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Acto homenaje a Carlos Godoy y Berta Echegoyen

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Queridos compañeros y compañeras

El año 2004 irrumpimos en el velatorio del compañero Ricardo Suárez, el querido socialista “Súper 8”,  y gracias a la gestión de nuestro hermano Manuel Cortés, subimos al escenario para dar un saludo de despedida, él nos presentó como sus  “compañeros de armas”.

Los organizadores en aquel acto, querían recordarlo como un simple militante socialista, y nosotros irrumpimos para recordarlo como lo que verdaderamente era, un combatiente internacionalista socialista. Dijimos que él era hermano de combate de Raúl Pellegrín y de Roberto Nordenflich, ante el nerviosismo y la incomodidad de muchos de los presentes. Dijimos además que si aquí había tantos socialistas que estaban en el gobierno, que hicieran algo para conseguir la libertad del internacionalista y combatiente del FPMR Fedor Sánchez y de otros presos políticos que seguían en las cárceles, en plena Concertación. Por último, terminamos gritando la frase que siempre el “súper 8” nos decía cuando discutía política con nosotros en Nicaragua o en Cuba acerca de la consecuencia revolucionaria y se enojaba: Viva el Partido Socialista Mierda!!!

El que intervino después de nuestras palabras, era un connotado socialista, que en ese tiempo aún pasaba como revolucionario, ahora es neoliberal consumado, de apellido Escalona, dijo que nuestra actitud era de un fetichismo de las armas. Bajé del escenario, que era en parte hostil, porque habían hasta sapos de la “oficina” presentes muy incómodos; y justo ahí me reencontré con Berta Echegoyen y su compañero Oscar, abrazándome dijo: “Buenas tus palabras chiquillo, cagaste a unos cuantos, uno que no es socialista viene a recordarnos lo que debemos ser los socialistas”. Y después nos invitó a que, junto a otros compañeros,  preparáramos el 20 aniversario del asesinato de su hijo, Carlos Godoy Echegoyen, porque le encantó la presentación que hizo Manuel Cortés, como “los compañeros de armas” de Carlitos.

El acto del 20 aniversario del asesinato de Carlos Godoy Echegoyen fue uno de los más emotivos en que participamos los internacionalistas, combatientes clandestinos, los miembros del GAP, militantes del Partido Socialista Allendista y los compañeros que cayeron presos con Carlitos, sus hermanos de sangre, nos encontráramos todos juntos y para siempre.

Hoy estamos aquí recordando nuevamente a Carlitos, hace 29 años que fue asesinado por carabineros. Agradezco la presencia de todos y todas que están aquí. A los organizadores y en especial a Paulita y a Oscar, que me permitieran decir estas palabras.

Carlos Godoy Echegoyen se formó en Cuba como oficial, un militar revolucionario, en las gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. Un militar revolucionario aprende muchas cosas, no sólo a usar las armas, sino a ser consecuente con el internacionalismo y las ideas revolucionarias hasta la muerte. Carlos fue consecuente con eso, al igual que los socialistas Charlo Reyes en El Salvador; Flavio y Rubén en Nicaragua y tantos otros.

Pensando en Berta, como madre, amiga y compañera, no soy capaz de imaginar el sufrimiento por la pérdida de su hijo; ese dolor es indescriptible. Aquí hay muchos presentes que también conocieron a Raúl Pellegrín; yo pienso en el dolor de Tita Friedman, su heroica madre. Hay compañeros presentes que conocieron al internacionalista Edgardo Javier Lagos “Payo” muerto en la guerra de liberación en Nicaragua, estoy también pensando en su madre Ana Fedora Aguirre; o de María Antonioletti, madre de Marco Antonioletti, combatiente del Movimiento Juvenil Lautaro, que fue asesinado el año 1990; o de Filomena Luque y María Muñoz, madres de Alex Muñoz y Fabián López, combatientes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, asesinados el 22 de enero de 1992.

¿Pero acaso en Chile, el sufrimiento de nuestras madres ha terminado? Quizá hay algunos presentes, que todavía son de la Concertación, que piensen que eso es así, pero ese dolor no ha terminado compañeros, sigue. Imagino, y lo conversé con Berta en una oportunidad que nos invitó a su casa, junto con varios hermanos aquí presente, de que hay que reconocer el orgullo de otras madres por sus hijos; como Mónica Quezada, madre de Matías Catrileo; de Sonia Saavedra, madre de Alex Lemún; de Rosa Collío, madre de Jaime Mendoza Collío; madres de tres hermanos comuneros mapuche asesinados durante los gobiernos de la Concertación. También me viene a la mente Mireya Reynoso, la madre del estudiante Manuel Gutiérrez, asesinado por carabineros en Peñalolén, el 4 de agosto de 2011, durante el caceroleo en apoyo al movimiento estudiantil en la jornada de movilizaciones que ha sido considerada la más reprimida durante los años de post dictadura, en el gobierno de Piñera; el mismo gran empresario que se atreve a pedir respeto a los derechos humanos en Venezuela, cuando los irrespeta es su propio país.

Con Berta también conversábamos del dolor que debe tener Luisa Toledo, madre de los hermanos Vergara, por el asesinato de sus tres 3 hijos durante la dictadura; y ahora yo pienso en el dolor de su hija Anita, por el encarcelamiento de Tamara Soledad.

Nuestras madres, nuestras Bertas, han tenido que soportar con entereza mucho dolor. Ellas saben los que pensaban sus hijos, compartían sus ideas y sueños, querían una sociedad mejor, no como la que vivimos hoy…y entregaron su vida por eso.

Inexplicablemente, a nuestros compañeros caídos durante la dictadura, los pactos de transición los transformaron en simples víctimas; esa es la peor puñalada por la espalda que recibieron nuestros hermanos caídos por parte de los partidos tradicionales de izquierda. Ellos fueron Combatientes, ellos murieron como Combatientes, ellos lucharon por el socialismo. Eso es lo que predicaban los partidos de izquierda en esos años, ¿verdad? Por eso nos propusieron que fuéramos militares revolucionarios y Carlitos aceptó, igual que todos nosotros. Lo que explica que haya tantos jóvenes chilenos muertos en Nicaragua, en El Salvador, en Colombia y en Chile.

Como combatientes, como compañeros de armas, nunca vamos a olvidar a nuestros héroes caídos, nunca dejaremos de impulsar sus sueños, nunca vamos a vender sus ideas. Seguiremos siendo leales a sus ideales todavía no cumplidos y hace rato que asumimos las consecuencias que ello significa.

Para terminar, rescato la consecuencia de los compañeros de Carlos Godoy, de la escuela clandestina donde fue capturado en Quinteros un 22 de febrero. Carlitos no les falló y ellos, como combatientes y presos políticos después, tampoco.

Querida Berta nunca te olvidaremos. El ejemplo de Carlitos Godoy siempre presente.

¡Qué los años vividos nos llenen de juventud y no de conformismo!

Construyamos un Chile Digno.

Memorial de los DDHH, Santiago, febrero 22, 2014

 

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