En una jornada llena de emociones, Michelle Bachelet ya está en la Moneda
por Hernán Narbona V. (Chile)
20 años atrás 4 min lectura
.Una mujer de 54 años, que para 1970 era una adolescente de 18 años, es a partir de hoy Presidente de Chile. Una estudiante universitaria de ese tiempo, que no tuvo derecho a voto en esa elección presidencial, pero que vivió indirectamente, a través de su padre, el General Bachelet, esos mil días del gobierno popular de Salvador Allende con gran compromiso. Ella forma parte de la Generacion del Setenta. Esa juventud que, llena de sueños, quiso construir una revolución por la vía democrática. Ella y su madre fueron torturadas. Su padre, general respetuoso de la Constitución falleció como secuela de las torturas. Vivió el exilio, retorno y trabajó en los ochenta por los derechos humanos.
Han pasado los años, la experiencia acumulada no ha significado un ancla al pasado, sino el renovado compromiso de forjar espacios para una sociedad más justa, en un contexto menos ideológico pero más ético. Soy de esa generación del setenta y tenía 20 años cuando Allende ganó, participé en su campaña, mas no tuve derecho a voto. Para el golpe tenía 23 años. La vida sorprende, tras 33 años y 16 años después de recuperada la democracia representativa, llega al gobierno una militante socialista, agnóstica, médico y cientista política, ex- ministra de estado, que ha prometido un nuevo estilo de "gobierno ciudadano".
Hoy la generación de Michelle Bachelet quiere traer mayor transparencia a la política, quiere rescatar el rol de la ciudadanía, de sus organizaciones de base, de la sociedad civil. Hoy Michelle Bachelet representa una generación que en su mayoría ha sabido recuperar el sentido de servicio público, la vocación de imaginar espacios de mayor bienestar para todos.
Cuando hoy ingresó a la Moneda la primera mujer Presidente de Chile, una generación completa se ha sentido conmovida por las vueltas de la vida. Sobre todo cuando concluyó su primer discurso diciendo que ella iba a mantener abiertas las anchas alamedas.
En una parte de su discurso, Michelle dijo que sentía junto a ella a su padre. Llena de emotividad desde un balcón de la Moneda, el mismo palacio que fuera bombardeado en 1973, en la actual plaza de los presidentes, ella rindió homenaje a sus antecesores democráticos.
Chile ha respirado optimismo. En esta fiesta democrática, la proyección de Chile al mundo ha sido ejemplar. En el contexto de nuestro propio sistema político la elección de Michelle Bachelet representará un paso efectivo en la profundización democrática. La oposición también se ubica en un contexto de colaboración y fiscalización, los grupos golpistas van quedando atrás, entrampados en sus pactos de silencio y la justicia tarda, pero llega. El ex dictador ha vivido para ver como la Historia le pasa la cuenta por sus crímenes, por su enriquecimiento ilícito.
Un aire de libertad y de rosas frescas llenó la plaza de la Constitución con la fiesta cívica. Una jornada pletórica de emociones, proyectando un sentimiento cívico que abre promisorios escenarios para perfeccionar la democracia y corregir las inequidades del sistema.
Con Bachelet Presidente, esa generación joven, casi adolescente, para el gobierno de Salvador Allende, comienza a plasmar su oportunidad de imponer un estilo diferente a la política. Si Michelle Bachelet significa o augura un cambio, ver a los ex Presidentes Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz Tagle – ahora Presidente del Senado- y al emocionado Ricardo Lagos Escobar despidiéndose de sus adherentes, deja la impresión de que Chile va quemando etapas.
Haber escuchado el saludo a la nueva Presidente de parte de los jefes de estado del mundo; ver en los encuentros cómo el diálogo acerca a los pueblos y mancomuna voluntades en una visión diferente del quehacer político a nivel regional, va dejando la impresión de que la región tiene nuevas oportunidades. Lula Da Silva, Evo Morales, Chávez, Kitchner, Tabaré Vásquez, Bachelet no son casualidad, marcan una tendencia: el sentir de las naciones a través de la expresión democrática.
Fue el mensaje que se escuchó fuerte y repetidamente durante este cambio de mando, dejando la sensación de que esa generacion del setenta, encuentra hoy oportunidades impensadas para articular la cooperación en un nuevo estilo, con participación popular, respeto mutuo y nuevas capacidades para emprender e innovar en gestión pública.
11 de marzo de 2006, 22:30 hrs
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Letras
Un refugiado es un refugiado
Un niño es un niño y el miedo es el miedo
Destierro es destierro
Y una hipocresía es una hipocresía
No hay signo, no hay bando
No hay ideología ni misterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
Un daño es un daño, del verbo dañar
Todos los daños son daños centrales
Un niño es un niño
No existen los daños colaterales
No hay meta, no hay causa
Ningún motivo, ningún premio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
El fin es un punto por siempre distante
Una cambiante ficción
Un ciclón a merced de una hoja
Una paradoja como la de Zenón
Donde algo parece que se va acercando
Y siempre se escapa, siempre se esconde
Siempre a la misma exacta distancia
De un mismo horizonte (mismo horizonte)
El dedo que aprieta el gatillo
Debería saber esto
No hay tuyos ni suyos ni míos
Si son niños, son nuestros (todos los niños son nuestros)
Ni patria ni credo hay
Ni diferencias de criterio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio
No hay un solo fin
Que justifique cualquier medio