El Semiárido brasilero: el más lluvioso del planeta
por Leonardo Boff (Brasil)
17 años atrás 3 min lectura
El novelista Graciliano Ramos, el pintor Di Cavalcanti y el cantor acordeonista Luiz Gonzaga nos acostumbraron a asociar el semiárido nordestino brasileño con la sequía. Pero es una visión corta y parcial. Los últimos años se dio un notable cambio de lectura. Estudios minuciosos y trabajos bien fundamentados han suscitado una visión revolucionaria. Se habla menos de sequía, y más de semiárido, con el que se debe convivir con creatividad.
En esta tarea están ganando importancia las ONGs, las comunidades eclesiales de base, la Articulación del Semiárido (ASA), que incluye 800 entidades en torno al proyecto "un millón de cisternas" (ya se han construido 200 mil), y el Movimiento de Organización Comunitaria (MOC) de Feira de Santana (Estado de Bahia) que actúa en 50 municipios. El mejor resumen de este proceso práctico-teórico nos es ofrecido por un eximio conocedor de la cuenca del río San Francisco, Roberto Malvezzi, en su libro "Semiárido: una visión holística" (Pensar Brasil, 2007). La cuestión central es entender el Semiárido como bioma, como ecosistena, y la estrategia consiste en convivir no con la sequía sino con el semiárido.
Tal bioma o ecosistema, llamado caatinga, recubre un área de 1.037.000 kilómetros cuadrados de rica biodiversidad. En la época de la sequía casi todo hiberna. Pero basta que llegue la lluvia, de septiembre a marzo, para que en pocos días todo resucite con un verdor deslumbrante. No hay falta de agua. En promedio caen 750 mm/año. Es el semiárido más lluvioso del planeta. Pero por ser un suelo cristalino (70%), que impide que penetre el agua -a lo que hay que añadir la evaporación por insolación-, se pierden anualmente cerca de 720 mil millones de litros de agua. Recogida, sería más que suficiente para toda la región.
La estrategia de convivencia con el Semiárido "busca enfocar la vida en las condiciones socioambientales de la región, en sus límites y potencialidades, presuponiendo nuevas formas de aprender y de tratar con ese ambiente, para alcanzar y transformar todos los sectores de la vida". En efecto, los varios grupos que actúan allí utilizan el método de Paulo Freire, que consiste, fundamentalmente, en crear sujetos activos, autónomos e inventivos. Así aprenden a aprovechar todos los recursos que la caatinga ofrece, utilizando tecnologías sociales de fácil manejo con el propósito de garantizar la seguridad alimentaria, nutricional e hídrica a través de la agricultura familiar y de pequeñas cooperativas.
Entre otros muchos, son notables tres proyectos: el de la construcción de un millón de cisternas de canalón que recogen el agua de lluvia de los tejados, llevándola directamente a depósitos de 16.000 litros herméticamente cerrados. Otro es "una tierra y dos aguas" (ó "1+2"): busca garantizar a cada familia un área de tierra suficiente para vivir con dignidad, una cisterna de canalón para el abastecimiento humano y otra para la producción. Finalmente, el Atlas del Nordeste, una propuesta de la Agencia Nacional de Aguas para beneficiar a 34 millones de nordestinos del medio urbano, propuesta que cuesta la mitad que el trasvase del río san Francisco. Este proyecto se opone al trasvase, calificado como "la última obra de la industria de la sequía y la primera del hidronegocio".
Si se llevan a cabo estos proyectos, costarán mucho menos, atenderán a más gente y no causarán impactos ambientales. Para terminar, cito otras dos iniciativas del MOC: el Programa de Erradicación del Trabajo Infantil (PETI), que ofrece educación contextualizada a los niños y el Baúl de la Lectura. Son baúles llenos de libros que recorren las comunidades entreteniendo a las personas con lecturas, interpretaciones y teatralizaciones que hacen pensar al pueblo. De hecho, el ser humano no nació para pasar hambre, sino para irradiar, como dice uno de nuestros poetas cantores.
2007-10-19
* Fuente: http://www.servicioskoinonia.org/
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