
(25/7/2017)
El General Francisco Bens cuenta en sus memorias, anécdotas de sus veinte y dos años en el desierto. Un día criticaba ante un grupo de jovenzuelos la práctica del pillaje y del robo entre las tribus.
“Mira Raise -le dijo un morito, al parecer bastante espabilado-, cuando una cabila ataca a otra para robarla, y ésta se defiende, y de resultas hay muertos y heridos, lo que se coge no es robo sino botín de guerra. Robo es cuando te llevas la presa sin resistencia”.
El morito opinaba que las cosas deben poseerlas los más fuertes y que los débiles solo sirven para el vasallaje. Y añadía, “si el camello fuese más fuerte que nosotros sería él el que nos comiera y no al revés como ocurre ahora”.
“Raise, si vosotros no fueseis más fuertes que nosotros no estaríais aquí”. Con estas y otras reflexiones terminaba el morito de exponer su teoría: no hay más ley que la fuerza.
Hace unos días, los marroquíes han elevado las penas a los procesados por los acontecimientos del campamento Gdem izik. Las penas, aparte de injustas y arbitrarias son desorbitadas, algunas incluso a cadena perpetua.
Pero lo han hecho, y lo han hecho porque pueden. Se saben impunes, tienen la fuerza y nadie se lo discute. En el periódico (Espacios Europeos) en que he leído estas arbitrarias decisiones de las autoridades marroquíes se resalta que el único delito cometido por estos presos saharauis, ha sido la lucha pacífica por la defensa de los derechos humanos y la independencia del Sáhara Occidental. Y es precisamente eso: la lucha pacífica, lo que les ha llevado a la situación actual.
Hace más de cuarenta años en plena situación colonial, y mediando la traición y el abandono por parte de España, un poderosísimo enemigo trata de arrebatarles su territorio. Una vez más, y en las arenas del desierto, como ocurrió tres mil años antes, se enfrentaba David contra Goliat. Fueron capaces, a pesar de sus pocos medios de llevar la lucha a frentes remotos y muy lejos de sus bases. Se defendían y luchaban bravamente. Su líder al frente de su gente murió en combate, y el mundo con asombro empezó a saber quiénes eran y cómo las gastaban aquellos desconocidos saharauis y se ganaron la simpatía de todos. Pronto los políticos empezaron a unir sus siglas a las del Frente Polisario. La cercanía a aquellos valientes luchadores daba réditos. En los mítines políticos a veces había más banderas del Polisario que del propio partido. Su lema con el que se dieron a conocer al mundo despertaba la esperanza de otros pueblos oprimidos: «con el fusil arrebataremos la libertad». Pero cuando escogieron el fusil no pensaron si su lucha era la pacífica o la otra, la de siempre. Y ganaban.
Pero los países del mundo civilizado que hasta entonces se habían visto obligados a sufragar los gastos del conflicto ayudando a Marruecos, llegaron a la conclusión de que se podía obtener los mismos beneficios sin necesidad de guerra y que además les resultaba más barato. Fue entonces cuando la presión de toda clase de organismos internacionales a los que no les resultaba rentable continuar apoyando aquella guerra (costaba mucho dinero mantenerla) convenció a los saharauis de que lo mejor era la paz. Y los saharauis se dejaron convencer. Y se firmó la paz. Y empezó la lucha pacífica. Y empezaron a perder la guerra los saharauis.

El primero en aplaudir la decisión de los saharauis y traicionarles fue el Secretario General de la ONU, Pérez de Cuellar. Después vino el sinvergüenza de Kofi Annan que cuando nombró a Baker enviado personal suyo para el asunto del Sáhara, le pedía que maniobrara a favor de Marruecos. Y por ahí todos los demás.
Ha pasado el tiempo, casi treinta años de los acuerdos de paz y el territorio sigue ocupado por Marruecos. Los saharauis entrando y saliendo de las cárceles mientras practican esa extraña lucha pacífica en la cual no entra la posibilidad de defenderse con las armas. Ni entra la posibilidad de atacar alguno de los innumerables puntos débiles de Marruecos, porque los acusan de terrorismo.
Han perdido hasta la guerra de la semántica. Y bien, ya hemos llegado al final, y ahora qué hacemos. Vamos a dejar en la cárcel a nuestros compañeros o nos decidimos a cambiar la modalidad de lucha.
El autor, Javier Perote, es Coronel del Ejército de Tierra, historiador, escritor y activista en defensa de los derechos del pueblo saharaui.
*Fuente: Espacios Europeos
Artículos Relacionados
Colombia: Acuerdo para el cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo
por
9 años atrás 2 min lectura
Colombia: Una campaña electoral enrarecida
por Pedro Santana Rodríguez (Colombia)
7 años atrás 11 min lectura
TV Alemana: "Chile, un país en ebullición"
por ArteTV (Alemania)
5 años atrás 1 min lectura
Solidaridad con el Paro General pacífico del campo y la ciudad en Colombia
por Andrés Figueroa Cornejo (Chile)
9 años atrás 1 min lectura
II Asamblea Continental de los Movimientos Sociales hacia el ALBA
por
9 años atrás 4 min lectura
Vía Crucis Popular a Villa Grimaldi
por Villa Grimaldi (Chile)
3 horas atrás
18 de abril de 2025 Se invita a ser parte del Vía Crucis popular que, cada año el día de Viernes Santo conmemoramos en Villa Grimaldi. Las comunidades cristianas…
Joven trabajador chino le habla al pueblo de EE.UU.
por Joven chino
2 días atrás
16 de abril de 2025
Este joven chino dice en pocos segundos un montón de verdades que, ojalá, el pueblo trabajador gringo lo escuchen y hagan lo que corresponda.
El nuevo negocio de Israel: acarrear turistas, por US$ 800, para que vean la destrucción de Gaza
por Resumen Latinoamericano Contrainformación
3 días atrás
15 de abril de 2025 En la Palestina ocupada la perversidad, el sadismo y la criminalidad van de la mano de sus ejecutores… los sionistas. Pruebas al canto: …
Israel está a punto de vaciar Gaza
por Chris Hedges (EE.UU.)
3 días atrás
15 de abril de 2025
«El genocidio de Gaza es el mayor crimen de este siglo. Volverá para perseguir a Israel. Volverá a perseguirnos. Traerá a nuestras puertas el mal que hemos perpetrado contra los palestinos.»