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El pacto secreto de la industria petrolera con los nazis

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Standard Oil y Adolf Eichmann – El pacto secreto de la industria petrolera con los nazis

La revolución rusa ordenó el mundo de nuevo. Hasta 1917 eran los europeos quienes mandaban. Ahora, las empresas de los Estados Unidos querían meterse también, sobre todo John D. Rockefeller, quien había fundado Standard Oil en 1870. En 1879 adquirió la Vacuum Company y otras empresas hasta ser dividida como Trust en 1911 en varias firmas más pequeñas. Pero los Rockefeller mantuvieron el poder. En aquella época, no se extrajo petróleo en el medio oriente sino en Texas y Bakú, en el Cáucaso, donde los dueños eran las familias Nobel y Rothschild. Pero con la revolución rusa, perdieron sus inversiones. ‘En el verano del 1918 el señor Nobel se refugió de los soviéticos y pidió de rodillas al Kaiser Wilhelm (Emperador alemán Guillermo), ayudarle para recuperar sus inversiones en Baku’, dice el histórico berlinés Dietrich Eichholtz. Pero, en una ‘recuperación’ no se podía pensar con una República alemana desarmada.

Rockefeller tenía los mismos intereses que el Deutsche Bank. También el banco alemán, después de la Primera Guerra Mundial, perdió todas sus acciones en la ‘Türkischen Petroleum Gesellschaft’ (Sociedad Turca de Petróleo) y con eso sus derechos sobre los yacimientos al lado del tren a Bagdad. Durante muchos años, el Banco hizo juicios vanamente hasta que se dio cuenta que en el frente jurídico no iba a avanzar. Apostó a otro frente. Encontró aliados en la industria petrolera. Alrededor de 1927, debe haber sido hecho este pacto secreto entre Standard Oil y los nazis. Adolf Hitler tiene que tomar el poder para conquistar el petróleo de Baku. El combustible lo quería entregar la Standard Oil. En ese mismo año, la Vacuum Oil Company, del imperio de Rockefeller, contrató al joven nazi Adolf Eichmann, quien mantuvo esta relación prometedora hasta junio de 1933.

En 1927, la Standard Oil y la IG Farben fundaron la Compañía ‘Standard IG Farben’ con sede en los EEUU. Su presidente fue William Farish, comerciante de petróleo. Standard cedió las patentes globales para el proceso de hidrogenación del carbón para producir carburante sintético y, viceversa, la compañía alemana les entregó la patente para la producción de buna, goma sintética.

La ‘Union Banking Corporation’ vendía desde el 1924 bonos alemanes en el mercado norteamericano. Su presidente George Herbert Walker llevó a su yerno Prescott Bush, abuelo de George W. Bush al directorio. Prescott Bush también dirigía la ‘Walkers American Shipping and Commerce’ con su ruta del norte atlántico de Hamburgo-América. En su directorio estaba Emil Helfferich, integrante del ‘Circulo de amigos del Reichsführer-SS’ y hasta el fin de la Guerra, presidente de la Sociedad Alemana-Americana de Petróleo, posteriormente ESSO, y de la Vacuum Oil Company en Hamburgo. ‘Redes de amiguitos’ que tenían el propósito de camuflar inversiones. En el caso contrario, uno corría el peligro de la confiscación como ‘propiedad del enemigo’ y de ser convicto como ‘cómplice de los nazis’.

‘Los Estados Unidos estaban profundamente divididos sobre la postura frente al Nacional Socialismo y si nos tuviésemos que meter en esta Guerra en Europa’ – dice el catedrático Christopher Simpson de la American University en Washington-, ‘la organización derechista y anti semita ‘America First’ simpatizaba abiertamente con los nazis.’

‘America First’ (Primero América) fue coordinada por los hermanos Dulles: John Foster Dulles, posteriormente ministro de relaciones exteriores, y Allan Dulles, jefe de la CIA. ‘America First’ defendía los intereses de las empresas norteamericanas que habían invertido en Alemania. Una declaración de guerra hubiera puesto en peligro esta inversión.

Después de la toma del poder en 1933, todo iba como había sido planificado. La Deutsche Bank se metió a través de su ‘Petroleum SA’ en el negocio petrolero. Con Standard Oil y la Shell se repartían riesgos y ganancias, como dice un memorando del Banco del 15 de marzo de 1935:

‘La Deutsche Petroleum SA adquirió concesiones para perforar y va a explotar regiones con subsidios estatales. Quiere hacer participar a la Royal Dutch Shell y la Vacuum Oil Company a través de una participación en los yacimientos futuros, así que se reducirá su riesgo pero también su ganancia en el caso de encontrar petróleo.’

La Royal Dutch Shell es controlada por las monarquías inglesa y holandesa y Vacuum Oil Company quiere decir: Standard Oil. El pacto secreto reparte riesgos y ganancias de los nuevos campos de petróleo. Standard Oil quería también ayudar a los alemanes en el ataque a Irak y a Irán, con ‘maquinas de perforar’, dice el ‘responsable para los países árabes’ en el ministerio de relaciones exteriores alemán el 5 de febrero de 1942:

‘El propósito de nuestro avance será, aparte de la ocupación de Irak, Siria y Palestina, sobre todo el Canal de Suez y el Golfo Pérsico. Tenemos que preparar la ocupación de todas las instalaciones petrolíferas de Arabia y de Irán. Un equipo de expertos bajo la dirección del geólogo Dr. Schmidt de la Vakuum-Oil-Company en Hamburgo se va a instalar y juntar todos los materiales necesarios, incluso las maquinas de perforación.’

El problema mayor del Ejercito alemán era el combustible para los tanques y aviones. Se podía producir del carbón gasolina – gracias a las patentes de la Standard Oil-. Pero no era suficiente.

El gobierno estadounidense se preocupaba mucho por esta alianza, sobre todo después del ataque japonés a Pearl Harbor, la razón para entrar en la guerra en diciembre de 1941. Se acordó una vieja ley sobre ‘el intercambio ilegal con el enemigo’ y abrió una causa penal contra la Standard Oil por haber escondido patentes sobre Buna y aluminio a las fuerzas armadas estadounidenses y al mismo tiempo entregado combustible a los submarinos y aviones alemanes. John D. Rockefeller dijo que no sabía nada y Farish rechazó la declaración, pero avisó al fiscal que la Standard Oil también entregaba combustible a las fuerzas armadas de los EEUU….

En marzo de 1942, el Pentágono pidió al presidente Roosevelt que cerrara la causa contra Standard Oil para no poner en peligro la producción bélica. Roosevelt aceptó. La Standard Oil tuvo que pagar una multa de 5.000 dólares y prometer que no abastecería más a los alemanes con combustible y se cerró la causa penal. Pero Farish tuvo que declarar frente a una comisión de investigación del senado que dirigió el posterior presidente Truman quien habló de ‘traición’.Dijo Farish frente a la comisión: ‘Nuestros contratos (con la IG Farben) tenían vigencia desde 1929 a 1947. Ustedes, gentlemen, deben entender, que contratos como estos no pierden vigencia solamente porque los gobiernos de las partes están en guerra. Las partes tienen que encontrar un camino para continuar con el negocio propio’.

Mientras los soldados se mataban en los campos de batalla, la industria buscaba un camino para ‘continuar con el negocio propio’. No fue fácil porque el Congreso en Washington decidió, contra la presión de las empresas, declarar la guerra a Alemania e impedir el pacto secreto de la industria petrolera con los nazis. Para Standard Oil fue una derrota enorme. ¿Cómo ‘continuar con el negocio propio?’ ¿Fundar un servicio de inteligencia propio? ¿Un servicio que no tenía como destino principal la seguridad nacional sino el negocio? ¿Business?

Hasta ahora, se sabe poco sobre tal servicio. Pero recientemente, aparecieron en un rancho de Virginia algunas cajas llenas de papeles que fueron entregadas a la CIA. Se refieren a una agencia de inteligencia con el nombre ‘the pond‘, fundada en 1942, justo en el año de la causa contra la Standard Oil.

La apertura de estas cajas al público al menos llevará tres años, me escribió la CIA. Pero me ofreció venderme la información que pedía, pagando 2880 dólares.

La batalla en el Cáucaso duró cinco meses y medio. A partir de mediados de 1942, cuando en los EEUU la Standard Oil acababa de sufrir la causa penal y las investigaciones en el Senado, el abastecimiento de las tropas alemanas se interrumpió. En enero de 1943, la derrota de la Wehrmacht fue ya un hecho a pesar que la guerra siguió aún dos años y medio más.

Standard Oil quería mandar petróleo vía países neutros. Standard Oil of New Jersey mandó a su joven jurista a Venezuela. Y en 1940, la Standard Oil mandó a William Mosetti a la Argentina.

Mosetti nació el 25 de Noviembre 1914 en Trieste. Su padre era director del ‘Lloyd Triestino’, una compañía de navegación que controlaba el canal de Suez. Mosetti júnior aprendió varios idiomas y estudió en Florencia matemática, química y física. En 1935 participó en la Campaña de Abissinia como oficial de Mussolini. El motivo de la guerra fueron los yacimientos petrolíferos en Africa y Standard Oil suministró al Duce el combustible necesario. En 1936 la tropa fascista tomó Addis Abeba después de haber utilizado gas letal. Después de esta Guerra, Mosetti volvió a la vida de los negocios, pero no a la compañía de su padre que fue nacionalizada por Mussolini para controlar los buques comerciales.

Mosetti empezó primero en General Motors, después en Ford en Alemania y el 15 de noviembre de 1939 firmó un contrato con la Socony-Vacuum, la ‘Standard Oil Company of New York’ quien lo mandó a Argentina, un país muy amable con los países del Eje pero permaneció neutral hasta pocas semanas antes de terminar la Guerra.

Argentina tenía yacimientos petroleros propios y no estaba interesada ni en exportar ni en importar. Y en los EEUU, en diciembre de 1942 fue fundada la ‘Petroleum Administration of War’ (PAW) que impedía que el combustible llegase a las manos de los enemigos. Tenía que autorizar cada exportación. El 25 de marzo de 1942, la embajada estadounidense escribió a Washington: ‘Cantidades enormes de crudo son importadas por las sucursales argentinas de Standard Oil of New Jersey y Socony Vacuum. Un corte le daría desventajas comparada con la competencia que compra petróleo en Argentina.’

¿Quería Standard Oil mandar petróleo a Alemania a través de la Argentina neutral? Si es así, debe haber una diferencia entre las exportaciones desde EEUU y sus refinerías en el Caribe hacia Argentina y las importaciones de Argentina. Esta diferencia, según las estadísticas del PAW y los datos oficiales del gobierno argentino, fue grande en 1941 – pero lejos de satisfacer las necesidades de los Alemanes-. Y en 1942 se reduce drásticamente. Los aliados controlaban el Atlántico y no hubo forma de mandar el petróleo. Standard Oil cambió la consigna: en vez de apostar a la victoria y la toma del petróleo del Cáucaso, empezó a limitar el daño.

Mosetti arribó el 18 de marzo de 1943 al puerto de Los Angeles. Un ciudadano italiano, antes oficial de Mussolini. Gente como ésta fue internada. Pero Mosetti dijo a las autoridades de migración, que a partir de ahora quería luchar para los Aliados. Un ‘prominent businessman’, como dice el expediente, fue su garantía y a las pocas semanas Mosetti adquirió la ciudadanía norteamericana. El 18 de mayo de 1943 se alistó como soldado raso en el Ejército y fue asignado primeramente al Signal Training Battalion en Camp Crowder, Missouri. Allí se capacitó para el servicio de informaciones y para el oficio de espía. En diciembre del mismo año, el Comando del Ejército lo sometió a órdenes secretas y fue enviado a una misión en ultramar.

La OSS, Office of Strategic Services (Oficina de Servicios Estratégicos), antecesora de la CIA, se interesó por Mosetti – quien hablaba fluidamente italiano y francés– y quería reclutarlo para una misión secreta en Argelia. ‘Se requiere los conocimientos de tácticas de guerrilla y/o conducción de comandos de guerra, dominio del combate cuerpo a cuerpo y manejo de explosivos y armas. Debe estar preparado para asumir misiones peligrosas. Debe poseer cualidades de líder y fortaleza física. Debe ser de creencias cristianas y ciudadano estadounidense.’

Pero el Ejército no lo quiso perder. Mandó a Mosetti al norte de Africa y desde ahí preparó la invasión a Italia. En Junio de 1946 dejó el Ejército. Volvió a Standard Oil hasta que fue mandado por la Daimler-Benz a Argentina. El 29 de abril de 1960 lo nombró la asamblea de los accionistas de Mercedes Benz Argentina como Director General y doce días mas tarde desaparece Adolf Eichmann, anteriormente empleado de Vacuum Oil Company en Austria. El 23 de mayo el premier ministro David Ben Gurion publicó que el criminal de guerra se encuentra en detención israelí. Se sabe que Eichmann en la corte en Israel nunca inculpó a sus cómplices o a los hombres detrás de los nazis. Nunca mencionó públicamente un pacto secreto.

Mosetti dejó la Mercedes Benz en 1975. Su último empleo fue en la embajada estadounidense en Berna. Murió en 1992 en Suiza.

Después de largos años de investigación estoy frente a un muro de silencio. En los archivos de Standard Oil y DaimlerChrysler solo vi material ‘limpiado’. DaimlerChrysler dijo durante tres años no conocer ni el nombre de William Mosetti, 15 años su director general. Pregunté a Exxon Mobil por el pacto secreto con los nazis y sobre sus empleados Eichmann y Mosetti. Dicen que no encontraron sus nombres en sus archivos.

Las corporaciones pueden actuar de esa manera cínica. Las leyes que regulan el acceso a informaciones no se refieren a empresas privadas, solamente a las instituciones del Estado. Pero está la misma pregunta en el tapete, hoy como en 1942: ¿cómo las fuerzas democráticas tienen que afrontar a las corporaciones cuando violan leyes y la Seguridad Nacional? En 1942, el gobierno estadounidense cometió el error histórico de cerrar la causa penal contra Standard Oil y no la abrió tampoco después de la guerra.

El error se prolongaba hacia el tema del lavado del dinero nazi. Dos veces el gobierno de los EEUU intentó ubicar el ‘oro nazi‘. Ya antes de finalizar la guerra creó la ‘operación Safehaven’ (puerto seguro), buscando las cuentas de las empresas alemanas en Suiza. Pero en 1947 muere pacíficamente la operación ‘Safehaven’, se anunciaba ya la Guerra Fría y se necesitaban aliados.

Hace diez años, el secretario de Estado Stuart Eizenstat publicó un informe voluminoso sobre el ‘lavado del oro nazi’. Todas las instituciones de los EEUU tuvieron que abrir sus archivos para este trabajo. Pero en el informe de Eizenstat no hay nada nuevo, ni una pista del lavado de dinero de Daimler-Benz en Argentina, ni una mención de William Mosetti a pesar de que la confiscación del imperio de Jorge Antonio estuvo durante años en las tapas de los diarios argentinos y los jefes de la CIA lo debían haber visto. La industria alemana pagó diez mil millones de marcos (alrededor cinco mil millones de dólares) para los trabajadores forzados y el tema desapareció.

En este momento, en los EEUU ya empezó el periodo post Bush. El Congreso dominado por el Partido Demócrata prueba salir de la guerra en Irak y de crear las condiciones para investigaciones contra George W. Bush. Probablemente, se van a negociar y esconder los hechos nuevamente, fuera del público y del control democrático. Como en 1942.

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