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Bachellet no puede esconderse en su cargo para permitir terapias incompatibles con la ética médica

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Al Presidente del Colegio Médico de Chile, Dr. Juan Luis Castro y a la Comisión de Ética de la Orden
Desde Ciudad de México, 24 de enero de 2008

Mi petición al Colegio Médico de Chile, en su Presidente y Comité de Ética, se refiere a:

Situación de Patricia Troncoso, lider del pueblo Mapuche detenida en forma ilegítima, en huelga de hambre por mas de 100 días y sometidas a abusos adicionales por parte de Gendarmería, y con violación de sus derechos personales y en relación a estos la participación de la Doctora Michelle Bachelet, Presidenta de la República de Chile.

1. Las condiciones actuales de violencia física y sicológica para Patricia Troncoso (y otros presos Mapuche) son ampliamente conocidas.

2. Violación de su derecho de vida y derechos de persona en condiciones de encarcelamiento como presa política.

3. Aunque la Ley chilena vigente, que es vergonzosamente la misma de la dictadura, indique que los Mapuche son presos por delincuencia común, como dijera la Presidenta Bachelet en su viaje a Suiza el año recién pasado a las preguntas de periodistas y presiones de amnistía Internacional, como prisionera política Patricia Troncoso tiene el derecho en conciencia, de rechazar alimentación y terapias como forma de protesta. Las organizaciones de Derechos Humanos han establecido la validez de este argumento ya por muchas décadas. El que se haya implementado en forma muy tardía dicha alimentación parenteral (por lo demás en forma tardía –20 de enero- a la decisión del Juzgado a los 60 días de huelga de hambre) es en sí una violación de la ética médica. Las leyes chilenas no tienen jurisdicción para reprimir y violar este derecho. De tenerlas, sólo por la existencia de leyes antidemocráticas que después de 17 años de una llamada vida democrática, siguen siendo vigentes.

4. Es parte de las responsabilidades de la Orden Médica de Chile establecer con claridad, -como lo hizo en los casos de médicos que participaron en diferentes grados de violaciones de derechos humanos de presos y raptados por la dictadura que fueron torturados-, el que en Chile el derecho a rechazar alimentación forzada y terapias impuestas mediante violencia, al mismo tiempo que se impongan condiciones sub-óptimas de terapias cuando la aceptación de la paciente no existe (y/o de su familia si su capacidad de decisión estuviese demostrada con evidencia profesional comprobada y no sesgada por los intereses de las instituciones de gobierno)

5. Es un principio establecido en la ética médica el que las personas tienen absoluto derecho a tomar estas decisiones para aceptar o no terapias que les sean ofrecidas. Las entidades de salud deben respetar estos principios en forma absoluta. Los médicos, regidos por el código de ética tienen la obligación, de aceptar estos términos, apoyarlos y denunciar su violación cuando sucedan.

6. La Presidenta de Chile, Dra. Michelle Bachelet, es una persona con quien muchos hemos tenido un alto grado de solidaridad por haber sido sometida a desaparecimientos y torturas por la dictadura, y por ser, además, una doctora que juró defender los derechos de las personas. Sin embargo, ella no puede esconderse en su cargo para ejercer, facilitar, permitir o imponer a Patricia Troncoso ni a nadie, condiciones y terapias incompatibles con la ética médica. Sus silencios a la  imposición de estos tratamientos – de los que la presidenta ha sido informada por prensa, organizaciones Mapuche (incluso he mandado tres cartas personales a la colega Bachelet)- y la imposición de un aumento de la represión con estos tratos reñidos a la ética profesional conforman un caso de violación a la ética profesional médica, además de una confirmación de la violación los derechos de las personas en general y, en particular, los de la Nación Mapuche en Chile. Estos derechos son claramente reconocidos por las Naciones Unidas y confirmados en la Declaración de los Derechos de los Pueblos Originarios o Indígenas. Chile es signatario de ellos y no los implementa. Por ya muchos años el relator de las Naciones Unidas ha indicado al Gobierno Chileno las violaciones persistentes que menciono.

7. En el pasado tuve el privilegio de cooperar con el Colegio Médico por la defensa de los Derechos Humanos en nuestro país. Volver a hacerlo es una responsabilidad. Por las razones anteriores es mi urgente petición, -y ya sabiendo que el Colegio ha iniciado su participación en este triste e indignante caso-, que el Colegio Médico de Chile establezca:

   A. Dada la inminencia de una posible muerte de Patricia Troncoso a consecuencias de su huelga de hambre, sometida a un trato inhumano, con imposiciones terapéuticas contrarias a su voluntad, pido al Colegio que intervenga inmediatamente no sólo en las acciones legales que permitan el restablecimiento de los derechos violados en el campo de su salud sino que nombrando a una comisión de médicos especializados en cuidados intensivos adultos para apoyar sus necesidades.

B. El Colegio Médico de Chile es signatario de la declaración de Tokio, adoptada  en la 29ª. Asamblea Médica Mundial de Tokio, Septiembre 1975  que indica, a la letra (versión española oficial)

5. “El médico debe gozar de una completa independencia clínica para decidir el tipo de atención médica para la persona bajo su responsabilidad. El papel fundamental del médico es aliviar el sufrimiento del ser humano, sin que ningún motivo, personal, colectivo o político, lo aleje de este noble objetivo.”

6. “En el caso de un prisionero que rechace alimentos y a quien el médico considera capaz de comprender racional y sanamente las consecuencias de dicho rechazo voluntario de alimentación, no deberá ser alimentado artificialmente.

La decisión sobre la capacidad racional del prisionero debe ser confirmada al menos por otro médico ajeno al caso. El médico deberá explicar al prisionero las consecuencias de su rechazo a alimentarse.”

7. La Asociación Médica Mundial respaldará y debe instar a la comunidad internacional, asociaciones médicas nacionales y colegas médicos a apoyar al médico y a su familia frente a amenazas o represalias recibidas por haberse negado a aceptar el uso de la tortura y otras formas de trato cruel, inhumano o degradante.”

 C. Bajo estos aspectos, la Dra Michelle Bachelet ha puesto razones otras que las del bienestar, respeto y apoyo a la defensa de los derechos de Patricia Troncoso. No puede ser desconocido por parte de ella la situación de salud de Patricia Troncoso y el hecho de que ella, siendo la Jefa de todas las  instituciones del país, de Gendarmería y las dependencias de salud de dicha institución en especial, no ha actuado en forma adecuada. El haber permitido que los derechos de Patricia hayan sido burdamente violados es, sabiéndolo, responsabilidad de ella porque tiene los medios para impedir que ello suceda.  Su responsabilidad, al saberlo, es equivalente a la acción directa que es aplicada.

D. Por lo anterior solicito que sea rápida y efectivamente llevada a cabo la discusión del caso de la Dra Bachelet y se tome una decisión de  suspensión de su condición de miembro de la orden. Que la persistencia de esta situación y/o muerte de Patricia Troncoso debe implicar acciones del Colegio mayores y que se deben facilitar acciones legales que la paciente y/o familia estimen llevar adelante. Ante la ética nadie puede pretender estar por encima de ella ni menos aducir que lo hace por rezones de Estado. La doctora Bachelet sabe que ocurre, quienes lo hacen son todos sus subordinados y ella tiene el poder de impedirlo. No hacerlo es ser parte de este acto criminal.

E. El abogado Patricio Bell, quien defiende a la prisionera debe ser apoyado en sus trámites den defensa de los derechos humanos de Patricia Troncoso.
Quedo a la espera de una respuesta del Presidente de la Orden así como de las medidas que la Comisión de Ética determine.

Les saluda fraternalmente,

José Venturelli Barón 
RUT 4.309.228-6
Médico- Cirujano
Profesor Emérito de Pediatría, Universidad de McMaster
Esta nota ha sido escrita y enviada por correo electrónico gracias a la amable cooperación del Dr. Enrique Paris, desde Ciudad México, donde me encuentro de pasada.

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