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 Los inmigrantes que agredieron sexualmente a las alemanas en Nochevieja, o los nazis y “la noche de los vestidos rotos”

 Los inmigrantes que agredieron sexualmente a las alemanas en Nochevieja, o los nazis y “la noche de los vestidos rotos”
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El grabado de Goya “El sueño de la razón produce monstruos” podría ser una buena introducción a esta pregunta ¿Qué pasó con los mil jóvenes, la mayoría inmigrantes del mundo árabe y del norte de África, que atacaron sexualmente o robaron (dinero, móviles y documentación) en la pasada Nochevieja a cientos de mujeres de las ciudades alemanas de Colonia[1] y Hamburgo. Se me ocurren tres hipótesis:

A– Con los inmigrantes podría haberse colado el Caballo de Troya del Daesh[2], que intenta provocar un tsunami de xenofobia en toda Europa y Occidente con el fin de que paguen por igual justos (la mayoría) y pecadores, y echar un jarro de agua fría sobre las políticas humanitarias que intentan aliviar el sufrimiento de los que huyen del horror.
B– Que los nazis “hayan sido los ideólogos” de este atropello, utilizando artimañas que de momento desconocemos,  para volver al pueblo alemán en contra de los refugiados. Me parece inverosímil que tantos inmigrantes (la mayoría jóvenes de entre los 18 y los 35 años) se lanzaran como perros hambrientos de sexo a la cacería de “las valkirias” tras ingerir grandes cantidades de drogas y alcohol.
C– Que el odio acumulado por la marginación y la exclusión haya estallado como una bomba de relojería en “una noche loca”, cuya juerga -basada en la agresión sexual y el robo- puede provocar terribles reacciones en una Europa partida, cada vez más, entre los que siguen escuchando a Beethoven y los que abrillantan las cruces gamadas de Hitler.
Espero que estas hipótesis estén equivocadas –la segunda es sólo un “globo sonda”- y que pronto me vea obligado a tirar esta crónica a la papelera, pues no dejan de darme vueltas en la cabeza “el aguafuerte” de Goya y ciertos ambientes siniestros que retrata en su novelística Günter Grass.
Tras la Nochevieja de “Los Vestidos Rotos”, el movimiento PEGIDA[3] se está  expandiendo como los hongos de Hiroshima, y ya ha empezado a atemorizar a los inmigrantes que viven en campos de refugiados con todo tipo proclamas racistas al tiempo que grupos de neonazis multiplican sus palizas a los “outsiders”.
En Dresde (capital de Sajonia) el político de izquierdas Michael Richter, declaró esta semana a la BBC observando el auge nazi en Alemania y Europa: Estoy asustado, veo paralelismos con 1933 y Hitler. De nuevo tenemos un movimiento social que se está saliendo de control”. 
Por si fuera poco una encuesta realizada por el Instituto Forsa para la Investigación Social acaba de revelar que, tras los sucesos de Nochevieja en las proximidades de la Estación Central de Trenes de Colonia y en Hamburgo, un 37% de los alemanes ha empeorado su opinión acerca de los refugiados.
El jefe de la Policía de Colonia, Wolfsgang Albers, ha sido sustituido por permanecer en la “inopia” durante la agresión a las mujeres (en su ciudad ha habido más de 570 denuncias y unas 120 en Hamburgo). Y la alcaldesa, Henriette Reker, ha insistido en que “la gente quiere saber qué es lo que pasó y quiénes son los delincuentes” Para ella es urgente “tomar medidas para evitar casos de este tipo en el futuro”.           
En Renania del Norte (Colonia), el ministro regional del Interior Ralf Jäger declaró ante una comisión del Parlamento de ese Estado que la práctica totalidad de las agresiones fueron cometidas por inmigrantes, principalmente procedentes de países árabes o norteafricanos. Tras abusar del alcohol y las drogas, llegó el exceso de violencia y acabó con hombres haciendo realidad sus fantasías de poder sexual”.
Los sucesos relatados resultan incomprensibles  ¿Por qué el jefe de la policía se quedó con los brazos cruzados? ¿Cayeron los inmigrantes en una burda trampa que se volvería contra ellos y el resto de refugiados? Es necesaria una investigación a fondo que aclare las cosas definitivamente y nos ayude a recomponer el rompecabezas.
Independientemente de las interpretaciones que se puedan hacer, el hecho de que las víctimas de los ataques fueran mujeres y no hombres, no es nada extraño. Si todavía persiste una religión medieval y retrógrada que considere a las señoras un “animal doméstico” que debe servir al hombre como “esclava del hogar” o “esclava sexual”, es la musulmana. No me trago las versiones amables del Islam (ni de ningún evangelio).
El Corán, en su versículo 4: (34) dice respecto a la supremacía del hombre y el derecho que tiene el esposo “a pegar” a su compañera, si se porta mal:
….Aquellas cuya animadversión temáis, amonestadlas; luego dejadlas solas en el lecho; luego pegadlas; pero si entonces os obedecen; no tratéis de hacerles daño.
Un conocido musulmán me advirtió una vez que no malinterpretase ese versículo pues el castigo, insistió, debe ser moderado, “proporcional a la falta cometida”. Entiendo – le dije-: si pides a tu mujer que te compre unos cigarrillos y se le olvida, la puedes dar unos azotitos en las nalgas ¿No? Y si, por ejemplo, “se caga en…” Se la puede dar una buena paliza ¿No? Mi interlocutor se erizó como si hubiera visto al diablo y desapareció.
La musulmana tampoco sale bien parada en el Paraíso (Yanna): mientras el hombre piadoso será inmensamente feliz contemplando a Alá, disfrutando de todos los manjares, vinos aromáticos, frutas exquisitas, etc., y de un harén de bellísimas huríes que les provocarán infinitos orgasmos, su mujer tendrá un destino guay, pero modesto.
Si ha sido buena en la tierra, podrá formar parte del harén de su marido y convertirse en su primera esposa. Como todavía en el mundo árabe hay niñas que se casan con ancianos, a lo mejor la viuda se encuentra en el Yanna (Jardín) con un carcamal de noventa años y dos dientes. Su misión podría ser entregarle viagra en bandeja de plata.
Y vuelve a cantar Quiquiriquí el Noble Gallo Beneventano para decir a la mujer musulmana: “rebélate”, abandona cuando puedas, la jaula y la cadena, y si no puedes  porque una espada o una doctrina te lo impide, espera a que llegue tu hora, que sin duda llegará. La libertad es inmortal y sabe esperar.      
Notas:
[1] Colonia pertenece al Estado Federado de Renania del Norte-Westfalia.
[2] Daesh: Acrónimo de “Al-Dawla al-islamiya al Irak wa a-Sham”, Estado Islámico de Irak y Siria.
[3] Pegida: Acrónimo de Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente.

 

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1 Comentario

  1. casandra

    Refugiados, muertos de hambre y con acceso ilimitado a las drogas y el alcohol. Tiene razón el autor, ¿Quién y con que fin les habrá proporcionado las drogas y el alcohol?

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