trampas del opresor y la manipulada, falsificada y fabricada que se sirve de estratagemas sofisticadas para imponer una historia que nos lleva al fin de la historia. Defender a Héctor Mondragón es, por estas razones, defender nuestro derecho como pueblos a tener memoria y a hacer por fin realidad, nuestra libertad.
04/09/2008

* Fuente: Agencia Latinoamericana de Información

Nota:
(1) Falsos atentados montados por el ejército colombiano con el fin de mostrar "resultados positivos" ante el país. (NDLR)

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