¿Por qué la derecha triunfa en las elecciones?
por Marcelo Colussi (Rebelión)
7 años atrás 8 min lectura
Las elecciones ¡no son la revolución!
Todo eso lleva a pensar en lo que ha venido sucediendo en estas tres o cuatro últimas décadas en todo el mundo a nivel político-ideológico. El avance de distintos movimientos populares contestatarios para los años 60 y 70 del pasado siglo (guerrillas de izquierda, avance sindical, movimientos campesinos, procesos de liberación nacional, Teología de la Liberación, movimientos antiguerra y anticonsumismo, poderosos movimientos estudiantiles inconformes, revolución sexual, reivindicaciones de las mujeres, etc.) trajeron como respuesta del sistema un golpe tremendo. En Latinoamérica, las montañas de cadáveres y los ríos de sangre -enmarcados en la Doctrina de Seguridad Nacional y combate al comunismo internacional- signaron la época. El miedo y el silencio se adueñaron de las sociedades. Protestar (por cualquier tema, no importa) pasó a ser mala palabra, peligroso, algo a desechar. De esa forma pudo declararse con ampulosidad que “la historia había terminado”, lo que marcaba el “fin de las ideologías”.
Habría que aclarar, rápidamente: de la ideología de izquierda (al menos esa era la pretensión del sistema, obviamente de derecha). Lo que se acalló -sangrientamente- fue cualquier intento de modificación, de protesta con sabor a cambio. Las sociedades, y no solo las latinoamericanas, sino que el fenómeno es mundial- entraron en un letargo: levantar la voz salió de la agenda. Mucho más aún, ciertos términos como socialismo, lucha de clases, revolución, explotación. “No meterse en nada y cuidar el sacrosanto puesto de trabajo” se impuso como la consigna básica, a seguirse con respeto (y temor) reverencial.
En ese marco, acallándose las luchas, con el agravante de la caída de las primeras experiencias socialistas (Unión Soviética, China), el campo popular en su conjunto sufrió un severo retroceso. ¿Quién trabaja hoy solo 8 horas diarias? ¿Cuánta gente trabaja con todas las prestaciones laborales de antaño? ¿Qué trabajador está sindicalizado? ¿A quién defiende hoy un sindicato? Los avances conquistados históricamente en años de lucha se fueron perdiendo. Así las cosas, lo que para décadas atrás en las izquierdas era visto como algo despreciable, las elecciones burguesas pasaron a ser un nuevo campo de acción política. Las izquierdas (golpeadas, diezmadas, casi en shock), pasaron a la arena de la hasta entonces desprestigiada política parlamentaria.
Esto lleva a preguntarnos si efectivamente ese marco de ejercicio político -siempre en el ámbito del capitalismo, incluso más feroz que antaño, con las nuevas estrategias neoliberales, planes de ajuste estructural y precarización constante de las condiciones de vida de las grandes mayorías- puede permitir efectivamente una transformación real para esas mayorías populares. ¿Son las elecciones un campo de cambio profundo?
La experiencia demuestra fehacientemente que no. El camino de la democracia (burguesa) al socialismo (el caso de Chile con Salvador Allende es el más emblemático) muestra los límites. Los cambios revolucionarios no van de la mano de las elecciones llamadas democráticas. El poder (la clase dominante) se resiste a cambiar pacíficamente. Nunca en la historia, nunca jamás, un cambio económico-político-social efectivo pudo hacerse sin violencia. “La violencia es la partera de la historia”, enseñaba Marx con un hálito hegeliano, y sin duda no se equivocaba. La actual clase dirigente, los capitalistas, se hacen del poder cortándole sangrientamente la cabeza a los reyes. La democracia que se desprende de ese hecho inaugural del mundo moderno no es más que “una ficción estadística”, como dijera Jorge Luis Borges. Sigue mandando el poder económico, sostenido (sangrientamente cuando es necesario) en las bayonetas.
¿Por qué reivindicar hoy ese tipo de elecciones desde la izquierda? Porque el campo de acción se ha reducido tanto que es lo poco en lo que se puede mover. O, al menos, golpeada y restringida como ha estado estos años, es el único espacio que le ha ido quedando dentro de los límites que le impone el sistema. Y ante tanta desesperanza, el hecho de llegar a la casa de gobierno se puede sentir ya como un triunfo (aclarando rápida y enfáticamente que la silla presidencial es apenas un pequeño, muy pequeño eslabón en la real cadena de mando del sistema).
Pero ¡cuidado! ¡¡Las elecciones están muy lejos de ser una revolución!! Si podemos contentarnos con el triunfo en las urnas de una propuesta progresista (lo que ha estado sucediendo estos últimos años en Latinoamérica, propuesta que sin dudas debemos apoyar con toda la fuerza, porque al menos son una espina para el sistema -Chávez en Venezuela, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Bachelet en Chile, los Kirchner en Argentina, el Partido de los Trabajadores en Brasil, Mujica en Uruguay, Ortega en Nicaragua) eso muestra, ante todo, la debacle real de una propuesta de cambio radical. “No se trata de reformar la propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar la sociedad existente, sino de establecer una nueva”, afirmaba con la mayor energía Marx en su programa político. Reformar el capitalismo, darle un rostro humano, redistribuir un poco más equitativamente la riqueza sin tocar los resortes de fondo, todo eso es lo que ha venido pasando con proyectos políticos populares en estos años. Es “políticamente correcto” apoyarlos; es una obligación ética auparlos para quienes siguen pensando en otro mundo más justo, más equitativo. Pero no hay que olvidar que no son proyectos que cuestionen al sistema capitalista en su raíz: “capitalismo serio”, por ejemplo, dijo la ex presidenta argentina. Economía mixta, capitalismo nacional… En otros términos: una izquierda “domesticada”, acorde a los tiempos que corren, con saco y corbata (versión masculina) o tacones y bien maquillada (versión femenina). ¿El poder popular es ir a elecciones? ¿Así se puede construye un auténtico cambio revolucionario?
Sin ningún lugar a dudas, son proyectos importantes, avances en relación a las peores y más antipopulares recetas neoliberales que se impusieron años atrás. Por eso las poblaciones las eligen en elecciones libres cuando se va a procesos electorales. Pero procesos que tienen las patas cortas, que no transforman nada sustancialmente. Y por eso mismo, proyectos que pueden sucumbir.
Los proyectos de capitalismo nacional y antiimperialista con talante popular que marcaron varias experiencias latinoamericanas en el siglo XX (el peronismo en Argentina, Vargas en Brasil, Torrijos en Panamá, Velazco Alvarado en Perú, la Primavera Democrática en Guatemala) dejaron algunas marcas y buenos recuerdos, pero no lograron transformar nada de raíz en sus sociedades.
La población vota siguiendo cada vez más las técnicas de mercadeo que les imponen los partidos políticos (siempre de derecha). Esos partidos son los gestores del sistema, sus buenos administradores bien presentados, y nada más, ¡absolutamente nada más! Con buenas campañas de marketing imponen candidatos, más como actores de película que como estadistas. La izquierda, con propuestas que no pueden rebasar los límites del sistema capitalista (véase el caso de la guerrilla salvadoreña convertida en partido político formal, o lo que le espera a las fuerzas guerrilleras en Colombia, o lo que le sucede hoy al Frente Sandinista en Nicaragua, o la misma Revolución Bolivariana, más allá de las pasiones que pueda despertar como fuente de esperanza -con un camino al socialismo que nunca se termina de recorrer realmente-) poco o nada puede hacer en esta competencia con la derecha. Aunque gane las elecciones (porque, repitámoslo: la revolución es más que ocupar la casa de gobierno. ¡La revolución es genuino poder popular, democracia de base!)
Las poblaciones están monumentalmente manipuladas para desinteresarse de lo político. “La democracia es un sistema donde se le hace creer a la gente que decide algo en los asuntos de su incumbencia sin que, en realidad, decida nada”, dijo Paul Valéry. La democracia formal y su parafernalia electoral no pasa de ser un espectáculo mediático cada vez mejor montado, pero no más que eso. De ahí al auténtico poder popular, dista bastante. Las elecciones no tienen nada que ver con la transformación real de una sociedad, aunque hoy día la prédica del sistema nos haya casi obligado a “disciplinarnos” y entrar en ese juego de los tacones y el maquillaje o el saco y la corbata.
Ahora bien: el triunfo de una propuesta claramente de derecha, neoliberal a ultranza como la reciente de Mauricio Macri puede hacer pensar que el electorado involuciona. Pero, ¿acaso se puede esperar algo realmente distinto de este sistema electoral? ¿Puede haber cambios profundos y sostenibles verídicos en el medio de este marco “democrático”? ¿O habrá que pensar en democracias directas, de base, populares, sin representantes bien vestidos y con guardaespaldas?
*Fuente: Rebelión
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Artículos Relacionados
La rebeldía de mercado antiglobalista de la nueva derecha
por Andrés Kogan Valderrama (Chile)
2 años atrás 4 min lectura
Informe a la OECD: Los Consumidores y las PYMES en Chile
por Finn R. Samsing A. (Chile)
16 años atrás 13 min lectura
Rusia-Ucrania: “Congelar” el conflicto, la trampa de Occidente
por Níkolas Stolpkin (Chile)
1 mes atrás 8 min lectura
Nueva Constitución: el gato cuidando la carnicería
por Claudio Fuentes S. (Chile)
11 años atrás 4 min lectura
El cerco del Comando Sur: Datos sobre las bases gringas en América Latina
por Misión Verdad
10 años atrás 8 min lectura
2 Comentarios
Deja una respuesta Cancelar la respuesta
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.
El que se lo crea, es por su propia imbecilidad: «La despiada DINA fue creada por Allende y traspasada a Pinochet»
por Pedro Alejandro Matta (Chile)
1 hora atrás
8 de enero de 2025 Estimados amigos: Frederick Forsyth es uno de los autores británicos más conocidos, y sus libros, muchos de ellos enfocados en acontecimientos históricos novelados, son…
“Los Tratados celebrados por los Mapuche con la Corona Española, la República de Chile y la República de Argentina”
por Carlos Contreras Painemal (Wallmapu)
2 horas atrás
08 de enero de 2025
Este trabajo doctoral, estará orientado en demostrar la existencia de Tratados celebrados por los mapuches en el cono sur de América, con la corona de España y con las repúblicas de Chile y Argentina.
“Los Tratados celebrados por los Mapuche con la Corona Española, la República de Chile y la República de Argentina”
por Carlos Contreras Painemal (Wallmapu)
2 horas atrás
08 de enero de 2025
Este trabajo doctoral, estará orientado en demostrar la existencia de Tratados celebrados por los mapuches en el cono sur de América, con la corona de España y con las repúblicas de Chile y Argentina.
Greta Thunberg sobre el Sahara: «Es vergonzoso cómo el mundo traiciona a este pueblo»
por Francisco Carrión (España)
2 días atrás
06 de enero de 2025
«Es absolutamente vergonzoso cómo el mundo sigue traicionando al pueblo saharaui y sigue silenciando las masacres y pérdidas extremas a las que la gente se enfrenta a diario, viéndose obligada a vivir en campos de refugiados, sin poder regresar a sus tierras, con familias separadas y enfrentándose constantemente a una represión y opresión y violencia extremas».
Si, pero…debe haber algo más. Los experimentos con revolución sangrienta han durado ¿Cuánto?
La porfiada naturaleza humana no hace las cosas por la fuerza. El apretarse el cinturón, como destino de una corta vida, no es algo que las masas quieran. El celibato destroza a muchos curas, y el buen vivir a los revolucionarios. La virtud no se da a pasto y la educación maquilla, y saca a flote talentos, pero falta mucho.
ayayayayyyyy,,,por eso los ñurdos estan como estan….como vas a querer abolir todo idiota…serias un dictador…y eso precisamente es lo que no quiere la gente…no quiere alguien que piense por ellos….ellos quieren pensar y triunfar….dejen tranquilo al pueblo…y no metan mas ideas añejas e idiotas que nunca funcionaron….y dejense de flojear,,,zanganos perezosos y aprendan a trabajar y ganar CON SU E S F U E RZ O las cosas y aprovechandose de los pobres y humildes que ganan con el sudor de su frente todo lo que tienen,,,,dejense de meterle cosas estupidas en la cabeza a la gente y empiezen a mover sus manitos y no a vivir politicamente del pueblo…