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Viña del Mar: ¡Han muerto 11 personas que vivían en calle plagada de antenas de celulares!

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Podría decirse que la pelea que han dado Enrique Liberona y su hijo Críspulo, en contra de las antenas de celular apostadas en su querida población Nueva Aurora, data de cuando la telefonía móvil estaba aún en pañales, casi como un sueño de ciencia ficción.

En 1982, dicen ellos, comenzaron a batallar contra empresas que inescrupulosamente (y sin consultas de ninguna especie a la población ni a las autoridades) instalaban enormes estructuras metálicas a escasa distancia de sus hogares, pese a que en naciones como Estados Unidos, Alemania y Japón ya se hablaba de los nocivos efectos que las ondas electromagnéticas emitidas, causaban en la salud de las personas. En 1988, agrega esta familia de suplementeros, se pusieron más firmes cuando –literalmente- a centímetros de su modesta vivienda les construyeron una gigantesca antena.

Con el tiempo, la salud de los vecinos de la calle Chile Sur y los alrededores comenzó a empeorar. Pasaban los años y misteriosos males empezaron a arrebatarles la vida. “Las antenas”, acusaron ellos. “Imposible”, “No es asunto nuestro”, “No hay pruebas concluyentes”, respondieron autoridades, doctores y especialistas, mostrando antiguos estudios de la Organización Mundial de Salud (OMS) realizados cuando aún no se masificaban los celulares ni las antenas en el mundo.

Pasaron los años y ahora podemos certificar que 11 vecinos de la cuadra han muerto. Cánceres fulminantes y descompensaciones cardíacas se apuntan, entre otros males inexplicables, en los certificados de defunción a los que accedió “El Observador”.

Estos son los vecinos muertos, a los que llaman los “mártires de las antenas”. José Gajardo Gariaga, Mónica Salvo Vera, Irene Vallette Flores, Luis López Sánchez, Rosa Peña álvarez, Sergio Riesco, Juan Carlos Valenzuela, Matilde Apablaza Orellana, Héctor Espinoza Soto, Verónica Cadín López y María Elena Silva. Todos fallecidos, todos viviendo en un radio que no supera los 40 metros de distancia, en medio de un enjambre de antenas en el Paradero 5 ½ de Nueva Aurora.

¿Quién responde por sus muertes?
¿Mera coincidencia? En absoluto dicen los vecinos con rabia. Y entonces viene lo increíble. El gran luchador contra las antenas, Enrique Liberona, patriarca y pionero nacional en los reclamos contra las antenas celulares, también está sufriendo graves males que lo tienen haciéndose exámenes para determinar hasta donde su detectada fibrosis pulmonar se debe a las malditas antenas. Mañana lunes le entregan los resultados de una biopsia. Y aunque teme lo peor, no calla.

Puede ser…
Por primera vez los ojos de expertos y autoridades empiezan a mirar con seriedad lo que los Liberona y su Comité de Defensa del Medio Ambiente de Nueva Aurora vienen diciendo hace mucho. “Pero si nos tildaron de locos y hoy ven que todo lo que decíamos era cierto”, reclama Críspulo.

Lo cierto es que su llamado ha ido sumando adeptos. Voces se alzan en Quilpué, Valparaíso, Concón, Quillota, La Calera, San Felipe, mientras los municipios empiezan a entender que tienen voz y parte en un asunto que creían exclusivo de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel). Para montar una antena se necesita una base para soportarla, es decir, una obra civil, que obligatoriamente debe contar con permiso de la Dirección de Obras del Municipio.

¿Cómo es posible que si para que funcione una botillería la ley establece que hay que realizar una consulta a los vecinos del barrio, para algo tan gigantesco como una antena basta que desde Santiago se dé la venia para su funcionamiento?. Alguien está equivocado. También hay casos que los atrasados Planos Reguladores se lo permiten. Y así ha sucedido con las 438 antenas que se habrán levantado en la Ciudad Jardín este año y con las 2.034 que habrá en toda la región. (Ver infografía).

En Viña del Mar la única prohibición explícita en el instrumento es que no se ubiquen en los miradores, pese a que desde su propia Dirección Comunal de Salud han reconocido que su presencia, al menos, altera los resultados de los exámenes médicos que se toman en los hospitales y consultorios. Del resto sólo se dice que los estudios sobre su nocividad directa sobre las personas no son concluyentes. O sea, acá no corre eso de que ante el riesgo lo mejor es abstenerse, pese a que lo lógico es que cuando en salud no hay opinión definitiva favorable, significa que tácitamente se está reconociendo que puede ser “malo”. Hasta la fecha no hay pronunciamiento del Instituto de Salud Pública, por lo tanto, no deberían instalarse más antenas hasta que ese organismo no emita un dictamen final.

¿Sólo con Ordenanzas?
El concejal (PPD) Max Bastidas ha sido en los últimos meses parte activa del movimiento que pretende acotar la proliferación de antenas en Viña del Mar. Aparte de enjuiciarlas, contó que el lunes el Departamento del Jurídico le entregará un informe al Concejo Municipal, el cual definirá cuál podría ser la mejor herramienta para enfrentar el problema, ya sea definiendo áreas en el Plan Regulador o estableciendo una ordenanza específica.

“La única forma de prohibirlas es modificando el Plan Regulador”, reconoce el director de Asesoría Jurídica de Concón, Iván Borie, municipio que, sin embargo, ha enfrentando el problema con una ordenanza, “que lo que hace es trabar, no hacer tan  expedita la tramitación, pero no tenemos armas para impedir”, agrega.
él fue el mentor del instrumento creado en 2001, luego que un rayo cayera sobre una de estas antenas y la corriente destruyera los electrodomésticos de 50 familias y dejara a dos personas heridas.

La ordenanza fue promulgada pero objetada por las telefónicas, que ganaron un recurso en la Corte de Apelaciones de Valparaíso. El municipio insistió, la mejoró y la repuso. Nuevamente fue recusada en la Justicia por las compañías, pero esta vez la Corte votó a favor del municipio de Concón. Las empresas elevaron un recurso de casación ante la Corte Suprema, pero luego desistieron.

“Se dieron cuenta que si la Suprema la validaba, servía de precedente para todo el país”, agrega el abogado. Evidentemente no quisieron una jurisprudencia que les entrabara el negocio en todo Chile.
La ordenanza es básica: exige que el proyecto de construcción pase por la Dirección de Obras; que sea firmado por un profesional responsable; y que tenga determinado distanciamiento respecto a otras construcciones, dice en lo general. Pero el reglamento de telecomunicaciones impide que para entregar la concesión se consulte a los municipios, por ejemplo.

“La Ley General de Urbanismo y Construcción es muy permisiva, permite que las antenas se instalen en cualquier parte. Los contribuyentes están sumamente desprotegidos. Falta una política gubernamental en este tema porque es muy difícil que los contribuyentes logren algo solos ya que se enfrentan a grandes empresas, con enormes equipos de defensa. Acá la opinión de la gente no opera”, lamenta.
Y después de tanto estudiar el tema tiene una opinión formada sobre sus supuestamente desconocidos efectos en la salud. “El ciudadano común no tiene los recursos para pagar estudios sobre los efectos de las ondas. éstas requieren mediciones de largo aliento, entonces terminan siendo financiadas por las empresas u organizaciones con bastante dinero”, enjuicia Iván Borie.

Urgencia a la ley
Con fecha 17 de abril el ministro del Interior Belisario Velasco, presentó al Congreso un nuevo proyecto de ley, complementario al que tiempo atrás desarrollaron los diputados Patricio Hales y Carlos Montes. Sin embargo, el cuerpo legislativo ingresó a la Cámara sin urgencia alguna, aún siendo ésta una promesa hecha por el Ejecutivo a la ciudadanía.

“El Gobierno ha manifestado que no tiene ninguna voluntad política de legislar sobre la materia”, reconoce el diputado Francisco Chahuán, quien este miércoles recibió a dirigentes de Quilpué, Viña del Mar y Santiago que bogan por una ley que controle la proliferación de antenas.

En la reunión, el parlamentario se comprometió a intermediar con sus colegas para una pronta solución. De hecho, en la ocasión de inmediato ofició misivas a las Comisiones de Salud, Medio Ambiente y Obras Públicas, donde la norma debe visarse, para que reciban a los diversos líderes del reclamo ciudadano.

* Fuente: www.diarioelobservador.cl


Nota de la Redacción: Si le interesa acceder a documentación con denuncias, con bases legales, técnica y científica sobre el impacto de las ondas electromagnéticas en el cuerpo humano, le recomendamos visitar el sitio: http://www.avaate.org 

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