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El arte como medio para el desarrollo de la expresión

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Entrevista a Francesca Ancarola

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Pintura del artista Jorge Araldi

Entrevista a la música Francesca Ancarola, realizada por Alex Ibarra Peña (A.I). Colectivo de Pensamiento Crítico “palabra encapuchada”.

A.I: Francesca gracias por darte el tiempo para dialogar un momento entremedio de tus clases y conciertos. Quiero partir resaltando algo que ha sido destacado por varios de tus colegas, me refiero a la calidad vocal que alcanzas en tus interpretaciones. Un trabajo que destaca este rasgo tuyo aparece claramente en el disco «Que el canto tiene sentido». ¿Qué motivación tuviste al emprender este reconocimiento a la canción popular? ¿En el disco sólo cantas o también asumes otras tareas?

F.A: Bueno muchas gracias! en ese disco a parte de cantar, compongo y también toco la guitarra en algunos temas, aunque si hoy escucho «Que el canto tiene sentido» le encuentro varias imperfecciones. En todo caso siento un tremendo cariño por él, no sólo por ser el primero y por abrir con el «Manifiesto» de Víctor Jara, sino que también porque esas sesiones de ensayos y de grabación representan al menos una década de camino musical y encuentros con entrañables colegas, mucho antes de lograr finalmente editarlo en el año ’97. Ahí está además el formato junto a Juan Antonio Sánchez y Marcelo Espíndola, trío con el cual y tras incursionar en la música latinoamericana, grabamos a principios de los ’90, dos musicalizaciones de poesías de Vicente Huidobro y Gabriela Mistral compuestas en el tiempo que estudiaba música con Fernando Carrasco, además de «Que el sol existe» que hicimos con Chicoria a la memoria de Violeta Parra en la época que estudiábamos en la Facultad de Artes de la Chile… en toda esa etapa previa y paralelamente a los estudios de composición y las creaciones para ensambles musicalmente más «abstractos» por decirlo de alguna manera, fui curtiendo desde este trío la canción popular, en la que por lo demás siempre me he sentido a gusto, con versiones para «Yo tengo un pecado nuevo», «Balderrama»…Más tarde se incorpora Antonio Restucci al proyecto y desde su guitarra y sus arreglos versionamos otras más tales, como «Adoro», «Caramba» , «Jamás impedirás» y «Tu voz»…

A.I: Tu trabajo musical de compositora ha sido diverso, parte de éste podría ser considerado dentro del género de música fusión, por ejemplo en la canción «Espantamales» se pueden identificar elementos de la balada, afroperuano, trova, etc. En tus composiciones tienes como base algún género musical específico? ¿Cuáles son las principales influencias musicales que reconoces?

F.A: Desde niña escuché música variada y de calidad gracias a mis padres, quienes mantenían y surtían una discoteca que incluía Piazzolla, Chabuca Granda, Atahualpa Yupanqui, Ella Fitzgerald, Bill Evans… otra colección de música más progresiva de mi tío Juan Carlos que me hacía escuchar a Jimi Hendrix, Pink Floyd, a Janis… al recordar este hecho pienso que lo que entra al corazón de un niño, probablemente no sale ya más del torrente, por eso quizás mi oído no tiene un norte definido de vuelo muchas veces y aunque me gusta como se dice «remar para casa» con la música sudamericana, diría que para bien o para mal, cada tanto me desvío hacia otras músicas. Por lo tanto al hablar de influencias prefiero más que estilos nombrarte músicos para mi fundamentales como Milton Nascimento, Chico Buarque, o incluso Egberto Gismonti por un lado y por otro las canciones de Violeta Parra, Víctor Jara, Silvio Rodríguez.

A.I: En tu formación profesional de licenciada en música hiciste una investigación sobre la tonada chilena. Con esto pasas a ser parte de una generación de músicos que comienzan a rescatar elementos folclóricos que habían sido un poco desplazados. ¿Cómo se dio esa decisión de investigar parte de nuestro folclor? ¿Sigues realizando investigación musicológica?

F.A: Para serte sincera no recuerdo cómo elegí el tema o me lo asignaron, felizmente y en todo caso fue durante enero de 1991 que me lancé en este «trabajo en terreno» en el que me reuní con tres cultoras de la zona central, el que grabé en varios cassettes y que posteriormente resumí y transcribí en una tesina sobre la Tonada Chilena, presentándolo como examen de mi Licenciatura junto a mi guitarra traspuesta según me enseñó una de estas mujeres maravillosas que conocí. Lamentablemente todo ese material se lo presté a Chicoria, quién lo extravió en alguno de sus viajes, ahora a la vuelta de la crianza estoy de vuelta estudiando y retomando el camino de la investigación por ahora musical más que musicológica.

A.I: No puedo dejar de señalar que también apareces vinculada a la escena del jazz. Hace poco te presentaste en el Festival de Jazz en Santa Fe-Argentina, pero también varias de tus interpretaciones en otros géneros musicales exhiben tu voz jazzística. Hay un movimiento de jazz que cobró fuerza con los trabajos del trompetista Cristián Cuturrufo y del bajista Christián Gálvez, sin embargo queda la sensación de que en este ambiente todavía predominan las figuras masculinas. ¿Cómo vives la experiencia de ser parte del movimiento de jazz en Chile desde tu condición femenina?

F.A: En todas las épocas ha sido difícil ser mujer y creadora, tanto en la vida como en el arte, en la música para que decir. Aunque en la actualidad se han derribado barreras importantes a nivel social y de género, creo que en circuitos tales como el jazz se tiene bastante estereotipado aún, en Chile al menos, la imagen de la mujer como «de la minita que canta jazz». Yo he tenido que luchar primero conmigo misma para mantener mi espacio creativo en un mundo donde ser mujer y hacer algo más que la crianza y el hogar es casi un milagro, no me considero en todo caso ni cantante, ni jazzista, ni nada. Creo que he recorrido mi camino a mi propio pulso sin los apuros de la «carrera».

A.I: Tienes la suerte de contar con una amplia producción grabada, seguramente no es tan fácil eso en Chile para producciones que no son tan comerciales. ¿Tienes predilección por alguno de estos discos? ¿Estas preparando algún nuevo trabajo?

F.A: Curiosamente casi siempre que termino un disco, raramente lo vuelvo a escuchar. Quizás me canso de tanto escucharlo en el estudio cuando he tenido que mezclar o post producir, no sé si tengo uno más querido que otro y aunque en este minuto me encuentro componiendo y grabando, tampoco sé si acaso volveré a editar un disco de nuevo. Ya hay mucha gente queriendo sobrevivir de la música en Chile y poco espacio en el que quepamos los que la hacemos. Como el mercado es tan pequeño somos los mismos que aún intentamos seguir postulando a los fondos disponibles para cultura rindiendo como una PSU cada año tratando de convencer a una comisión que el trabajo de uno vale la pena apoyarlo.

A.I: Estuviste en unos talleres de canto que realizaste este verano en el Maule, por estos días estás dando tus clases en la universidad. ¿Qué nos puedes contar de tu experiencia pedagógica? ¿Para estudiar música en Chile sólo se requiere de talento?

F.A: Una cosa es gozar del canto y otra cosa muy distinta es poder vivir de la música, y para esto último sí se necesita talento, trabajo y la práctica del autoconocimiento si acaso una quiere plasmar en ese viaje algún mensaje que valga la pena. La enseñanza musical en todo caso, pienso debiera estar disponible desde la primera infancia y en adelante para todos los seres humanos. Si pensamos desde la perspectiva que nos ha dejado la historia, los griegos por ejemplo consideraron a las artes tan importantes como a la filosofía o el deporte. En ese sentido creo que el acceso a la práctica de las artes como medio de desarrollo expresivo del ser debiera ser a estas alturas un derecho humano.

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Fotografía de Geraldine Rast

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