La idea era brillante: lograr un doble triunfo. Por una parte, intervenir en Siria permitía deshacerse de un stock de armas inmenso que los consorcios internacionales tienen proyectado vender en la medida que se produzcan guerras o se siga impulsando la carrera bélica, a la vez que se desviaba la atención del serio conflicto que se posee internamente pues es el primer país deudor en el orbe…y éstas se acumulan de modo gigante. De igual modo, se lograba dar un mensaje global de que el patrón del mundo había alzado su voz.