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Salario Mínimo, Unidad de Fomento y Reajustabilidad Automática

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Como todos los años el salario mínimo no dejó contento a los trabajadores. Esta sensación térmica de injusticia tiene mucha relación con la forma en que, por un lado, se reajusta el ingreso de los trabajadores y, por otro, se actualizan los retornos del capital. Esto dice relación con la famosa Unidad de Fomento, UF, que se ha utilizado reiteradamente desde su creación hace más de 30 años, para reajustar todo tipo de préstamos, hipotecas y otros contratos en el mercado de la vivienda, así como los instrumentos financieros gubernamentales de largo plazo.

La evidencia muestra que la UF ha servido para preservar las utilidades y las ganancias, mientras los salarios se hunden en la inercia de la desvalorización. La UF consiste en un mecanismo de valorización económica vinculado al IPC, que permite una reajustabilidad automática y diaria de todo valor que se exprese en la famosa UF. Es decir, es una excelente manera de protegerse ante la inflación. Actualmente ésta es utilizada predominantemente en el sector financiero y ha permitido no sólo hacer inmunes los retornos del capital financiero, sino que, además, los ha hecho insensibles a las fluctuaciones del ciclo económico. Las utilidades netas de las instituciones financieras muestran una fuerte tendencia al alza entre 1990 y 2007, con un aumento sistemático de más de 500% en el período. Lo mismo puede apreciarse respecto de las instituciones bancarias cuyas tasas de rentabilidad superan en varias veces (sobre el 15%) el crecimiento del PIB en el período que va desde 1999 al 2004. Las sociedades anónimas, por su parte, muestran un crecimiento sostenido de las utilidades netas, por sobre el 500% en el período 2002-07.

A diferencia de lo observado respecto de las utilidades, las remuneraciones han presentado una tendencia a la baja. El crecimiento de los salarios nominales mostró casi una década de disminuciones entre 1995 y 2004, volviendo a aumentar a contar del 2005. Recién en el 2007 se alcanza el nivel de crecimiento experimentado por los salarios nominales una década antes. En términos reales, el crecimiento de las remuneraciones cae a la mitad entre 1995 y 2000, para luego estabilizarse y volver a aumentar recién en el 2007 a los niveles de una década atrás.

Ya es tiempo de avanzar hacia una reajustabilidad automática, al menos del famoso y controvertido salario mínimo, aunque lo justo sería aplicar reajustes automáticos a todos los salarios que reciben por contrato los trabajadores.

El autor es economista, Director de Arena Pública, plataforma de opinión de Universidad Arcis

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