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Leonardo Boff: Roma tiene miedo del presente y del futuro

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Entrevista
El teólogo brasileño Leonardo Boff, uno de los fundadores de la Teología de la Liberación, de visita a España criticó al Papa. Lamento que este fuera a Brasil con un discurso “preparado sobre la moral sexual, el divorcio y el ataque convencional a la modernidad", también reprochó al Papa "la falta de autocrítica" sobre la fuga de fieles a las iglesias pentecostales y la falta de vocaciones sacerdotales.

En relación al aumento del número de fieles evangélicos en toda América Latina, y en especial en Brasil, Boff aseguró que la Iglesia católica "se ha fosilizado en muchos aspectos, no ha renovado el lenguaje, ni ha actualizado los ritos, se ha cerrado sobre si misma".

Opinó que Benedicto XVI "es un Papa de continuación. él ha ayudado a formular un proyecto de Iglesia, junto con Juan Pablo II, volcada sobre si misma, en su institucionalidad, en reforzar el carácter clerical.

Lo que sigue es un entrevista de Lluis Amiguet para la Vanguardia con traducción del portugués de La ONDA digital.
“Tengo 68 años.  Siento el peso de la edad, pero también el equilibrio y la serenidad de haber vivido.  Nací en Brasil y es con dolor que veo la muerte de la Amazonia y de sus hijos.  Dejé el sacerdocio porque el Vaticano me exigió no humildad, que es una virtud, sino humillación, que es un pecado.  Me queda la palabra.”
 
– Padre Boff…
– No me llame padre que al Vaticano no le gusta.
 
– ¿Cómo quiere que lo llame?
– Como quiera.  Soy lo mismo: cambié de trinchera para continuar la misma batalla.  Dejé el ministerio, pero continué como teólogo y nunca más volví a tener problemas con el Vaticano.
 
– Resuma su vida en tres escenas.
– Nací en Brasil, estudié teología en el seminario y me volví franciscano.  Fui a Alemania a estudiar teología y volví a la Amazonia…
 
– ¿Allá la teología crítica alemana le fue útil?
– Ahora imaginemos la primera escena: estamos en Manaos, capital de la Amazonia, y le explico a un grupo de cristianos y sacerdotes el “Jesús en la visión crítica de la ciencia”, y veo en sus ojos que no entienden nada.  Uno de ellos me pregunta: “¿Cómo voy a anunciar a este Jesús a los indígenas que mueren en las tierras de los latifundistas porque las desmatan y acaban con ellos y todo su mundo?”  Entonces percibo que debo ser humilde y aceptar que debo reinventar la teología a partir de ellos.  En la escena siguiente estoy en Roma, sentado en la misma habitación donde estuvieron Galileo Galilei y Giordano Bruno…
 
 – La de las causas de la inquisición.
 – Allí, el entonces cardenal Ratzinger me procesa y allí siento muy hondo la dureza vaticana y su falta de corazón.  La tercera escena: estamos en la Eco 92 en Río de Janeiro y salgo de un diálogo con el Dalai Lama.  Se aproxima un cardenal de la Curia Romana y me critica: “Usted no aprendió nada del silencio necesario…”  “Puede elegir: Filipinas o Corea”.
 
 – ¿Usted se negó a ir?
– Obedecí, pero pregunté al cardenal si allá podría continuar hablando, escribiendo, enseñando… Y él respondió: “No podrá, porque le ordenamos permanecer en silencio en un convento”.
 
 – Entonces se negó a obedecer.
 – Porque ya no se trataba de humildad, que es una virtud, sino de humillación, que es un pecado.  Un teólogo sólo tiene la palabra para continuar vivo, y negarse a usarla es morir.  Entonces abandoné el sacerdocio.
 
–  ¿Usted mantiene un ministerio universal?
– El Vaticano afirma que sin la Iglesia no hay salvación, y esto es una arrogancia medieval: el espíritu de Dios está en todas partes y Dios, mirando a la humanidad, ve a todos sus hijos; no mira sólo al Vaticano.
 
– Para Roma eso es relativismo moral.
 – Y se aceptase que la centralidad no es la Iglesia, sino la humanidad entera, podría realmente salvar el mundo.
 
–  ¿Cómo?
– Superando el choque de culturas causado por el terrorismo y los fundamentalismos.  Tendríamos que aceptar que ninguna iglesia es portadora de la verdad única; sólo así podríamos llegar a la paz duradera.
 
– Todo tenemos algo de verdad, pero nadie la tiene por entero.
–       Antonio Machado explica eso bien:
“No me dé su verdad;
busquemos juntos la verdad
y guardemos la suya y la mía”.
 
– Si la verdad es única, anda siempre armada.
– El Occidente, con su pretensión de imponer la suya, que él cree única, llevó guerra y explotación a muchos lugares, y el sistema que impuso amenaza devastar el planeta, el hogar de la humanidad.
 
– La Amazonia corre peligro
– El planeta está en peligro. Recuerde que “hombre” viene de humus: tierra.  Somos la Tierra, y si la destruimos tampoco sobreviviremos: el papa en Brasil debería haberse pronunciado por la Tierra.
 
– Este es el mensaje de San Francisco.
– Por eso continúo siendo franciscano.  Francisco está más vivo que nosotros, a pesar de haber nacido hace 800 años.
 
– Es el santo ecologista.
 – Francisco abrazó a todos los seres de la tierra con sincera emoción.  Es el santo del diálogo con todos, comenzando por el Hermano Lobo, entonces flagelo de los hombres…
 
– Y hoy especie en extinción, el pobre.
– Francisco supo ver la comunidad de los seres vivos y su unión inseparable entre todos y con la Tierra.  No hay felicidad posible si explotamos a los humanos y otras especies.  “Adán” viene de Adana, tierra buena.
 
– Pero: “Pueblen la Tierra y subyúguenla”
– Este “subyuguen” fue mal traducido; en el original bíblico se refiere a cuidar de ella, en el sentido de cuidar de una herencia.  Tratamos a la Tierra como si fuese una mina de donde sacar todas las riquezas y después abandonarla y olvidarla.  Y la Tierra somos nosotros.
 
– ¿Su mensaje para la rica España?
– Recuerden que ustedes fueron pobres, y hoy el 20% de la humanidad se apropia del 80% de las riquezas del planeta, que deberían ser de todos.
 
– ¿Y qué habría que hacer?
– Transformemos con la paz y la palabra este sistema que explota a nuestra Tierra y hace que nos explotemos entre nosotros.
 
– ¿Cómo?
– Transformémonos a nosotros mismos; tomemos conciencia y empujemos a nuestros gobernantes con nuestra presión y nuestros votos y razones para evitar el sufrimiento y la explotación del resto de los hombres y de las especies.  Si no lo hacemos, por más que tengamos, no tenemos nada.
 
La “teodiversidad”
Veo en Leonardo Boff un hombre sabio y bueno, porque en él se siente la bondad, y si el otro teólogo mal visto en Roma, Hans Küng, habló aquí desde la inteligencia bondadosa, Boff se dirige ahora al corazón con la bondad inteligente.  Su discurso – moderno, como franciscano – sobre la biodiversidad amenazada y la teodiversidad necesaria para evitar el choque de civilizaciones es humilde, sincero, sentido y necesario.  Boff, más que separado del ministerio, se siente libre de la imposición de defender lo indefendible y se entrega a su fe como teólogo libre: ninguna iglesia es dueña de la única verdad; todas las religiones tienen algo de la verdad y ninguna la tiene por entero.  Por eso es una idiotez matar y matarse para imponer la nuestra.
 
* Fuente: LA ONDA® DIGITAL 
Traducido para LA ONDA digital por Cristina Iriarte
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