Putin: se perfila el «momento de la verdad»

11 de noviembre de 2024

Publicado originalmente el 8 de noviembre de 2024

La actuación del Presidente Putin en la sesión plenaria (discurso + preguntas y respuestas) de la reunión anual del Club Valdai en Sochi pareció un tren de alta velocidad a velocidad de crucero.

Totalmente frío, tranquilo, cómodo, en pleno dominio de un Himalaya de hechos, ningún líder político en ningún lugar – pasado reciente y presente – se acercaría siquiera a ofrecer lo que equivale a una extensa y detallada visión del mundo profundamente madurada a lo largo de un cuarto de siglo al más alto nivel geopolítico.

Putin comenzó su discurso refiriéndose a la revolución de octubre de 1917, estableciendo un paralelismo directo con nuestros turbulentos tiempos: «Se acerca la hora de la verdad». En un claro homenaje a Gramsci, afirmó cómo un «orden mundial completamente nuevo» se está «formando ante nuestros ojos».

La sutil referencia a la reciente cumbre de los BRICS en Kazán no podía escapar a las mentes críticas de toda la Mayoría Global. Kazán fue un testimonio vivo y palpitante de que «el viejo orden está desapareciendo irrevocablemente, podría decirse que ya ha desaparecido, y se está desarrollando una lucha seria e irreconciliable por la formación de uno nuevo». Irreconciliable, en primer lugar, porque ni siquiera se trata de una lucha por el poder o la influencia geopolítica, sino de un choque de los principios mismos sobre los que se construirán las relaciones entre países y pueblos en la próxima etapa histórica».

De la forma más concisa posible, esto debería entenderse como el marco general actual: no estamos inmersos en un choque reduccionista de civilizaciones o en el «fin de la Historia» -que Putin definió como «miope»-, sino que nos enfrentamos a un choque sistémico de principios fundamentales. El resultado definirá este siglo -posiblemente el Siglo de Eurasia, ya que «la dialéctica de la Historia continúa».

El propio Putin bromeó diciendo que durante su discurso se adentraría en «asideros filosóficos». De hecho, fue mucho más allá de una mera refutación de falacias conceptuales unilaterales, como que «las élites occidentales pensaban que su monopolio era la parada final para la humanidad» y que «el neoliberalismo moderno degeneró en una ideología totalitaria».

Refiriéndose a la IA, preguntó retóricamente: «¿seguirá siendo humano el ser humano?». Alabó la construcción de una nueva arquitectura global, que avanza hacia un mundo «polifónico» y «policéntrico» en el que prima la «máxima representación» y los BRICS están «ideando un enfoque coordinado» basado en la «igualdad soberana».

Seis principios para un desarrollo sostenible mundial

La soberanía tuvo que ser uno de los temas predominantes durante la sesión de preguntas y respuestas de Valdai. Putin insistió en que Rusia debe «desarrollar su propia IA soberana». Como los algoritmos están sesgados y dan un poder masivo a unas pocas grandes empresas que controlan Internet, es imperativa la necesidad de «algoritmos soberanos».

En respuesta a una pregunta sobre la seguridad euroasiática y Estados Unidos como potencia marítima dominante frente a una Eurasia multipolar, subrayó el «consenso y el deseo en Eurasia de un movimiento antihegemónico», y no de una Eurasia constituida «como un bloque». Ese es el atractivo de la «política exterior multivectorial» de Eurasia, que implica «más independencia política». El ejemplo clave de «armonización de intereses», subrayó Putin, es la asociación Rusia-China, y eso fue también lo que «hizo que los BRICS tuvieran éxito».

Compárese con «la incapacidad en Europa de establecer un sistema de «indivisibilidad de la seguridad» y de «superar la política de bloques»; en su lugar, Europa apostó por la expansión de la OTAN»: «Tras el final de la Guerra Fría se presentó la oportunidad de superar la política de bloques. Pero EE.UU. tenía miedo de perder Europa. EE.UU. instaló casi una dependencia colonial. Sinceramente, no me lo esperaba».

Putin introdujo una fascinante anécdota de su experiencia personal refiriéndose a una conversación -en alemán- con el ex canciller alemán Helmut Kohl en 1993, cuando Kohl dijo rotundamente que «el futuro de Europa» está ligado a Rusia.

Pero eso acabó desembocando en «el problema más importante de nuestro continente euroasiático, el principal problema entre Rusia y los países europeos: el déficit de confianza (…) Cuando nos dicen que ‘firmamos los acuerdos de Minsk sobre Ucrania sólo para dar a Ucrania la oportunidad de rearmarse, y no teníamos intención de resolver este conflicto pacíficamente’, ¿de qué tipo de confianza podemos hablar? (…) ¡Ustedes directamente han declarado públicamente que nos han engañado! Nos han mentido y engañado. ¿Qué clase de confianza es ésa? Pero tenemos que volver a ese sistema de confianza mutua».

A continuación, Putin añadió que Europa debería considerar la posibilidad de convertirse en parte integrante de un concepto chino sacado directamente de la filosofía china («no se esfuerzan por dominar»). Con garbo, subrayó que el proyecto chino de comercio/conectividad supergeoeconómica debería interpretarse como Un Cinturón, Una Ruta Común.

Y eso se extrapola a Asia Central, con todas esas naciones «muy jóvenes en su condición de Estado» interesadas en un «desarrollo estable». Para Rusia-China, «no hay competencia» en el Heartland: «sólo hay cooperación».

Putin volvió a enumerar lo que considera los 6 principios clave para el desarrollo sostenible global: apertura de la interacción (lo que implica que no haya «barreras artificiales»); diversidad («no debe imponerse como algo universal el modelo de un país o de una parte relativamente pequeña de la humanidad»); máxima representatividad; seguridad para todos sin excepción; justicia para todos (borrando «la brecha entre los ‘mil millones de oro’ y el resto de la humanidad); e igualdad.

«Hacer civilizaciones, no guerras»

Sobre Ucrania, ésta fue la cita clave: «Si no hay neutralidad, es difícil imaginar cualquier tipo de relaciones de buena vecindad entre Rusia y Ucrania». En pocas palabras: Moscú está dispuesta a negociar, pero basándose en los hechos en el campo de batalla y en lo acordado en Estambul en abril de 2022.

Eso puede interpretarse como un mensaje directo al presidente Trump. Para quien la puerta está abierta: «Rusia no ha dañado sus relaciones con EEUU y está abierta a su restablecimiento, pero la pelota está en el tejado de los estadounidenses».

Putin sobre los Presidentes de EE.UU. (ha conocido a unos cuantos): «Todos ellos son gente interesante». Sobre Trump: «Su comportamiento cuando hubo un atentado contra su vida, me impresionó. Es una persona valiente. Se defendió valientemente». Sobre la puerta abierta: «Haga lo que haga le corresponde a él decidirlo». A continuación, Putin dio su propia enhorabuena por la reelección, de forma oficial. El diálogo puede estar en marcha: «Estamos dispuestos a hablar con Trump».

Putin ensalzó las relaciones entre Rusia y China en el marco de su asociación estratégica como «al más alto nivel de la historia moderna». También elogió su propia relación personal con Xi Jinping. Eso allanó el camino para el verdadero asesino, en lo que se refiere a Estados Unidos-Rusia-China: «Si EE.UU. hubiera optado por una cooperación trilateral en lugar de una doble restricción, todos saldríamos ganando».

Una excelente pregunta del economista brasileño Paulo Nogueira Batista Jr -ex vicepresidente del NDB, el banco de los BRICS- llevó a Putin a aclarar su propia postura sobre la desdolarización. Afirmó rotundamente que «mi papel es ver cómo se perfilan las ideas que luego proponemos a nuestros socios».

El objetivo clave es «proponer la creación de una nueva plataforma de inversión mediante pagos electrónicos». Eso se dirigirá a los «mercados más prometedores» en un futuro próximo – Asia meridional, África, partes de América Latina: «Necesitarán inversiones, tecnologías». Y «herramientas independientes de la inflación», con regulación «a través de los Bancos Centrales y el NDB». Hemos acordado que un grupo de trabajo se reúna periódicamente a nivel gubernamental. No tenemos prisa».

De este modo, se pone fin a cualquier hipótesis de un bombazo financiero inmediato de los BRICS, incluso cuando «dos tercios de nuestro comercio se realizan en monedas nacionales» y entre los BRICS las cifras también son elevadas.

El puente de los BRICS se pondrá a prueba… pronto. En cuanto a crear una moneda única, es «prematuro. Tenemos que lograr una mayor integración de las economías, aumentar la calidad de las economías hasta un cierto nivel – compatible.»

Luego, la bomba: «¡Nunca hemos querido abandonar el dólar!». Esto explica en gran medida la opinión del propio Putin sobre la desdolarización: «Lo están deshaciendo con su propia mano: el poder del dólar».

Todo lo anterior es sólo una muestra de la amplitud y el aliento de los temas abordados por el Presidente durante el Q&A de Valdai. El foro en sí ofreció preciosas pepitas de todo el espectro. Algunos participantes señalaron -con razón- la ausencia de «la mayoría de la mayoría»: los jóvenes y las mujeres. Los africanos quedaron impresionados por «la aguda mente de la burocracia rusa».

Una opinión china señaló cómo «los chinos no nadan contra corriente; cruzan el río y llegan a la otra orilla». Hubo casi consenso en que el desarrollo debe «basarse en los diferentes valores culturales de las civilizaciones», en realidad la opinión del propio Putin. También es imperativa la «necesidad de autoridad agregada» entre el Sur Global.

Una intuición griega fue especialmente poderosa en lo que se refiere al enfoque civilizacional de la política: «Las civilizaciones no chocan. Los Estados sí». De ahí el nuevo lema -lúdico- que podría guiar no sólo a los BRICS, sino a toda la Mayoría Global: «Haz civilizaciones, no la guerra».

–Traducción para piensaChile desde el inglés al castellano por Martin Fischer

*Fuente: SputnikGlobe