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Tomas Hirsch: "Yo votaré nulo"

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El reconocimiento al trabajo con las bases
El resultado de las elecciones no tuvo muchas sorpresas y las que se presentaron son más bien positivas.
Una de las constantes que se puede deducir de los resultados es que los candidatos que trabajan ligados a la ciudadanía, consultando las bases, apoyando sus iniciativas, están entre los que han obtenido los mejores resultados: Carlos Montes (47,95), Antonio Leal (49,23), Patricio Walter (54,21), Patricio Hales (48,59), Alejandra Sepúlveda (54,35), Juan Carlos Latorre (45,96), José Perez Arriagada (48,77), Eugenio Tuma (49,28), por citar los más altos porcentajes.

Cambio de escenario
La derrota de Lavín ante su rival de Alianza, Sebastián Piñera, lleva la segunda vuelta de la elección presidencial a un terreno muy diferente al que se tuvo durante toda la campaña, hasta el día de ayer.
Piñera, el mismo que hemos visto en TV rechazando grotescamente las solicitudes y ofertas de trabajo conjunto de su aliado Lavín, no tiene hoy otra alternativa que hacer esfuerzos por no perder uno solo de sus votos. Sus actitudes de dueño de fundo frente al lavinismo, ahora no pueden ser repetidos y ya anoche aparecía dando abrazos a quien le pide el traspaso de sus votos. Los esfuerzos que ha hecho Piñera hasta ahora por distanciarse de la UDI, que ha sido la fuerza política que por más tiempo se mantuvo “leal” al legado de la dictadura, ya no pueden seguir presentando la misma forma. ¿Qué harán con  Longueira, Novoa, Chadwick, Moreira? Ya lo veremos, pero en los próximos días vamos a vivir muchas sorpresas.

En las próximas semanas Piñera, el creador de monopolios, va a tener que explicar en que consiste su descubierta gran devoción por el “humanismo cristiano”. Va a tener que explicar que hacía él, el gran humanista, mientras en Chile se mataba con la más absoluta de las impunidades.

“Que micro tomáste Tomás"
No, aunque no nos guste a muchos, el terreno político en el cual viviremos las próximas semanas, es totalmente diferente al que vivimos hasta ayer.

Por ello, la actitud de Hirsch, “cuando nadie lo apretaba”, como diríamos en buen chileno, de entregar apresuradamente declaraciones diciendo que “mi voto será nulo”, lo delatan como un político de pequeño calibre. En esos mismos momentos, Carmona, dirigente del PC, decía en al canal 13 de TV, respondiendo a la preguntas de cómo votaría el “Juntos Podemos Más” el 15 de enero, “nosotros formamos parte de un frente político, por ello no podemos decidir solos, sin consultar a nuestros aliados.”

Hirsch no entiende que el cargo que estuvo desempeñando hasta ayer le impone responsabilidades que van más allá de su persona. Cuando él dice que votará nulo, no lo dice él, lo dice el Candidato presidencial del “Juntos Podemos Más”. No ver eso, es una demostración de su falta de capacidad para seguir liderando el movimiento que hay que seguir construyendo para recuperar la fuerza que nos pertenece.

El objetivo de terminar con el sistema binominal: más democracia
Hay que ser muy miope para no darse cuenta que el derribamiento del gran muro que frena hoy el desarrollo de la democracia en Chile, el sistema electoral binominal, ha quedado dentro del marco de lo posible. En la nueva constitución, modificar el sistema electoral  pasó a ser una atribución del Senado. Y hoy, cuando la Concertación parece reunir los votos que le darían la mayoría en el Senado, es a todas luces un error mayúsculo negarse a negociar un apoyo que puede significar para la izquierda la salida del brutal enclaustramiento a que la condena el actual sistema.

La izquierda jamás votará por la derecha.
Hirsch, miembro del Partido Humanista, al parecer tiene la mentalidad de dirigente de partido de “Cabina Telefónica”, puede hacer una asamblea en su interior, y no mira con la amplitud que requieren las circunstancias. La política, el arte de lo posible, debe ser hecha con la cabeza y no con los sentimientos. Mientras la izquierda siga en los márgenes porcentuales que le conocemos, no podrá tener fuerzas para empujar ningún proyecto, ni propio ni ajeno, y de esa forma no resulta atractiva para nadie. Salir de ese círculo vicioso es la primera tarea. Es lo que impone la historia del movimiento popular, del cual nadie es propietario exclusivo, pero con el cual estamos comprometidos todos los que creemos en la democracia y luchamos por profundizarla.

La izquierda jamás votará por la derecha. Votar nulo es votar por la herencia de la dictadura, ni siquiera por una derecha verdaderamente democrática, pues Piñera se acercó al NO cuando vio que eso era lo que le convenía a los negocios que venía desarrollando y hoy, cuando huele la posibilidad del triunfo, se sobrepone a su rechazo visceral a la UDI, y olvida todas las vergüenzas y humillaciones que esta le ha impuesto en los 15 años de democracia.

Ya hablan de una elección entre la Alianza y los izquierdistas

La gente de Piñera anoche ya hablaba de una elección entre la Alianza y los izquierdistas. Pronto hablaran de una lucha entre los “demócratas”, que por supuesto son ellos, y los izquierdistas, los totalitarios. Incluso llegan a acusar de que ellos, “los humanistas cristianos”, están siendo atacados con “una campaña del terror”. Ese lenguaje ya lo conocemos. Los que llaman a no mirar más hacia atrás, a cerrar por fin el pasado, ya comienzan a hacer uso del lenguaje que les es propio y con el cual se llevó al país a sufrir 17 años de dictadura.

Lo que está en juego es algo más que una pugna entre Bachelet y Piñera, entre la Concertación y la Alianza (remendada y pegada de cualquier manera, pero a la caza del gran negocio que es Chile). Si llega a ganar Piñera vendrá el gran saqueo de lo que queda de estado.

Dependerá de la Concertación desplegar una campaña, un programa y un compromiso capaz de representar a la mayoría de los chilenos que queremos un Chile más democrático, es decir, con más justicia, con más defensa de los derechos ciudadanos, con más solidaridad, con más transparencia y más posibilidades de participación en el trabajo diario del estado y sus instituciones. Chile, el pasado y el futuro lo exigen.
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