«Yo Obispo»: la verdad de la derecha chilena
Lo que reclama para sí el Obispo es el derecho divino, amagado por el nuevo estatuto de la mujer, por la modernidad y por la libertad obligatoria de trabajar. El obispo usa el disgusto del aborto como vehículo para actualizar la obediencia de la mujer al padre y al marido. No es relevante para el Obispo que 70% de los hogares chilenos no tenga marido. No es relevante que las mujeres sean las que llevan todo el peso del hogar. En el mensaje que nos entrega el señor Obispo González los deberes de obediencia se extienden a todos los aspectos de la vida, incluida la sexualidad de la mujer. Ellas deben someterse a la procreación sin esperar satisfacción otra que la de cumplir con el mandato de obedecer y reproducirse.
Los reaccionarios concertacionistas son los peores enemigos de las reformas
Cuando los hermanos Walker, los Zaldívar, los Martínez, los Aylwin, los Brunner, los Tironi, y otros tantos momios de tomo y lomo, integraron la Nueva Mayoría estaban convencidos de que Michelle Bachelet iba a hacer un gobierno igual que el primero, una auténtica traición a quienes votaron por ella, en 2005, es decir, cumplir la norma de que “gobernar es defraudar” o”ser candidato con promesas y gobernar con explicaciones”, frase de Marco Enríquez-Ominami.
Longueira en el gobierno de la Nueva Mayoría: el síndrome de Estocolmo
Longueira como asesor del Ministro de Minería, un chiste, no, la única explicación posible es que los derechistas conservadores atrincherados en la Concertación moribunda, están reviviendo la política de los acuerdos. En estos días han dado suficientes muestras de querer y necesitar conformar una coalición soterrada, aliándose con la derecha liberal para defender intereses cruzados, en la educación y en la economía.
¿ El Papa Francisco tiene que cambiar de amigos y de compañía ?
Lo único que creo que Francisco necesita es contar con asesores y con grupos religiosos dentro de la Iglesia que le acompañen en este proyecto de transformación. Lo digo muy claramente: tiene que cambiar de amigos y de compañía.
Las alianzas que hicieron los papas anteriores con los movimientos eclesiales tienen que tornarse alianzas con las congregaciones religiosas más potentes, más comprometidas social y culturalmente con el cambio y con los nuevos climas de diálogo.