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Las incógnitas del voto demócrata cristiano

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¿Votarán las bases de demócratas cristianas según lo indican sus dirigentes?

Es cierto que la dinámica del poder se aleja cada vez más de la doctrina y que por lo mismo las declaraciones expresan algo muy diferente a lo que por dentro se piensa, siempre algo alejado de lo que realmente se pretende. En la dialéctica del poder los contendientes miden cada acto, palabra o gesto, en función del impacto que tiene sobre el juego. Si lo llevamos al plano estratégico, lo que se dice es para distraer o desanimar al adversario, bajar su moral, obtener una ventaja, ceder o simular debilidades  para luego contraatacar.

Sin embargo, por encima de la maraña de declaraciones engañosas en que se sumen los candidatos, hay algo de fondo que es el historial que trasluce cada actor político y que permite comprender sus motivaciones profundas, que dan coherencia en el tiempo a su actuación. Esta introducción es válida para revisar el comportamiento eventual del denominado “mundo humanista cristiano” frente a las próximas elecciones.

Cuando uno observa coqueteos políticos que podrían ser frases de buena crianza, entre la candidata Carmen Ibáñez y Andrés Zaldívar, cabe preguntarse porqué las tendencias de centro derecha podrían tener esta sutil señal de acercamiento. Es cierto que las parlamentarias dejarán muchos cadáveres políticos y todos están vitrineando por posiciones más seguras.

En tierra derecha para la elección parlamentaria y presidencial del 11 de diciembre, cualquier sutileza es mal vista, pero en lo subterráneo, la seudo disputa por la propiedad del Humanismo Cristiano, no deja de ser inconsistente y vacía, ya que la derecha empresarial que representa Piñera y el Partido Demócrata Cristiano de Zaldívar tienen como común denominador su carácter instrumental, con un escaso número de militantes y una debilitada base social.

Miremos la historia
Ocurre que en la historia previa al golpe de estado de 1973, Andrés Zaldívar  representó la tendencia de derecha al interior del PDC, opuesta al sector progresista que representaba Radomiro Tomic.  Zaldívar y Aylwin participaron con el Partido Nacional de Onofre Jarpa en la desestabilización del gobierno de la Unidad Popular. Según los archivos desclasificados de la CIA sobre el complot que ordenó Nixon y que implementó Kissinger para impedir que una nueva Cuba surgiera en el patio trasero, la CIA apoyó y financió el mercado negro y la huelga de los transportistas, sectores sociales medios con una fuerte influencia DC.

Por lo tanto, en esa raíz que marca las conductas de las organizaciones humanas, existió en el PDC una pugna interna entre progresismo y conservadurismo que en el recuento histórico perdieron los “chascones” en beneficio de los “guatones”. Adolfo Zaldívar, el colorín, que fue un activista anti Unidad Popular y en su registro histórico está su anticomunismo, siempre se molestó por el acercamiento a los socialistas, esgrimiendo internamente “el camino propio”.

El PDC abandonó la Promoción Popular
Pero el PDC es ahora más parecido al PPD, siendo ambos partidos instrumentales, concebidos para mantener cuotas de poder, así como la UDI de hoy se parece más al PDC de los años sesenta, cuando ese partido se la jugaba por la Promoción Popular y mantenía Frentes Femeninos, de Pobladores, Estudiantes y Trabajadores, que hoy casi no existen. Esa derecha demócrata cristiana que hemos recordado, favoreció el golpe, apostando incluso a que los militares les devolvieran el poder a ellos.

Fueron honrosas y contadas las excepciones de demócratas cristianos justos que presentaron recursos de amparo por los perseguidos, que se colocaron al alero de la Iglesia a proteger a los perseguidos marxistas. Sin embargo, en las cúpulas se han mantenido las mismas dinastías; reciclándose o aggiornándose,  se han mantenido en el poder. Por eso en la militancia DC existe aún un sentido profundo de que el adversario no es la derecha sino, principalmente, los socialistas y comunistas. Esto provocó los dos quiebres que sufrió el PDC entre 1968 y 1971, con la escisión del MAPU y luego la Izquierda Cristiana. Es cierto que durante los ochenta Andrés Zaldívar  fue exiliado por un breve período. Que Frei Montalva se opuso a la Constitución del ochenta, pero el 11 de septiembre de 1973, su hijo reconoció haber sacado banderas y donado joyas de la familia para la “reconstrucción nacional” de la Junta de gobierno.

El fenómeno “todos contra la dictadura”,   permitió que muchos políticos exculparan su pasado golpista y tomaran posiciones por la  recuperación democrática. Los ex jerarcas de la Unidad Popular habían vivido en Europa su propio aggiornamiento y retornaron como blancas palomas y con sus máquinas pragmáticamente aceitadas.

En estas tres décadas, la propia Iglesia Católica fue adoptando posiciones cada vez más  conservadoras que de alguna manera desperfilaron a la DC como expresión terrena de la Doctrina Social de la Iglesia. La irrupción de la religión evangélica ha hecho que aquél humanismo cristiano de los sesenta, inspirado en Juan XXIII y el Padre Alberto Hurtado, se fuera perdiendo como banderas movilizadoras de los sectores medios de la sociedad. Hoy la religión y la política marchan por carriles separados. Los temas valóricos son un elemento importante, pues a diferencia de otras fuerzas agnósticas, los demócratas cristianos tienen fuertemente arraigada la concepción de familia y matrimonio, siguiendo pautas que fija la Iglesia.

PDC internacional en la derecha liberal
Frente a los actuales escenarios, el propio Adolfo Zaldívar ha dejado caer en la entrevista del Mercurio del domingo de víspera de las elecciones, que la DC podría ser proclive a una posición más de centro derecha. Obviamente – llevo al lector a las premisas iniciales- es difícil saber qué quiso decir Adolfo al sugerir un escape de votos a la centro derecha. Pero basta con ver la posición neoliberal dura que ha tenido la Canciller demócrata cristiana que ganó en Alemania, o la posición crítica que ha asumido frente a la revolución bolivariana en Venezuela, para apreciar que internacionalmente el posicionamiento de la DC es de centro derecha y que sus dirigentes compiten, a nivel religioso, con el Opus Dei  y los Legionarios de Cristo, que se alinean con la derecha más conspicua representada por Lavín y la UDI.

Por lo tanto, cuando en las declaraciones se habla de “humanismo cristiano”  esto no quiere decir lo que Alberto Hurtado  predicaba con sus acciones, sino un slogan de campaña que pretende aglutinar el voto católico con reminiscencias simbólicas que ya no son reales.

Lo que queda en la práctica es la conducción habilosa de los políticos hegemónicos de la Democracia Cristiana, que los ubica históricamente mucho mejor con la derecha que con la izquierda, en circunstancias que aquellos que sentían en los sesenta que debían quitarle las banderas de la revolución a los socialistas, hoy, al igual que muchos de ellos, han apostado en forma hedonista al aquí y ahora, tratando de ganar poder y posiciones, dejando las utopías en los armarios, desempolvándolas apenas un poco para sacarlas a pasear en las campañas.

Votos difíciles de captar
Conclusión: el voto de los demócratas cristianos en una suma considerable podrá encontrar en la derecha de centro que encarna Piñera un vector más coherente con el comportamiento histórico y presente de este partido.

Los criterios pragmáticos han logrado que la Concertación llegue al 11 de diciembre como un centro de negocios en que conviene estar, pero que está desprovisto de mística aglutinante.

El liderazgo de Michelle Bachelet puede ser temido por los conservadores demócratas cristianos por considerar primero que es un segundo gobierno socialista y que, en la alternancia, un buen gobierno de la candidata, pondría una valla muy alta para ir al bicentenario con alguien alternativo a Lagos.

Porque lo que se juega el 11 de diciembre y, posiblemente el 15 de enero, no es el gobierno 2006-2010, sino la forma de plantearse cada partido con miras al bicentenario, entendiendo todos  que “comida hecha , amistad desecha” , por lo que hay que realinearse prestamente para seguir disfrutando de un trozo de queso. Y es cierto que hay personas de una sola línea, que siempre, siempre, están con el gobierno.

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