Números que no hay que olvidar de lo que fue la II Guerra Mundial
Las tropas alemanas en la Unión Soviética destruyeron 1.710 ciudades, 70.000 pueblos, 32.000 fábricas, 2.766 iglesias y conventos, 4.000 bibliotecas y 427 museos. Luchando contra las tropas nazis dieron su vida 7 millones de soldados soviéticos y 20 millones de civiles. En total la Unión Soviética lamentó 27 millones de muertos. Los aliados (EE.UU. + Inglaterra + Francia) lamentaron la muerte de 800.000 soldados.
8 de mayo de 1945: Capitulación de la Alemania nazi
El historiador Stefan Doernberg cuenta en un libro su huida de Alemania con la llegada al poder de Hitler y su entrada en la ciudad como soldado soviético Fue uno de los cien alemanes que lucharon para la URSS y el redactor de la capitulación de Karlshorst«
«Yo entré con el Ejército Rojo en Berlín» Cuando se le pregunta si no se sentía extraño luchando contra sus compatriotas, Doernberg dice: «Yo no luché contra mi país natal, sino que luché por mi patria, porque mi país natal no era la Alemania de Hitler».
Leningrado, la ciudad que sobrevivió a 872 días de asedio nazi
Su heroica resistencia le costó 1,2 millones de muertos.
El objetivo de las tropas fascistas era borrar a Leningrado (actualmente, San Petersburgo) de la faz de la tierra: acabar con la cuna de la revolución y el símbolo de la cultura rusa sería una solución perfecta para socavar la resistencia soviética. Había otros factores también: era un puerto marítimo estratégico y alojaba la única fábrica productora de tanques pesados, coches y trenes blindados del mundo. Los comandantes nazis analizaron la posible escalada de la resistencia y decidieron matar a la ciudad de hambre.
Querer regentar el mundo de manera unipolar es ilegítimo e inmoral
20 de febrero de 2007
“¿Pero qué es un mundo unipolar? Por mucho que se intente adornar ese término, en la práctica ello tiene sólo una significación: existencia de un solo centro del poder, de un solo centro de fuerza y un solo centro de la toma de decisiones. Es el mundo en que hay un solo dueño, un solo soberano. Al fin y al cabo, ello resulta pernicioso no sólo para aquellos que se encuentren dentro de los marcos de tal sistema, sino también para el propio soberano, pues ese sistema lo destruye desde dentro. Además, tal estado de cosas no tiene nada que ver con la democracia. Porque la democracia, como es sabido, es el poder de la mayoría, en el que se consideran los intereses y las opiniones de la minoría.