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¿Quiénes están decidiendo la próxima recesión mundial?

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La bipolaridad de la economía de los Estados Unidos y sus efectos en el mundo, se ha profundizando, siguiendo el ritmo de la política y de la próxima campaña electoral. El presidente Donald Trump, ha utilizado la política para presionar fuertemente a la Reserva Federal, a través de sus opiniones difundidas en tweets.  Anteriormente, señale que las recesiones generalmente terminan favoreciendo al sector más rico, en todo el mundo. Comentamos además que los intentos de la FED por subir las tasas en el 2018, fue una instancia para controlar el desequilibrio monetario. Sin embargo, cuando el mercado bursátil sintió los efectos de la medida, se inició un cambio de expectativas para hacer exactamente lo contrario, es decir, dar indicios de bajar las tasas. El tercer punto fue que, no debe descartarse la utilización de tasas de interés profundas para revertir las recesiones, junto con la paulatina eliminación del dinero de papel.

Sobre las tasas negativas profundas, los economistas teóricos justifican su aplicación diciendo que responde a una decisión política, y que la teoría no pone obstáculos, que no sea el desarrollo de los mecanismos para implementarla.  Es claro que si aumentan los desbordes monetarios, al neoliberalismo no le quedará otra opción que aplicarlas, porque los primeros pasos ya se dieron en Europa, para mover el exceso de dinero de los bancos europeos depositados en el BCE.  En cuanto al término “profundidad”, no es otra cosa que un eufemismo para designar una mayor base de los contribuyentes o inversionistas que tendrán que pagar el costo de tener dinero y ahorros en bonos, depósitos en empresas, pagos con tarjeta de crédito, tarjeta de débito, cheques o transferencias electrónicas de fondos, etc. En términos concretos, se trata de un “impuesto” que ayudará a extraer y mover el dinero barato puesto a disposición de las grandes empresas de los multimillonarios, que están depositados en bancos o en inversiones diversas a bajísimas tasas, las cuales se volverán negativas para inducirlos a invertir o gastar, bajo el supuesto que ello reanimará la economía.

En las últimas semanas se ha acentuado la pugna por las tasas, entre Donald Trump y la Reserva Federal, según fluye de los medios financieros, con un mercado ávido de liquides que tiene su centro en Wall Street, inclinados hacia un recorte de tasas en 50 puntos básicos. La nota sorpresiva provino de la opinión entregada por John Williams de bajar las tasas actuales, que fluctúan entre 2.25% a 2.50%. El presidente de la Reserva Federal de Nueva York, John Williams, encendió la alarma al opinar que la Reserva Federal debería responder rápidamente a los “vientos en contra”, estimando que  la nueva tasa neutral para los fondos de la Reserva Federal sería de alrededor del 0,5%, en  lugar del 2,25% a 2,5%. Es decir, para evitar una larga agonía, sería adecuando bajar las tasas una sola vez en 200 puntos básicos (2%), solo para mantener la economía donde está, y cualquier límite sobre cero no producirá ningún impulso económico. Este funcionario dejó en claro que existen problemas en la economía.

A su vez, el vicepresidente de la FED, Richard Clarida, dijo, “No es necesario esperar hasta que las cosas se pongan tan mal para tener una serie dramática de recortes de tasas”, Bussiness  Insider.  Con esas palabras ratifica a Williams, aunque la FED, oficialmente se apresuró a señalar que Williams, «solo hablaba académicamente» y no hablaba de la política real de la Reserva Federal”. Los analistas financieros creen que se trata de un lapsus en la entrega de información por la presión de los medios, que no debió salir al público, en un momento muy sensible en que muchos creen que la recesión ya partió. De hecho, la producción manufacturera que tiene una participación en el PIB real de 13,6%, ha caído a cifras negativas en dos trimestres consecutivos, y aunque no tiene la relevancia del rubro servicios, es un “test” muy significativo.

A través de los datos oficiales se da a conocer que nada grave ocurre en la economía de EE UU. Sin embargo, existen datos como la deuda fiscal que excede los US$ 22 billones, y pronto deberá acordarse con el congreso un nuevo aumento. La deuda total pendiente de pago es de US$ 70 billones, además de una gran deuda de más de US$ 200 billones por pasivos no financiados, salud, previsión, etc., y un déficit anual que sobrepasa el billón de dólares. Las deudas han elevado a tal nivel el servicio de los intereses, que cada vez debe destinarse una mayor porción del PIB para cancelarlos. La ineficacia del endeudamiento es tal, que por cada tres dólares de deuda, sólo permite producir un dólar del PIB, y cada nuevo aumento, estimula mucho menos la economía que el anterior.

Donald Trump y parte de los directivos principales de los grandes fondos de inversión, argumentan que la economía de los Estados Unidos está «en auge», según los resultados bursátiles de Wall Street, y no tienen objeción alguna para propiciar la aplicación de tasas más bajas y una nueva expansión monetaria, aunque rara vez se aplican en las economías que están bien. Bajar las tasas y más expansiones monetarias, fue exactamente el argumento que utilizó Donald Trump para atacar a Barack Obama en su campaña electoral para presidente, criticando a la FED y las tasas ultra bajas, advirtiendo incluso, que los mercados se encontraban en una burbuja creada por las medidas de flexibilización de la Fed. ¿Por qué D. Trump cambió de opinión y qué  motiva a la FED para estar proclive a recortar las tasas en su reunión a fines de Julio?

Existen alrededor de US$ 13 billones de inversiones mundiales en bonos, en especial en Europa, que están con rendimientos negativos, es decir, los inversionistas pagan por prestar dinero, ¿un absurdo, verdad?  Dice Jan Loeys, de JP Morgan Chase & Co., “Se ve como «arenas movedizas» que corre el riesgo de engullir gran parte del universo de ingresos fijos, incluidos los EE. UU”. Ahora, el regreso al dinero barato es un mal presagio y nos permite reiterar que las deudas nunca serán pagadas, menos en recesión y con el oro subiendo a niveles cercanos a US$ 1.450 la onza.

Todo esto hace pensar que es un descriterio de marca mayor que Chile firme un tratado transpacífico, (TPP-11), cuando no se volverá a los mercados abiertos de los años noventa. El conflicto comercial entre Estados Unidos y China no es una simple “guerra comercial”, sino la tan anunciada lucha por la supremacía de estos grandes países, que llegó para quedarse y donde lo que se disputa es el control y el liderazgo del mundo, debido a que los recursos naturales se están volviendo escasos y más caros. Chile se entregará con manos y pies atados, firmando acuerdos que ya pertenecen al pasado, para caer en las fauces de las grandes transnacionales extranjeras. Este dato confirma lo dicho, “Pakistán deberá pagar a la empresa Tethyan Copper Company (de propiedad de Antofagasta PLC y Barrick Gold), más de 5 mil 800 millones de dólares, como indemnización por no permitirle explotar el yacimiento de cobre y oro”.  La desglobalización ya partió, de la mano con un sistema monetario que está corrupto y cuya caída puede precipitarse sin aviso.

¿Quienes se benefician con las tasas negativas? Los gobiernos, por cierto. El incentivo para pedir dinero prestado nunca es mayor que cuando se le paga para hacerlo. Luego están las empresas que emiten bonos y los ambiciosos inversores que se aprestan a invertir a pesar del riesgo. Las empresas con capital privado que utilizan el crédito barato bancario para adquirir compañías y eliminar la competencia. Pero también están los que pierden, como los fondos de pensiones y las aseguradoras, que son grandes inversionistas en bonos del gobierno, en los cuales se invierten los fondos de los trabajadores, los que sufrirían la pérdida de sus fondos de toda una vida de trabajo.

Powell de la FED, ha sido el objetivo de la presión sin precedentes por parte de Donald Trump, para obligarlo a seguir su posición sobre la economía de Estados Unidos.  Durante 5 meses, Powell estuvo tranquilo al mando de la FED, después que recibió el cargo de Janet Yellen, en febrero de 2018.  Pero cuando él y sus colegas de la FED aumentaron las tasas, la ira de Donald Trump se hizo sentir al punto de afirmar el 23 de junio, que tiene el poder para degradar a Powell. El cambio de postura de la FED, puede deberse a la injerencia de Trump para lograr su deseo cuando el FOMC se reúna del 30 al 31 de julio y puedan recortar las tasas, aunque podrían no hacerlo.  No sabemos si sería para paliar los “vientos en contra”, que señaló Powell, o simplemente porque están cediendo al mandato de Trump.  Jerome Powell tiene contactos en el congreso y también con los republicanos, pero cualquier movimiento que doble la mano a la FED, tendrá serias consecuencias, más aún si Trump intenta destituirlo, porque Powell ha señalado enfáticamente que no renunciará.

Finalmente queda la sensación que el fin del camino está más cerca.  La crisis del 2008 ha continuado hasta hoy en “ralentí” y sus efectos han sido “maquillados”, sin embargo, están a punto de lanzar la próxima gran crisis, alentada por el presidente Donald Trump y ejecutada por la FED.  Es aquí donde se puede sospechar que las decisiones, de lo que es bueno para el dinero, se toman en un nivel más alto del ámbito político, y eso nos hace pensar que detrás de todo esto, está la gran banca y el mundo de los muy ricos, donde solo se habla el lenguaje del dinero, sin importar las consecuencias que puedan derivar de una crisis mucho mayor que las anteriores, y que puede volver a ser maquillada, propiciando una guerra con Irán.

El sepulturero oficial será Donald Trump, a quién los republicanos culparán por su liviandad política. Lo dijo el ex embajador del Reino Unido en Estados Unidos, Kim Darroch, quién calificó al gobierno norteamericano de “torpe e inepto”. Los líderes del partido republicano guardan un silencio cómplice, mientras mueven la marioneta llamada Trump. Ellos sabían quién era Trump y lo pusieron en la presidencia de EE UU. Pero tal como dijimos más arriba, tendrá que pronunciarse el escalón superior donde reside el poder real, constituido por grandes personajes en la sombra del mundo de los multimillonarios, con estrechos vínculos con los republicanos.

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