¿Por qué Victor Chanfreau debería sentir respeto por «la institucionalidad»?
Victor es nieto de Alfonso Chanfreau, dirigente estudiantil universitario que desapareció en Colonia Dignidad en 1974, después de haber pasado por los centros de tortura de Londres 38 y de Villa Grimaldi. Uno de sus principales asesinos y torturadores fue Ricardo Lawrence Mires, coronel de Carabineros en retiro. Lawrence ha sido condenado por los tribunales de justicia, con sentencia ejecutoriada, no sólo en el caso de Alfonso Chanfreau, sino que en el de decenas de otras víctimas de torturas, asesinatos y desapariciones forzosas. Ricardo Lawrence Mires hace cinco años que se encuentra prófugo. «La institucionalidad» no ha sido capaz o no ha querido capturarlo. Es el agente de la DINA prófugo con el mayor prontuario e historial.
Aló, ¿oficina de la OEA?
▪ ¿Y qué me puede decir de Chile?
▪ En Chile hay un presidente genial. Ha resistido la ola insurreccional terrorista generada por La Habana y Caracas matando muy poca gente, solo alrededor de 30, al mismo tiempo está haciendo grandes aportes a la lucha antisubversiva porque para impedir que la misma se propague ha ordenado que violen a los presos (aunque se les ha pasado la mano un poco porque han incluido menores), revolucionando de manera extraordinaria los métodos de defensa de la democracia, al dejar ciegos y atropellar en la calle a los terroristas. Chile va muy bien.
Para que todo siga igual
Los poderes ilegítimos intentan excluir al pueblo llano de lo que le concierne: la elaboración de su propia Constitución. Para ello usan y abusan de las cadenas heredadas de la dictadura: un sistema electoral inicuo, partidos políticos podridos hasta la médula que osan erigirse en representantes de un pueblo que los vomita. La lucha por la democracia continúa. El retorno a la humillante servidumbre aun es posible: es lo que hay que evitar dice Luis Casado.
Jean-Jacques Rousseau ya desconfiada de la democracia representativa: “La idea de los representantes es moderna: nos viene del gobierno feudal, de ese inicuo y absurdo gobierno en el cual se degrada la especie humana, y donde se deshonra el nombre de hombre. En las antiguas repúblicas, e incluso en las monarquías, el pueblo jamás tuvo representantes”.
Evelyn, la envidiosa
«El odio es rectilíneo y no teme la verdad: la envidia es torcida y trabaja la mentira. Envidiando se sufre más que odiando: como esos tormentos enfermizos que se tornan terroríficos de noche, amplificados por el horror de las fantasmagóricas tinieblas. El odio puede hervir en los grandes corazones; puede ser justo y santo; lo es muchas veces, cuando quiere borrar la tiranía, la infamia, la indignidad. La envidia es de corazones pequeños, secos, enjutos y carentes. La envidia nace, pues, del sentimiento de inferioridad respecto de su objeto.»
La rueda de la historia seguirá avanzando
La rueda de la historia se detuvo, encontró un obstáculo, un escollo que le obligo a parar y que trizo por completo un modelo económico que, era hasta hace unos meses, el ejemplo del neoliberalismo moderno. Un grupo de jóvenes rebeldes levantó una formidable “barricada” en su camino, e impidió que la rueda siguiera avanzando por el camino del abuso, del engaño, oprimiendo al pueblo para enriquecer a los dueños del país y a las elites políticas, cómplices de la desigualdad y miseria en la que tienen sometido al pueblo chileno.
¡Unidad y esperanza!
El pueblo chileno ha dado, en menos de tres meses una muestra formidable de su voluntad y deseo de vivir en paz y libertad. Ha expresado que no habrá rey ni tiranía que le impida moverse por este suelo que es suyo y en el que están enterrados sus ancestros. Que esta Oligarquía política, económica y civil, debe ceder el poder constituido a la voluntad y poder constituyente de la población expresada libre y autónomamente en forma democrática para elegir autoridades respetables, legítimas de origen y controlables por quienes los eligen.
El loco de La Moneda
Nadie ha sido indiferente al ver el grave problema de Sebastián Piñera con sus camisas y otras prendas de vestir. Sus brazos cortos (síndrome de Rusell-Silver) lejos de provocar hilaridad causaron consternación porque, al parecer, ningún familiar o miembro de su círculo de confianza , se atrevió a sugerirle un sastre, una costurera, alguien que le acortara las mangas de las camisas evitando que sus manos desaparezcan tragadas por esos desmesurados prepucios de tela infame.