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Terrorismo contra Cuba y Operación Cóndor

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Presentación ante el Tribunal de Pensamiento realizado en Buenos Aires, 16/9/2006

Nos presentamos ante este Tribunal para informar sobre la situación de cinco jóvenes cubanos, Antonio Guerrero, Fernando González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino y René González, condenados ilegalmente, después que el 9 de agosto de 2005 la Corte de Apelaciones del 11º Circuito de Atlanta hizo pública su decisión de revocar sus condenas y ordenar un nuevo juicio ante la evidencia de que era imposible obtener un juicio justo en Miami, lo que violentaba la Constitución de los Estados Unidos.

Sentenciados por tratar de proteger a su pueblo del terrorismo ejercido sobre su país a lo largo de casi medio siglo, en acciones que van desde invasión, bloqueo, que es un acto criminal de guerra, bombardeos, atentados de todo tipo que dejaron miles de víctimas, incluyendo la guerra biológica, también lo han sido por proteger a todos nuestros países.

En la historia que marcó  las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, el caso de los Cinco prisioneros políticos del imperio no es sino la continuación de la política criminal que ha existido desde 1959 cuando triunfó la Revolución en esa isla del Caribe contra una dictadura, también impuesta y sostenida por Washington. Pero desde antes, porque esa política tiene profundas raíces en las intenciones imperialistas que se remontan al siglo XVIII, cuando el gobierno de turno en Estados Unidos cercena la independencia lograda por el heroico pueblo cubano en su lucha desigual y extraordinaria contra el imperio español.

Detrás de la injusta e indebida prisión de los Cinco está esta historia a través de la cual se advierte documentadamente la intención de todos los gobiernos norteamericanos por dominar a la pequeña isla del caribe, sin lograrlo, pero también al resto de la región. Y entonces se debe considerar que los Cinco están prisioneros en un país cuyo objetivo anunciado públicamente en estos días es la recolonización de Cuba y cuya administración actual que encabeza George W, Bush ejerce en estos momentos  un terrorismo de Estado mundial.

Ese Estado terrorista, que actúa en absoluta ilegalidad internacional, donde su presidente que declaró unilateralmente la guerra preventiva, infinita y sin fronteras a todo el mundo  acaba de justificar las inenarrables torturas, los campos de concentración, que no otra cosa son sus cárceles en Afganistán e Irak, las ejecuciones sumarias, que practica  en ambos países, ocupados después de una invasión criminal.

Ambos pueblos están sometidos a exterminio y genocidio bajo la ocupación de Estados Unidos y sus aliados, que utilizan a sus viejos mercenarios para una guerra sucia, lo que sólo entre junio y julio han secuestrado, torturado y asesinado a más de ocho mil personas y lo siguen haciendo, además de  producir atentados que dejan miles de víctimas en la población civil, para inculparlos a la resistencia y lograr enfrentar a los grupos que la integran.

También el presidente Bush justificó  la siembra de cárceles secretas, el traslado de detenidos desaparecidos, a través del mundo, y  pidió más poderes para los torturadores en nombre de una presunta lucha contra el terrorismo. El país que tiene prisioneros a los cinco jóvenes, ha cercenado todas las libertades internas y se ha arrogado el derecho a controlar y vigilar la vida de sus ciudadanos, a puntos sólo comparables con los tiempos del nazismo y también de manipular y mentir a su población para mantenerlos bajo el terror y hacerlos cómplice de sus crímenes, como lo hizo Adolf Hitler en su momento en Alemania.

Estados Unidos afrenta a Cuba y América Latina al enviar detenidos-desaparecidos a la base militar, que ilegalmente montó en Guantánamo, territorio cubano ocupado en forma colonial, en pleno Siglo 21 ahora convertido en un  campo de concentración, que propagandiza para aterrorizar al mundo.

Pero lo mismo ha hecho a través del siglo pasado, cuando sembró y convalidó todas las dictaduras en América Latina y las más crueles las de la teoría de Seguridad Nacional de los años ´70.

Es en ese país en que se encuentran prisioneros estos jóvenes y donde los terroristas verdaderos, son protegidos, pagados, amparados y utilizados por ese mismo Estado para sus operaciones de guerra sucia y encubiertas en el mundo.

En este caso me voy a referir a una siniestra Operación de Contrainsurgencia que se realizó en todos nuestros países, en el marco de esas dictaduras que Estados Unidos impuso en América del Sur.

Se trata de la Operación Cóndor, de características selectivas, donde Washington logró crear una coordinadora criminal entre las dictaduras del Cono Sur y cuyas acciones comenzaron desde los años 1974-75, hasta que de alguna manera con la imposición de la dictadura argentina en marzo de 1976, se "institucionaliza" como mecanismo de terror extraterritorial.

Esta Operación criminal de contrainsurgencia, posibilitó la coordinación de las dictaduras del Cono Sur para asesinar, secuestrar, torturar, trasladar ilegalmente de un país a otro a todos los opositores, fue posible  por la capacidad y experiencia que para estas acciones habían acumulado los grupos terroristas cubano- americanos de Miami, agentes predilectos de la CIA estadounidense. Pero esencialmente estamos viendo en su accionar uno de los antecedentes más definidos sobre lo que fue la Operación Cóndor. Y bien podría decirse para ellos fue sólo una continuidad en sus operaciones criminales, pero esta vez trabajando codo a codo, con los organismos de seguridad policiales y militares de todos nuestros países, a los cuáles asesoraron además en sus métodos criminales. 

Utilizados los mercenarios cubanos americano por la CIA y otras instituciones para cubrir sus acciones de guerras sucias en el esquema de la Guerra Fría, trabajaban con todo el apoyo financiero y de los elementos necesarios, y el amparo y protección de los gobiernos estadounidenses.

Son numerosos los documentos que muestran estas relaciones y en los tiempos en que el ex presidente George Bush estaba al frente de la CIA, (1976.1977) se registra un salto cualitativo en las acciones terroristas, esencialmente en sus actividades en toda América Latina.

Esos terroristas pasaron después del estrepitoso fracaso de su invasión a Cuba, en Playa Girón en 1961, donde entre otros estuvo también Luis Posadas Carriles, el mismo que se hizo Ranger en Fort Bennign se enroló en la CIA, colaboró con el FBI como experto
en explosivos y organizador de equipos de infiltración en operaciones contra objetivos cubanos y luego contra otros países.

De aquellos "invasores" frustrados de Girón, esos grupos actuaron con nuevas modalidades desde mediados de los ´60 para realizar  ataques  terroristas contra los intereses de Cuba y de otros países relacionados con la Isla, y es muy definido su accionar en los años 1974-1976, un período en que los extremistas anticubanos realizaron, por ejemplo,  202 actos terroristas, que afectaron a 23 países de varios continentes, tal como lo registra en sus trabajos el investigador cubano Jose Luis Méndez y Méndez.

Sólo en Estados Unidos se documentan  113 actos terroristas contra  entidades norteamericanas y de otras naciones relacionadas con Cuba. "Cada cinco días, como promedio, se realizó un acto de terror, con su efecto de pavor, daños humanos y materiales", señala Méndez y Méndez. En todo el accionar de estos grupos que desde 1965 tuvieron en jaque a México y otros países, mediante una serie de atentados que están cuidadosamente registrados fueron protegidos y salvados por Estados Unidos, cada vez que se los descubría. La saga de atentados y crímenes contabilizados además en los años 75 y 76,  puede seguirse por las noticias aparecidas en algunos medios donde además se publicaban incluso los compendios de "las actividades violentas" y se definía la llamada (por los extremistas anticubanos) "Tercera Posición" sinónimo de terrorismo y de lo que estos grupos definirían en algún momento como "Guerra por los caminos del mundo", tan identificada luego en la Operación Cóndor o en lo que hoy está llevando adelante Estados Unidos en todo el planeta.

En el año ´75, por ejemplo, las sesenta y cinco muertes por atentados triplicaban las cifras de 1974 (21 muertos y 176 heridos), “los  daños a la propiedad, según el FBI”, se valoraron por un monto aproximado de 24 millones 500 mil dólares; el año anterior sólo habían ascendido a 8 millones de dólares; es decir, en 1975 hubo un incremento de un 300 % en relación con el año precedente.

La larga jornada terrorista de 1976, que disparó no sólo las acciones criminales  sino la cifra de víctimas comenzó – como señala  Méndez y Méndez – el  2 de enero, cuando estalló una bomba en el auto de un matrimonio de emigrados cubanos residentes en Cliffside, Nueva Jersey. Ricardo Maldonado y su esposa salieron ilesos por escasos segundos. Al día siguiente, un cable de la agencia española EFE, fechado en los Estados Unidos, sentenciaba: “Entra Estados Unidos en su bicentenario bajo el signo de las bombas y el terrorismo”.

Son los mismos terroristas los que actuaron contra Cuba, los que fueron torturadores en Vietnam y otros países, los que se jactaban de volar los automóviles de las víctimas del terrorismo de Estado que unificaba a las dictaduras en su accionar conjunto en la Operación Cóndor.  Razones tenían los fascistas italianos en sus declaraciones como "testigos protegidos" en Italia, al referirse a las dictaduras del Cono Sur. “Los cubanos de Miami, eran los más expertos” en el arte de asesinar y volar “enemigos”.

Esos “expertos” formados para matar sin piedad  fueron figuras claves en la represión en Venezuela, en Centroamérica, trabajando  codo a codo con la DINA de Chile, policía política del ex dictador Augusto Pinochet, con los escuadrones de la muerte en todo el continente, con la "Triple A", sembrando el crimen en las calles argentinas en los  años 74-75 y luego con los dictadores de toda la región.

La Operación Cóndor tuvo sus antecedentes básicos en la llamada "Operación Fénix", que la CIA desarrolló en el sudeste asiático a mediados de los años ´60, en otras operaciones similares, incluyendo algunas de la policía antidrogas en  América Latina. Pero hubiera sido imposible a los dictadores operar con tanta efectividad contra sus víctimas sin la ayuda de los grupos terroristas cubanos de Miami, que para este fin, el presidente George Bush padre, a su paso por la CIA en los años 76 ordenó  agruparse en lo que se conoció como el "Comando de Organizaciones Revolucionarias Unidas" (CORU).

Allí convergieron los grupos más siniestros del terrorismo cubano de Miami, que además tenían una larga experiencia en esto de trasladarse sigilosamente por los países del mundo, para asesinar, volar embajadas cubanas, oficinas vinculadas con la Isla, castigar y desestabilizar a gobiernos más cercanos a Cuba, a políticos de izquierda, realizar miles de atentados terroristas contra el pueblo cubano, volar aviones.

La voladura del avión de Cubana de Aviación cuando despegó de Barbados no es el único caso, aunque es el más conocido y terrible  por la cantidad de víctimas que dejó: 73 personas.

Me voy a referir específicamente a la connotación que tuvo la participación de estos grupos cubanos de Miami en todos los atentados cometidos por los grupos de tareas de las dictaduras de Suramérica y de Centroamérica actuando en forma conjunta.

En este caso, la documentación obtenida, incluyendo a documentos desclasificados y minuciosas investigaciones determinan que desde los años ´60 los grupos terroristas cubano-americanos que dependían de la CIA y otras instituciones estadounidenses llevaron a cabo operaciones criminales no sólo contra Cuba sino en diversos países del mundo.

En los años 1974-75 intentaron instalar en Miami la sede de la Operación Cóndor, nombre que utilizaron en varias acciones.

El 19 de mayo  de 2005 algunos documentos oficiales secretos revelados en Washington demostraron que la CIA conocía los planes del grupo dirigido por el terrorista Luis Posada Carriles para hacer estallar el avión de Cubana en 1976, y que el FBI no sólo tenía contacto con uno de los venezolanos que colocaron la bomba en el avión, sino que le facilitó una visa para viajar a Estados Unidos cinco días antes del atentado. (David Brooks, Jim Carson – La Jornada, México)

Los documentos divulgados por la organización independiente National Security Archive en Washington, también incluyeron el primer informe enviado al entonces secretario de Estado Henry Kissinger, por el Buró de Inteligencia del Departamento de Estado sobre el estallido del vuelo 455 de Cubana de Aviación, donde se señala que una fuente de la CIA había escuchado a Posada sobre que iban a atacar un avión cubano y le facilitó el ingreso a EE.UU. en 1976.  Luego trabajó con la “contra” nicaragüense después de escapar de Venezuela en 1985. Según el National Security Archive, “no hay nada en los archivos desclasificados que indique que la CIA alertó a las autoridades cubanas de la amenaza terrorista contra los aviones de su país”.

Documentos de la CIA aún clasificados indican que el informante podría haber sido el propio Posada, quien en aquel tiempo estaba en contacto periódico con agentes de la CIA y del FBI en Venezuela.

Anteriormente, el National Security Archive con sede en la Universidad George Washington,  divulgó informes desclasificados de la CIA y el FBI que identificaban a Posada Carriles como uno de los "ingenieros" del atentado contra el avión cubano que causó la muerte de los 73 pasajeros.

Posada Carriles, confirman los documentos, fue reclutado por la CIA en los años ´60 y mantuvo algún tipo de relación con esa agencia hasta por lo menos junio de 1976. Pero luego sigue trabajando para la CIA y el FBI, como se demostró en las operaciones encubiertas estadunidenses en los ´80, según documentos oficiales previamente divulgados.

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Después de escapar de la cárcel en Venezuela en 1985, donde estaba condenado por la voladura del avión de Barbados, Posada Carriles de inmediato fue a El Salvador para trabajar en las operaciones ilícitas estadounidenses de apoyo a la "contra" nicaragüense bajo el mando del coronel Oliver North. Ahí, con el alias de Ramón Medina trabajó bajo Félix Rodríguez (alias Max Gómez), otro cubano anticastrista con largo historial de nexos con la CIA, y quien estaba encargado de enviar armas a la contra desde El Salvador.

Los documentos desclasificados  alertando sobre el complot de la bomba en el avión cubano están fechados el 21 de junio de 1976, y reportan que  un grupo extremista  del cual Orlando Bosch es líder, tiene planes para colocar una bomba en un vuelo de Cubana viajando entre Panamá y Habana".

Eso se produce en el mismo momento en que Bush ordena a sus agentes la creación del CORU, que se hace en1976 en Bonao, República Dominicana, previa reunión en Costa Rica. Hay un ejemplo que surge de los documentos desclasificados donde  el FBI transmite un informe llamado "Intención de Representación Cubana en el Exilio" (RECE) para volar una nave cubana o soviética en Veracruz, México, fechado el 7 de julio de 1965.

Se incluye otra información obtenida de la estación de la CIA en México sobre un pago de Jorge Mas Canosa a Posada Carriles para financiar una operación de sabotaje contra barcos en ese país. El informe dice que Posadas contaba con "110 libras de explosivos C-4 y detonadores", así como algún tipo de minas para llevar a cabo estos atentados.

En un informe transmitido el 13 de julio de 1965 el FBI sobre el grupo encabezado por Posada Carriles (RECE), se mencionan varias operaciones, incluida la de un bombazo en la biblioteca soviética en la ciudad de México.

Según Peter Kornbluh, director del proyecto sobre Cuba del National Security Archive, la documentación desclasificada "no deja ninguna duda de que Posada ha sido uno de los proveedores más incansables de la violencia terrorista".

Otros documentos dan cuenta de que  fue la CIA además quien llevó a Chile, a sus grupos de terroristas cubano-americanos operativos, que ya habían actuado como lo hicieron contra cualquier gobierno que consideraban de izquierda o popular en América.

Orlando Bosch fue clave, tanto como Posadas Carriles, Virgilio Paz y otros en la organización de los crímenes de Cóndor. Lo revelan documentos actuales y testimonios en Chile, donde los ubican trabajando codo a codo con la DINA y organizaciones de fascistas italianos desde 1974 y antes.

El general (r) Manuel Contreras, el temible jefe de la DINA chilena ha declarado la participación de estos grupos cubanos. Incluso se habló de la metodología y los explosivos usados, ya que por ejemplo los dos terroristas venezolanos contratados por Bosch y Posadas Carriles para hacer explotar el avión de Cubana usaron  cargas de explosivo C-4, la misma que también se usaba en el método de colocar bombas debajo de automóviles, usando imanes y explosivos también C-4, los clásicos de la CIA en sus operaciones terroristas.

Precisamente fueron bombas de este tipo las que se hicieron estallar debajo del automóvil del general Carlos Prats y su esposa Sofía, que asesinaron  en Buenos Aires en septiembre de 1974 y en el atentado contra Orlando Letelier, ex ministro del gobierno de Salvador Allende, en septiembre de 1976 en Washington, donde murió junto a su secretaria estadounidense Ronny Moffit, quedando gravemente herido el esposo de ésta.

El periodista Jean-Guy Allard comentó en estos días que es evidente que mientras cinco cubanos siguen encarcelados en EE.UU. por haber infiltrado grupos terroristas cubano-americanos, los gobiernos norteamericanos nunca han resuelto oficialmente el atentado del 29 de diciembre de 1975 en el aeropuerto La Guardia de Nueva York, que causó 11 muertos, a pesar de que se comprobó la  responsabilidad del terrorista cubano americano Orlando "El Condor" Otero, otro de los participantes de los grupos de acción de Posadas Carriles y Bosch.

Esa explosión destruyo enteramente el local, provocando una muerte atroz a once pasajeros y heridas a más de 75 y fue el atentado terrorista más espectacular de la década en esa  ciudad, tanto por el número de víctimas que por el lugar y la fecha donde ocurrió. Sin embargo ese crimen de lesa humanidad nunca ha sido abordado por Washington y no es recordado por la prensa de ese país.

En ese mismo año el 17 de noviembre, es decir  apenas seis semanas antes, una explosión idéntica, había ocurrido en la entrada principal del Aeropuerto Internacional de la ciudad de Miami.

Los días 3 y 4 de diciembre siguiente, ocho bombas más explotaban en esta misma ciudad de la Florida, en lugares como los cuarteles generales del FBI, los del Departamento de Policía de Miami, los edificios del Correo y las oficinas de la Fiscalía federal. Era la forma de protesta contra algunas medidas de Washington que no gustaron a sus terroristas estrellas.

Tres semanas más tarde, el FBI identificó a un sospechoso por sus huellas dactilares en un comunicado reivindicando el atentado del Aeropuerto de Miami. Se trataba de Rolando "El Condor" Otero Hernández, perteneciente a la organización terrorista Frente Liberación Nacional de Cuba (FLNC), encabezada por Frank Castro, precisamente una de las que se fusionaría en la Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU) que crearan Orlando Bosch y Posada Carriles.  Y ya se atribuía a Cóndor también el atentado contra el político chileno Bernardo Leighton y su esposa Anita en Roma en 1975. Fue atribuido a "Cóndor" en un comunicado en Miami, y allí se detectó la participación de Virgilio Paz, otro de los hombres del Coru. A fines de 1975, el llamado "Grupo Cero" que pertenecía al Movimiento Nacionalista Cubano de Miami se atribuyó el atentado al acusar de "marxista" a Leighton, que sobrevivió junto a su esposa en condiciones terribles.

En 1980 el periódico Sunday de Londres, atribuyendo sus fuentes al FBI sostuvo que en los atentados de Roma participaron los grupos de Miami y en especial Virgilio Paz. El mismo junto a los hermanos Guillermo e Ignacio Novo Sampol, José Dionisio Suárez y Alvin Ross, participaron en el asesinato de Letelier en Washington, y se los encontró culpables. Ninguno pagó nada.

En 1980 ya se ubicaba a Virgilio Paz – supuestamente prófugo de la justicia estadunidense – en el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero en marzo de 1980 en El Salvador. La finalidad de la CIA fue precisamente usar estos terroristas "estrellas" para cometer crímenes, y que no apareciera abiertamente la mano de la CIA, como había sucedido en operaciones antes del triunfo de la Revolución Cubana.

Sólo  para citar un ejemplo, señalo que entre 1974 y 1979, en el primer gobierno del ex presidente Carlos Andrés Pérez, Posada Carriles asumió como jefe del Departamento de
Servicio de Inteligencia y Prevención (Disip) de Venezuela, entre otros cargos que tuvo también más tarde en Honduras, El Salvador y Guatemala.

Lo que queremos demostrar es  que este equipo, cuya participación quedó claramente documentada en  el juicio celebrado en Estados Unidos después del asesinato de Letelier, fueron condenados, aunque sólo algunos sufrieron leve prisión, como los autores materiales del hecho. El jefe de la operación, el agente de la CIA y la DINA, experto criminal Michael Townley, se pasea libremente por el mundo como testigo protegido. Es la CIA que se protege a sí misma.

He tomado algunos ejemplos básicos para demostrar la calidad de estos terroristas que a veces en unos pocos días atentaban en diversos países. Señalo: el 21 de enero de 1974  colocaron bombas en las embajadas de Argentina, Perú y México; y en julio del mismo año enviaban cartas a los consulados de Cuba con bombas, o en octubre donde colocaron una bomba en la embajada de Panamá en Caracas en protesta contra el gobierno del general Omar Torrijos, en cuyo asesinato también habrían participado operativamente, como se investiga ahora.

Y en base a las investigaciones de Méndez Méndez y otros investigadores cubanos y estadounidenses, continúo sólo para citar algunos de los hechos, porque la cantidad de operaciones criminales supera toda posibilidad de ser mencionadas en esta lectura:que en ese mismo año ´74,  el 30 de octubre colocaron una bomba en el Instituto de Amistad venezolano-cubano en Caracas. El 7 de noviembre en el Instituto de Estudios brasileños y en la embajada de Bolivia en Ecuador.

Los atentados en 1975  y 1976 suman decenas, además de su participación en los crímenes de Cóndor. Vale recordar aquí el intento de asesinato del embajador cubano Emilio Aragonés en Buenos Aires.

En el caso de la Operación Cóndor está plenamente documentada su participación en todos los crímenes cometidos, tanto en nuestros países como en Europa y Estados Unidos.

He citado los más conocidos, como son los asesinatos de Prats y de Letelier, o el avión de Cubana de Aviación, pero no sólo en estos, sino en todos. Ellos transmitieron su experiencia de esa "guerra por los caminos del mundo" , estuvieron con todos los "grupos de tareas" o mercenarios como la "Triple A" de Argentina, en crímenes de lesa humanidad.

Aquí, en el centro clandestino de Automotores Orletti, estuvieron, de acuerdo a testimonios diversos, los dos diplomáticos cubanos secuestrados el 9 de agosto de 1976, los jóvenes Crecencio Galañega Hernández  de 26 años  y   Jesús   Cejas Arias  de 22 años, hasta hoy desaparecidos.

A mediados de los años ´90,  el ex general Manuel Contreras Sepúlveda, número Uno de la Operación Cóndor y jefe de la Dina, dijo a la jueza argentina María Servini de Cubría, quien lo indagó en Santiago de Chile, que el 11 de agosto de 1976 – dos días después del secuestro de los jóvenes cubanos, Michael Townley y el cubano-americano Guillermo Novo Sampoll habían viajado a la Argentina para interrogarlos.

"Ellos cooperaron en la tortura y el asesinato de los dos diplomáticos cubanos" sostuvo Contreras. Esto surge también  de un informe  despachado el 22 de septiembre de 1976 por el coronel Robert Scherrer del FBI, agregado en la embajada de Estados Unidos  en Buenos Aires, cuando envía a Washington una copia de la Secretaría de Informaciones del Estado (SIDE) de Argentina – que precisamente "alquilaba" Orletti- sobre el resultado de los interrogatorios (torturas) a ambos diplomáticos cubanos. También Scherrer mencionó la presencia del  ubicuo agente de la CIA y la DINA, Michael Townley, en los interrogatorios que oficiales argentinos y chilenos hicieron a Galañega Hernández y Cejas. En una autobiografía escrita por Posada Carriles,  menciona el asesinato de los dos diplomáticos cubanos como un "éxito" en su lucha contra el "comunismo castrista" y también Bosch reconoció en entrevista con el Miami Herald las operaciones conjuntas de la CIA con las dictaduras de Chile y Argentina: "nuestros aliados se hubieron de comprometer, y así lo realizaron, en el secuestro de dos miembros de la embajada en Buenos Aires, que no han aparecido jamás", dijo.

Muy cerca los tuvimos a todos estos criminales cuando en el año 2000 fueron apresados en Panamá cuando iban a atentar contra el presidente cubano Fidel Castro durante la Cumbre Iberoamericana.

Pero Estados Unidos presionó para que los dejaran libres, como sucedió con el escandaloso indulto decretado por la ex presidente Mireya Moscoso y los sucesos que después han demostrado el amparo estadounidense a estos terroristas.

Si cito estos casos en un informe, que no puede abarcar todo lo actuado por esos criminales, es para comparar la inmoralidad de Estados Unidos en sus acusaciones a los jóvenes antiterroristas cubanos, cuyas informaciones para detectar a esos criminales  fueron entregados a Estados Unidos, para que actuara la justicia y parar la mano del crimen.

¿Pero cómo iba a actuar la justicia estadounidense contra sus propios hombres, destapando la actividad criminal de la CIA y desnudando donde está la mano verdadera del terrorismo?

Y menos aún cuando el actual gobierno estadounidense lleva adelante un esquema de terrorismo mundial, anunciado públicamente en sus nuevos esquemas de Seguridad.

Fernando, René, Gerardo, Ramón y Antonio pagan la culpa de querer parar la mano del terror y si hubieran estado en esos años de la Operación Cóndor, habrían salvado cientos de vidas.

Mientras que los criminales anticubanos sigan siendo los socios del horror y el sostén político, gracias a negocios mafiosos, como lo son del actual gobierno de Bush la lucha contra el terrorismo será sólo una expresión doctrinal sin contenido alguno, sólo utilizada como antes lo fue la Teoría de Seguridad nacional y la persecución al comunismo, para incrementar el poder de un imperio sí terrorista.

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