«Un día cualquiera»
Un día cualquiera de un tiempo pasado, soñé con un mundo sin pobreza, en donde negros y blancos trabajaban codo a codo con amarillos y altos, construyendo casas para los indios y los indígenas, los que, con los suecos y los jamaicanos, estudiaban en Princeton, Lumunba, San Marcos y Hardvard, para desterrar el hambre de Ruanda, Argentina y 360° a la redonda.
Era el tiempo de las ideologías.
Y para cumplir mi sueño, quise abrazar una.
Utopía
Se echó al monte la utopía
perseguida por lebreles que se criaron en sus rodillas
y que al no poder seguir su paso, la traicionaron;
y hoy, funcionarios
del negociado de sueños dentro de un orden
son partidarios
de capar al cochino para que engorde.
¡Ay! Utopía,
cabalgadura
que nos vuelve gigantes
en miniatura.
Poema Épico en homenaje al Pueblo Mapuche
¡Yallemai…! ¡Yallemai…! ¡Yallemai…!
¡Oh Glorioso Espíritu de Künultuaen!
he desandado los siete caminos
he regresado al lugar donde reposan los huesos
de mis muertos
he descifrado el enigma del monje de la montaña
he escuchado el canto divino del Hombre-Dios
con rostro de malaquita
me he sumergido en la laguna sagrada a los pies
del Gran Sol del Amanecer
he caminado de la mano de la Gran Machi Muerta
que me ha enseñado el camino de los caracoles
Chilenas en armas. Testimonios e historia de mujeres militares y guerrilleras subversivas
A treinta y cinco años de la incorporación de la mujer en las Fuerzas Armadas en Chile y motivada por la apuesta de proponer una mirada crítica acerca de su presencia en un lugar vinculado por antonomasia a la figura del hombre, Zalaquett investiga desde una perspectiva de género, teórica y política, los alcances y la participación e integración femenina en el campo militar.
Canto a Künultuaen
El vuelo
¡Yallemai…!
cantemos
es noche de tormenta los rayos truenos y relámpagos
quiebran
el infinito
los Dioses los hijos de los Dioses y los humanos
se
acarician
el
Gran Espíritu de Künultuaen me acaricia
Acta de instalación de la Excelentísima Junta Gubernativa del Reino
Sesión de 18 de septiembre de 1810
Se concluyeron y proclamaron las elecciones, fueron llamados los electos, y habiendo prestado el juramento de usar fielmente su ministerio, defender al reino hasta con la última gota de su sangre, conservarlo al señor don Fernando Séptimo y reconocer al Supremo Consejo de Regencia, fueron puestos en posesión de sus empleos, declarando el Ayuntamiento, prelados, jefes y vecinos el tratamiento de Excelencia que debía corresponder a aquella Corporación, y a su Presidente en particular, como a cada Vocal el de Señoría; la facultad de proveer los empleos vacantes y que vacaren, y las demás que dictase la necesidad de no poderse ocurrir a la soberanía nacional.
Sintiendo a mi tierra
Quiero que mis cenizas, las esparzan en tus campos,
Quiero que mi alma vuele, del Río Maule hasta Chanco,
que mis deudos me despidan, con vasos de vino blanco,
con ostras grandes chilotas, con causeo y mucho canto.
El día que yo me muera quiero escuchar este canto.
Y quiero oír tu susurro, diciéndome muy despacio,
“Te acunaré en mis montañas, y te besaré en mis campos,
Siempre seré para ti, tu cuna, mortaja y manto”
Allende: Del entierro secreto al Funeral Oficial
Diecisiete años después de su inhumación clandestina en el Cementerio Santa Inés de Viña del Mar, el día 4 de septiembre de 1990, se realizó la resepultación de los restos mortales del Presidente; lo que se dio en denominar sus “Funerales Oficiales”, cuyo carácter y detalles es necesario recordar y examinar en el contexto de este estudio, porque arroja luz sobre la actitud ambivalente, tanto del Partido Socialista en el gobierno, como del resto de sus aliados de la Concertación, y en especial del Partido Demócrata Cristiano, hacia la figura y el legado moral, político e histórico de Salvador Allende.
Adagio en mi país
En mi país, que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Dice mi padre que ya llegará
desde el fondo del tiempo otro tiempo
y me dice que el sol brillará
sobre un pueblo que él sueña
labrando su verde solar.
En mi país que tristeza,
la pobreza y el rencor.
Vea video con Zitarrosa cantando.
Cuando se derrama la sangre del pueblo, Neruda levanta su voz
Aquí viene el árbol, el árbol
nutrido por muertos desnudos,
muertos azotados y heridos,
muertos de rostros imposibles,
empalados sobre una lanza,
desmenuzados en la hoguera,
decapitados por el hacha,
descuartizados a caballo,
crucificados en la iglesia.
Vea video con música de Mikis Theodorakis