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Un beso y una rosa a todas las madres del mundo

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En este día no podemos dejar de pensar en todas aquellas madres que perdieron a sus compañeros, a sus hijas, a sus hijos, a sus nietos, algunos de ellos recién en camino a este mundo. Cada vez que pensamos en ellas, en nuestras madres que sufrieron al saber de lo que vivíamos y sufríamos durante los días en que las dictaduras asolaron nuestro continente, no podemos dejar de recordar esa hermosa y tierna canción de lucha de Silvio Rodríguez dedicadas a las madres de Vietnam, en plena guerra contra la agresión norteamericana:

MADRE (1974)
Madre, en tu día
no dejamos de mandarte nuestro amor.
Madre, en tu día
con las vidas construimos tu canción.

Madre, que tu nostalgia se vuelva el odio más feroz.
Madre, necesitamos de tu arroz.
Madre, ya no estés triste, la primavera volverá,
madre, con la palabra libertad.
Madre, los que no estemos para cantarte esta canción,
madre, recuerda que fue por tu amor.
Madre, en tu día
Madre Patria y Madre Revolución,
Madre, en tu día
tus muchachos barren minas de Haiphong.

Y aquí seguiremos soñando y luchando por ese mundo que soñábamos de niño, aprendiendo esas hermosas poesías de nuestros grandes de la literatura, en los años en que el día de la madre era un día de expresión de amor y no de comercio y consumo. Ayer celebrábamos este día en las escuelas de nuestro país, deseándoles un mundo de paz y tranquilidad. En no pocos, esos sueños de niño siguen vivos y les consideramos una deuda a saldar, en un mundo en que todas las madres tendrán la tranquilidad y el bienestar que se merecen, en el que sus sentimientos y sus virtudes no serán motivo de slogan en avisos comerciales que todo lo corrompen detrás del dinero.

Un beso y una rosa a todas las madres del mundo.

"Caricias"
Gabriela Mistral (Chile)

Madre, madre, tú me besas,
pero yo te beso más,
y el enjambre de mis besos
no te deja ni mirar…

Si la abeja se entra al lirio,
no se siente su aletear.
Cuando escondes a tu hijito
ni se le oye respirar…

Yo te miro, yo te miro
sin cansarme de mirar,
y qué lindo niño veo
a tus ojos asomar…

El estanque copia todo
lo que tú mirando estás;
pero tú en las niñas tienes
a tu hijo y nada más.

Los ojitos que me diste
me los tengo de gastar
en seguirte por los valles,

por el cielo y por el mar…
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