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Error en la identificación de victimas del "Patio 29"

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No me causa  sorpresa enterarme que el Servicio Médico Legal cometió errores al entregar las osamentas de las personas asesinadas en dictadura y enterradas en el Patio 29.
En un artículo publicado por  Luis Narváez Almendras dice que la noticia parece cruel, pero que es cierta.

Dejémonos de eufemismos. No es que parezca cruel, sino que es en realidad  tremenda, espantosamente cruel que  después de 15 años desde que fueron descubiertas y encontradas en el patio 29 del Cementerio General estas 107 tumbas en cuyo interior habían 126 osamentas  que corresponden a detenidos desaparecidos tras el golpe militar de 1973, el  Servicio Médico Legal haya reconocido a la justicia que cometió errores en el proceso de identificación de los que fueron brutalmente asesinados. 

Los rostros optimistas con que los deudos llegaron al Palacio de Tribunales se transformaron de inmediato en el mismo pesar y angustia con que han debido soportar esta incansable, inagotable y a la vez desesperada búsqueda al enterarse de que habían errores en  identificaciones de algunas osamentas de sus seres queridos, echando por tierra más de 14 años de trabajo, y de una lucha que vienen dando desde el desaparición de ellos, hace más de 30 años.

El ministro Gajardo dijo solamente que “hay errores” y que  fueron explicados detalladamente a los familiares por los propios especialistas.

Lo que no dijo fue quién ordenó que se cometieran estos errores y quien  ha demorado este proceso más de lo legal y reglamentario en la entrega de una cifra exacta e identidades de personas asesinadas en dictadura que estuvieron mal o bien identificados.

Esto es un gran drama humano, porque significa para los familiares el horrendo sufrimiento de hacerlos desaparecer de nuevo.

Recuerdo que cuando aparecieron los supuestos restos de Diego Portales, a los pocos días se sabía que personal de la Universidad de Chile acreditaron con certeza que pertenecían a él.

¿Por qué existen los medios para identificar las osamentas de Diego Portales y no las de las personas detenidas, asesinadas y desaparecidas  durante la dictadura?

La respuesta la encuentro bien simple:

Porque los asesinos de Diego Portales están todos muertos. Mientras que los asesinos de estas personas enterradas en 107 tumbas que contenían 126 osamentas, están – muchos de ellos – vivos y se pasean tranquilamente por una plaza de algún pueblito, rodeados y protegidos por  personal armado y una ambulancia que les cuida su salud.

20 de abril del 2006

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