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La derecha llama a votar «En contra»

La derecha llama a votar «En contra»
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20 de noviembre de 2023

¿Sabía usted que, a poco más de un mes para el plebiscito de salida destinado a votar a favor o en contra del mamotreto constitucional que elaboró la derecha a su gusto y gana, se ha constituido un comando de ellos mismos para llamar a votar… ¡en contra? ¿Se trata acaso del “boom” de la insensatez? ¿O la canícula programada para este verano en el hemisferio sur, se adelantó y les ha derretido los escasos vestigios de cerebro a estos conspicuos derechistas, incluidos algunos republicanos que fueron los autores del esperpento constitucional? Pero no señores, como decía aquel. No se trata de ninguna voltereta demencial de fachos y semi fachos. Hay, a mi juicio, una explicación que no tiene nada de incoherencia, sino que, al contrario, tiene mucho de la perfidia que caracteriza a ese sector. Puede que usted encuentre que soy un hilador demasiado fino cuando lea mi teoría, o que es a mí al que se le ha recalentado el coco, porque reconozco que lo que voy a decir huele más a un desvarío trasnochado que a una hipótesis racional. Pero bueno, ahí va. Juzgue usted mis argumentos.

Cuando se produjo el descalabro de la izquierda con la sonada derrota en el plebiscito de salida del anterior intento constitucionalista, y que significó el posterior despegue meteórico de la ultra derecha apoyada en el triunfo del “Rechazo”, tanto los republicanos como la derecha tradicional, le diagnosticaron a la izquierda una muerte, si no definitiva, al menos por largo tiempo. Con mucha soberbia, se aprestaron a golpear el rostro del progresismo sintiéndose con el derecho de bloquear todos los intentos del gobierno de Gabriel Boric por mejorar las condiciones de las clases populares y frenar los abusos de los poderosos. Pero además, y he ahí su error, llevando más allá su arrogancia, construyeron un adefesio con el nombre de proyecto constitucional que  ponía la futura Constitución al servicio de lo más retrógrado de la derecha económica y política, peor aún que la carta magna que rige hasta hoy, elaborada en dictadura.

si conspicuos derechistas y ultraderechistas son enviados “en comisión de servicio” para que se incorporen al “En contra”, ojalá con bombos y platillos, la eventual derrota el 17 de diciembre y que se vislumbra en el horizonte, ya no sería tan desastrosa para su sector

Ahora fíjese usted en esto: ¿qué pasaría si el próximo 17 de diciembre la vida les devolviera el golpe y triunfara el “En contra”, nombre eufemístico que equivale al “Rechazo” que ganaran ellos anteriormente? ¿Se les acabaría acaso la borrachera triunfalista en la que aún viven? Difícil, dirá usted, porque tienen la Constitución de Pinochet para componer el cuerpo. Pero no. Eso es harina de otro costal. Es la derrota política la que les dolería hasta el fondo del alma, si la tienen, más aún ad portas de la campaña electoral donde el triunfo de Kast o la Mattei se cimenta en los aires optimistas que les proporcionó su momentánea hegemonía. ¿Qué hacer entonces para guarecerse de la tormenta perfecta que puede caerles en diciembre próximo? Y es aquí que mi descabellada teoría toma cuerpo, y que explica esa increíble formación de un comando de derecha para apoyar el “En contra”.

En el plebiscito del 4 de septiembre del año pasado, donde ganara el “Rechazo”, las posiciones estaban claramente delineadas: la izquierda en un lado por el “Apruebo” y la derecha en el otro extremo. Pero ¿qué habría pasado si un fragmento de la izquierda, desprendiéndose del tronco, se hubiera pasado al bando contrario, formando incluso un sonoro comando por el “Rechazo”? El triunfazo obtenido aquel día por los ultras se hubiera visto seriamente amagado porque ya no habría sido sólo de ellos, sino con el apoyo de parte de la izquierda, ¿se fija? Pero bueno, no ocurrió así y ganaron sin contaminarse con el “enemigo”. Lo que yo argumento ahora es que esta entelequia que he inventado puede ser perfectamente aplicable hoy, pero al revés. Me explico: si conspicuos derechistas y ultraderechistas son enviados “en comisión de servicio” para que se incorporen al “En contra”, ojalá con bombos y platillos, la eventual derrota el 17 de diciembre y que se vislumbra en el horizonte, ya no sería tan desastrosa para su sector porque podrán alegar que también parte de ellos se habían ubicado tempranamente en la vereda del frente.

Sí, ya sé. Demasiado maquiavélico, dirá usted. Pero Abraham Lincoln dijo que el dilema del político es tratar de salvar sus dos caras a la vez, lo que calza perfectamente en este caso. Ya son connotados derechistas y republicanos, incluidos senadores y diputados, que se han integrado al sorprendente contubernio que han creado para llamar a rechazar el proyecto constitucional que ellos mismo elaboraron. En fin, esté usted de acuerdo o no con lo que le he dicho, igualmente le aconsejo que si se encuentra en un mitin con Rojo Edward a la cabeza enarbolando una pancarta por el “En contra”, si no le lanza un epíteto al más puro estilo chileno, al menos grítele al estilo yanqui: “¡Púdrete!”

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