La historia de los votos perdidos que puede hacer caer al Subsecretario del Interior Rodrigo Ubilla
por Ignacio Pérez G. (Chile)
12 años atrás 11 min lectura
Hace unos días y ante el escándalo por la pérdida de votos que estaba comenzando a hacerse pública el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, señaló que es inaceptable que se deslice que el ministerio del Interior y Seguridad Pública debería haber enmendado las actas con resultados de las elecciones municipales 2012 que presentaban incongruencias, para que pudieran ser registradas por el sistema computacional.
La autoridad señaló que «la ley impide cualquier modificación de las actas y eso lo saben los partidos políticos que hoy critican, poniendo como punto de comparación la forma en que se operaba en los locales de votación con la antigua ley. Alterar un acta constituye un delito y podría catalogarse de fraude».
Sin embargo, como ya nos tiene acostumbrados, el subsecretario se equivocó. Telefónica Empresas, que estuvo a cargo de las elecciones desde el punto de vista informático, como lo ha hecho desde hace varios procesos eleccionarios, puso en conocimiento del ministerio del Interior antes de la votación, el pasado 23 de octubre, su preocupación a raíz de los incumplimientos «que se han sucedido durante el transcurso de la implementación del proyecto Elecciones Municipales 2012».
La carta fue dirigida al jefe de informática de la Subsecretaría del Interior, Carlos Landeros, y el remitente era Víctor Sepúlveda, gerente del Proyecto Municipales 2012, quien en su misiva puntualizó que «asimismo, y dado que no hemos recibido por vuestra parte la versión definitiva del mencionado software, no nos ha sido posible probar la versión final y completa de la solución en los servidores del ministerio que, en definitiva, alojarán la solución informática con que esa cartera procesará los resultados de votación de las elecciones municipales; pruebas que de acuerdo a nuestro cronograma de trabajo, se encontraban previstas para ser ejecutadas a partir del 23 de junio en adelante».
«Víctor Sepúlveda era el enlace de transmisión, y si mando carta es porque no se hicieron las pruebas y me imagino que él no quería que le echaran la culpa a Telefónica, porque eran multas», dice una fuente de Cambio21 que trabajó en Informática en el ministerio del Interior.
En tanto, el diputado Marcelo Schilling (PS) en conversación con este semanario dijo que una vez más el ministerio del Interior, comete errores. «Ellos le echan la culpa al Servel, que son los responsables. Pero si el Servel no depende de Defensa ni Relaciones Exteriores, depende del ministerio del Interior. Es un servicio que para todos los fines está relacionado con el ministerio, que le proporciona toda la infraestructura a través de las gobernaciones e intendencias».
Pero ese es sólo el primer desmentido de los dichos de Ubilla sobre la responsabilidad que ha intentado traspasar al Servicio Electoral, órgano que, por cierto, también depende de esa cartera.
Cambio21 conversó con funcionarios que trabajan para las elecciones para Telefónica, así como también con personeros que realizaron trabajos en Interior para las elecciones desde 1996 hasta 2009.
A continuación el detalle de cómo funcionaba el sistema antaño y los cambios que realizó la administración Piñera que lo ha hecho hacer agua y generar desconfianza sobre un sistema que entregaba tranquilidad a todos los sectores e incluso era admirado en el exterior.
Telefónica
«Efectivamente, nosotros como digitadores estábamos citados al reconocimiento de nuestro local para una fecha y así hacer la prueba de las conexiones y realizar un ensayo revisando que los equipos funcionaban bien, pero esta vez me llamaron un día antes para cambiar la fecha del reconocimiento. Si la Telefónica se pusiera a hablar se encontrarían muchas más irregularidades».
La frase es de una digitadora que trabajaba hace años para la empresa en el día de las elecciones. Su labor consistía en procesar la información que emanaba de las mesas y que, habitualmente, le llegaba por un proceso limpio, claro y seguro, con más de un filtro, lo que daba confiabilidad al modus operandi.
La misma fuente asegura que el ministerio del Interior tenía un delegado en cada recinto, el que operaba de forma profesional y mantenía relación con los municipios y gobernaciones.
«Antes, cuando el acta venía mala se devolvía a la mesa y se pedía que cuadraran, y hasta que no se chequeaba no se iban el presidente de mesa y el secretario. Ahora no fue así», asegura otra fuente de Telefónica, que agrega que «esta vez hubo presidentes de mesa que entregaron papeletas a apoderados de candidatos, mientras que otros se aburrieron de esperar y las dejaron botadas».
A diferencia de años anteriores, esta vez hicieron que se computaran mal y eso nunca antes había ocurrido.
Los funcionarios aseguran que el que solía ser el primer filtro, previo al de los colegios escrutadores, no anduvo correctamente y dicen que no tiene que ver con que los funcionarios fuesen municipales, pues siempre ha sido igual.
Otro problema que destacaron las digitadoras de Telefónica fue el horario de cierre. A diferencia de otras oportunidades, ahora todas las mesas cerraron a la misma hora, lo que hizo colapsar la entrega de la información, mientras que en anteriores ocasiones se hacía de forma escalonada, facilitando el conteo final y la entrega de los datos a la ciudadanía.
La gente de Telefónica confirma que en esta oportunidad no se hizo el conteo paralelo de la línea de respaldo que solía tener Interior e incluso se le pidió a los mismos funcionarios que se dedicaran a realizar el escaneo de información, labor que antes no cumplían, porque la función de la empresa es sólo dar soporte, mientras que los encargados de local son los responsables de los votos. «Todo tiene que cuadrar y esta vez no lo hicieron», concluyen las fuentes.
Desde Interior
Fuentes que trabajaron en informática durante los procesos eleccionarios anteriores comentan que antaño lo que se hacía «era tomarse alrededor de 11 meses para levantar los sistemas que venían desde 1997, los cuales se iban mejorando por el aumento de votantes».
Los informáticos aclaran que todo el equipo trabajaba en el tema de elecciones e incluso se realizaban tres marchas blancas a 90, 60 y 30 días, para asegurar que todo funcionaba de forma adecuada.
Un funcionario del área de soporte de Interior confirma que esta vez les pidieron ayuda sólo un mes antes de la elección, «siendo que en oportunidades anteriores teníamos todo listo dos meses antes del Día D, y el resto del tiempo eran sólo pruebas y chequeos».
Todas las fuentes insisten en recalcar que solía existir una línea de respaldo que la operaba de forma exclusiva el ministerio del Interior, que era la que hacía toda la coordinación en terreno de locales y se resolvían las dudas a nivel país, sistema que en esta oportunidad, por decisión política, no fue constituido.
Pero los problemas también se dieron por el trato al personal. El ex funcionario de informática manifiesta que había problemas en el trato a las personas, a los que incluso se les hizo bullying. «La nueva gente, incluyendo a Landeros, no fueron capaces de retener el equipo de trabajo y los que conocían el sistema se empezaron a ir».
El sistema y su funcionamiento
Conocedores del sistema del conteo de votos reconocen que, a diferencia de lo que dice Ubilla, éste siempre lo ha coordinado el ministerio del Interior. «El formato parte del plebiscito de 1988, donde ya se manejaban líneas paralelas independientes», cuenta un antiguo funcionario del área de elecciones.
«Había una línea rápida y una de control. Ambas ejercían respaldo y presión mutua», cuenta el conocedor del sistema, quien agrega que la línea rápida siempre ha sido operada por la empresa privada y se han realizado chequeos, controles y pruebas con mucha antelación al día de las elecciones. Hace ya varios años que el sistema se lo ha ido adjudicado Telefónica a través de licitación pública.
Por el otro lado estaba la línea de control, que era de Interior y funcionaba de forma paralela con su propio equipo. «Todo se diseñaba en el ministerio», aclaran las fuentes, quienes agregan que «en el diseño de la línea de control había una lógica territorial y los nodos llegaban a gobernaciones y todo ello se hacía con funcionarios de Interior».
En la línea de control funcionaban también los municipios de Santiago como si fueran una gobernación más dentro del modelo y no se preocupaban de tendencias políticas. «Todos confiaban, porque todos querían un buen sistema», dicen los conocedores del sistema.
De cualquier forma, ambas líneas, la de Telefónica y la de las gobernaciones, confluían en el mismo lugar, la subsecretaría del Interior, y así había un chequeo y contra chequeo instantáneo. «El punto neurálgico era ser capaces de capturar la minuta de los vocales y para ello se hacían muchas acciones de coordinación previas», apuntan los funcionarios.
Otros casos de errores
Fuentes de Interior confirman que en 1996 pasó algo similar a lo de ahora y también hubo minutas en el basurero. «Desde esa experiencia es que se comenzó con el nuevo diseño y nunca volvió a ocurrir… hasta ahora», dicen.
Sin embargo, en aquella oportunidad toda la información se recibió en Santiago y, según confirman fuentes de Interior, había menos desconfianza. «En este caso confluyen crisis de confianza en el Gobierno y que actuaron con soberbia», agregan los expertos.
Otro caso parecido ocurrió en 2004, cuando el sistema de Telefónica se cayó a las 10 de la noche y debió usarse la línea de respaldo y control para la entrega total de los comicios. «Con esa línea se hizo el conteo y la entrega de información y nadie notó las diferencias, porque estas líneas estaban bien montadas», cuentan las fuentes de Cambio21.
«Aquí estaba en juego la credibilidad del Estado y ellos la hipotecaron. Antaño todos hacían fe y nunca se había cuestionado el sistema, salvo en 2004 en Talcahuano, cuando la elección debió repetirse», agregan los conocedores.
Ese mismo año también hubo diferencias de 300 mil votos en el conteo de los sufragios entre alcaldes y concejales, sobre un universo de 7 millones de votos y en 2008, con universo similar, la diferencia aumentó a 600 mil, es decir, en ambos casos era menos del 10% con problemas, mientras que en las elecciones de octubre pasado el problema fue de más de un millón de sufragios sobre los poco más de cinco millones de electores que acudieron a las urnas. Sin embargo, como reiteran las fuentes, la confianza y el trabajo mancomunado de unos y otros sin importar el color político hizo que el sistema siempre resultara exitoso.
Al respecto, la senadora Ximena Rincón dijo a Cambio21 que la diferencia de más de un millón de votos entre las elecciones de concejales y alcaldes, que se evidencia en los resultados preliminares entregados por el ministerio del Interior, debe ser explicada por las autoridades de esta cartera.
Más datos y dudas
«Lo que no se hizo fue usar la experiencia. Por el contrario, explícitamente optaron por desechar el conocimiento acumulado durante años», indica un antiguo funcionario que se apura en aclarar que en esta oportunidad «el problema fue de coordinación, no tecnológico».
La misma fuente cuenta que «muchas veces se generaron problemas, pero Belisario Velasco, quien era subsecretario cuando comenzó a operar este sistema hizo que incluso hubiese información sin computadores. La lógica era que se hiciera que esto fuese posible y ello pasaba por confiar más en las personas que en las máquinas».
Incluso se estima que el día de la elección había más de 8.500 personas que trabajaban en el sistema de cómputo antiguo, entre digitadores, enlaces y coordinación. «Este era un trabajo que partía, a lo menos ocho meses antes de la elección y en el que todos sabíamos cuál era nuestra función ese día».
En esta oportunidad se armó todo en un mes.
Grandes diferencias
En los procesos anteriores Telefónica solía tener salas en solitario, donde había acceso muy restringido; este año no fue así. «Estaba el computador en el mismo lugar donde llegaban todos», cuenta una digitadora que trabajó el 28 de octubre en un local de votación.
Las conclusiones de los funcionarios que han trabajado en procesos anteriores y en el actual son coincidentes: todos opinan que la actual administración no supo valorar la experiencia acumulada y optaron por confiar más en las máquinas que en las personas y eso causó que a las 10 u 11 de la noche del día de la votación se percataran de los graves errores.
«Interior no hizo el proceso como se debía. Recién a quince días de las elecciones comenzaron a participar las personas de las gobernaciones y por eso no asombra que Telefónica haya decidido no hacerse cargo de los errores del Gobierno, puesto que ello les hubiese implicado una multa como la que les produjo la caída del sistema en 2004.»
De cualquier modo, todos coinciden en que aquí no hubo mala fe, sino que pura negligencia que tiene su origen en la permanente soberbia que ha tenido el Gobierno desde sus orígenes.
*Fuente: Cambio 21
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