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Concentración Económica y Predicciones Teóricas

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La concentración de la riqueza en manos de unos pocos, se ha profundizado durante el actual gobierno de Michelle Bachelet. Las diez empresas con mayores ganancias, en el año 2006, aportaron el 60 % de las utilidades reportadas por el total de las sociedades anónimas que entregan sus resultados a la Superintendencia de Valores.

De acuerdo a la información entregada por el organismo estatal, 600 empresas registraron un record histórico de utilidades que alcanzó a los US $18 mil millones, lo cual representa un aumentó cercano a 40 % respecto a 2005. El diario económico Estrategia indicó que el “8% de las sociedades anónimas concentró el 90 % del aumento de las utilidades.”

En el primer lugar del ranking sé ubicó Minera Escondida con utilidades por US$ 5.325 millones, las cuales representan un 30 % del total de ganancias. Las extraordinarias utilidades logradas por los consorcios cupríferos privados, se debieron a los altos precios del cobre en los mercados internacionales durante el período. A continuación se ubicó Empresas Copec, perteneciente al conglomerado más importante existente en la económica chilena controlado por el grupo Angelini.

El economista Hugo Fazio, en un articulo publicado por Argenpress, resume la situación señalando que los tres grupos económicos más importantes, tuvieron un año muy favorable como consecuencia, en particular, de las ganancias de una empresa. Angellini por los resultados alcanzados por Celulosa Arauco. Luksic por las utilidades del holding Antofagasta Minerals beneficiada por el aumento del precio del cobre. Y Matte por la eléctrica Colbun que le aportó las mayores utilidades.

Fazio apunta, además, que la concentración económica queda en evidencia al considerar el sector exportador, el cual incluye filiales de empresas extranjeras que no aparecen en el informe de la superintendencia. Durante 2005, “las diez empresas con mayores ventas efectuaron un 54.5% de las exportaciones totales”.

El aumento de la concentración de la riqueza en manos de los grupos económicos es inadmisible, pero de ninguna manera sorprendente. La confirmación con cifras de lo que más o menos todos los chilenos sospechan, es la consecuencia lógica de la inalterable aplicación del modelo económico neoliberal por parte del actual gobierno.

Lo más significativo e ilustrativo, quizás, es que el capitalismo en el ámbito mundial y la burguesía chilena, en el caso específico de nuestro país, aportan los argumentos que confirman la certeza del marxismo.

El escritor británico Alan Woods en su ponencia titulada “El Socialismo No Es Utópico Sino Una Necesidad”, señala que los defensores del capitalismo sostienen que “Marx se equivocó, cuando predijo la inevitabilidad de la concentración del capital cada vez en menos manos". Marx no se equivocó y "son  las cifras las que demuestran todo lo contrario. Nunca en toda la historia la concentración del capital ha sido más intensa que ahora”. Se estima que 200 grandes empresas controlan una cuarta parte de las actividades económicas a escala mundial. Y de acuerdo a la reciente información de la Superintendencia de Valores, un puñado de diez empresas concentra la mayor parte de las utilidades que genera la economía chilena.

Agrega Woods, que los detractores también rechazan el planteamiento marxista de la creciente pauperización de las masas en el capitalismo. Al respecto, es necesario aclarar que para Marx el nivel de pobreza siempre tuvo un carácter relativo y no absoluto. Y, precisamente, si se analiza la situación de los trabajadores en el ámbito global se ha producido, en términos relativos, un aumento notable de la desigualdad entre ricos y pobres no sólo en los países del tercer mundo, sino incluso en los países más desarrollados como Estados Unidos y Canadá.

La gigantesca concentración de los bienes y las ganancias del capital, acrecentada en el primer año del gobierno de Bachelet, contrasta con el escaso crecimiento de las remuneraciones y los exiguos ingresos de la mayoría de la población. Chile, no sin razón, ostenta el vergonzoso título de ser el país latinoamericano con la peor distribución de ingresos superado solamente por Brasil.

A la luz de la brutal desigualdad social existente, tal vez, deberían modificar el slogan Concertacionista de la campaña presidencial “Chile somos todos. Lo forjamos entre todos…”, y agregarle, “para provecho de unos pocos”.

* El autor es investigador del Latin American Research Institute (LARI) en Edmonton, Canadá
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