La Concertación mantuvo búsqueda de impunidad
“En el marco de la estrategia del gobierno, una primera decisión fue no intentar la derogación o nulidad de la Ley de Amnistía de 1978, pese a que tal propósito estuvo incluido en el programa de la Concertación. Eso significaba aceptar que no habría castigo por condena penal de los responsables de los crímenes con anterioridad a su promulgación, con la sola excepción del asesinato de Orlando Letelier, explícitamente exceptuado de dicha ley por el propio gobierno de Pinochet” (p. 400).
No estoy de acuerdo con los acuerdos
Recordemos que después de esa frase (“La justicia en la medida de lo posible”) llegó otra más desafortunada: “La política de los acuerdos”. Que no fue ni más ni menos que la sumisión de la izquierda a la derecha. Esa política de los acuerdos dejó una estela de sufrimiento a nuestro pueblo. Somos el país más desigual de nuestra América Latina y que se encuentra en el tristemente célebre de los 15 países más desiguales del mundo, superamos a Ruanda. Esta política de los acuerdos, dejó intacta la constitución, redactada y aprobada en dictadura, es decir sin registros electorales y con estado de emergencia.
Impunidad, herencia de Aylwin
Otra vez una nube de indignación silenciosa recorre Chile, esta semana conocimos que la justicia ordeno que le sean devueltos a la familia del dictador, un total de 17 millones dólares, dineros que le habían sido embargados a Pinochet, una vez comprobado que estos fueron acumulados producto de robos al Estado, los que estaban en cuentas de paraísos fiscales para ocultar el desfalco. Una decisión judicial que se produce en los mismos momentos que ex presos políticos, que son las víctimas de la represión dictatorial, realizan una huelga de hambre para ser escuchados en sus justas reivindicaciones, para obtener una reparación digna por los daños causados a su vida personal, familiar y laboral, tal como lo estipulan los tratados internacionales de derechos humanos firmados por los gobiernos chilenos.
Derechos Humanos, un valor transcendental para nuestra convivencia
Esperemos que alguno de los nuevos candidatos y candidatas, reafirmen su compromiso con los derechos humanos, allí radica parte de lo nuevo, del cambio que queremos los chilenos y chilenas, que lo asuman y lo valoren como un eje de gobierno y no como una cuestión tangencial. Haciéndose responsables de una realidad políticamente oculta, que en Chile hay un legado de crímenes de lesa humanidad, pero que hoy, se extiende, entre otros, a la desigualdad social, en el tratamiento al pueblo mapuche y en el papel de los medios de prensa.