¿Dónde está la Gallina de los Huevos de Oro?
por Olga Larrazabal S. (Chile)
6 años atrás 7 min lectura
05 de diciembre de 2018
Decía un amigo mío mexicano, que el ser humano es un adicto a hacerse pendejo a sí mismo. O sea contarse cuentos y creérselos como si fueran verdades o recibir esos cuentos y pasar la vida sin cuestionarlos.
Es decir un adicto a vivir en realidades ilusorias y en mitos.
Por eso funciona el Loto y el Kino, funcionan las religiones, funcionan las Tarjetas de Crédito y el sobregiro bancario, la mano invisible del mercado, la competencia perfecta y la revolución violenta.
Vivimos jugando creyendo que los préstamos bancarios son dinero nuestro que no contiene un porcentaje considerable de usura que hay que pagar y que San Expedito nos va a solucionar los problemas.
Vivimos creyendo en la Divina Providencia o en que Dios nos va a sacar del hoyo milagrosamente, o la mano invisible del mercado que es como una Divina Providencia que por arte de birli birloque va a organizarlo todo.
O que si tomamos las armas vamos a llegar a una solución sana.
Los mitos no son malos en sí, es más nos ayudan a construir la realidad física siempre que mantengamos los pies en la tierra. Los mitos nos dan un horizonte al cual mirar y conformar nuestras acciones.
Porque el mayor milagro consiste en tener un cerebro lleno de neuronas y en la capacidad humana de comunicarse y de prever el futuro, y organizarse, por lo menos hasta cierto punto. Y esa realidad no puede ser sustituida por ninguna ilusión.
Y en eso consiste la adultez, en tener un mito saludable que nos ayude como meta y mientras tanto subirse al Transantiago, estudiar si tenemos la oportunidad o en inventarnos oportunidades y tomar buenas decisiones.
Y si esas decisiones se toman en conjunto con toda la familia y los vecinos, mucho mejor.
Y a nivel de sociedad pasa lo mismo. También existe un mito saludable y una realidad física que está en nuestras neuronas.
Pero para eso debemos dejar de lado nuestro individualismo y formar redes de comunicación y de acción
¿Cómo llegamos a cumplir nuestro mito en una sociedad? Supongo que a través de la forma de Gobierno y las Instituciones, entidades que deben creer en el mito común, que es la idea de que formamos parte de una sociedad radicada en un país que llamamos Chile, y que pretendemos lograr en conjunto una buena vida.
Todas las formas de Gobierno de un Estado implican una lucha por el poder para establecer las reglas sobre cómo vivir en conjunto y como repartirse la torta.
Nosotros tenemos una República con Partidos Políticos que representan los poderes del pueblo. Los de Derecha representan a los dueños tradicionales de la torta y que quieren seguir siéndolo. Los de izquierda quieren que la torta se reparta de otra manera, para lo cual piden cambios en las leyes que nos rigen.
Y ambos luchan para obtener el poder en un espacio de conversación donde transcurre lo que llamamos Política.
La única salida parece estar en las elecciones de los que tienen voz en esta conversación política. Pero para eso se necesita gente preparada, partidos organizados y disciplinados, mucho dinero para hacer propaganda y por supuesto control para que los políticos no sean comprados; ya que la gran falla del sistema es la ambición de las personas de riquezas y poder personal. Falla que los lleva a traicionar sus compromisos y al mito que los permitió ser elegios.
Cuando los elegidos por el pueblo se corrompen, también se corrompen las instituciones de las que forman parte y el sistema se estanca, no funciona.
En este momento en que los medios de comunicación tradicionales están en manos de los que ostentan el poder, el aire que se respira es viciado y lleva al conformismo y a las falsas ilusiones. Así nos vamos de escándalo en escándalo, lo que vende mucho, pero no sacamos nada si no se cambian los personajes del escándalo o se estudia la organización a la que pertenecen para cambiar el sistema.
Creer que porque un presidente millonario se instale en el trono va a cambiar nuestra condición, es una ilusión, un cuento. Solo nosotros unidos pensando en el futuro vamos a poder crear soluciones para nosotros.
Un país que no es industrial, que vive de la Minería de exportación en forma rudimentaria sin valor agregado, de la extracción pesquera sin freno, de la celulosa y los chips de bosques sin buen manejo, de la fruta y del vino, con una agricultura contaminada por pesticidas y herbicidas, debiera sentarse a pensar el futuro.
Porque hasta ahora hemos vivido mejor gracias a que los chinos producen barato y que compran el cobre que sale de Chile en forma no elaborada. Somos una gran feria libre de grandes tiendas, ropa usada y ferias locales de reciclaje.
Y eso del reciclaje no me parece mal, incluso sería bueno que nuestros científicos estudiaran a fondo el cómo reciclar nuestra basura de modo de limpiar el país, la tierra, el aire y el mar crear industrias de aprovechamiento de desechos.
Otro punto que habría que controlar, son los gastos en instituciones armadas. Tenemos un ejército que es una verdadera categoría social bien pagada, por si tenemos un lío de fronteras. De esa institución no he visto que brote ninguna idea creativa que ayude a la población civil en tiempos de paz. Y últimamente hemos asistido con espanto, a la exposición de sus prácticas corruptas y anti patrióticas y sobre todo derrochadoras de dineros del Estado y de todos los chilenos.
Como dueña de casa y jefa de familia, pienso que hay que hacer una Limpieza General y una Reingeniería de los Ingresos y los Gastos.
Que habría que llamar a todos los miembros de la familia para indicarles que la fiesta se acabó, y que es hora de crear nuevas formas de convivencia.
Que los ricos de la familia comiencen a pagar las cuentas y a tomarse en serio sus responsabilidades con el bien común, que ayuden a sus hermanos menores a educarse, y que todos limpien barran la casa, ordenen sus dormitorios, cocinen, hagan el jardín, planten hortalizas si es del caso, pinten las murallas, y en vez de hacerles bullying a los menores, los ayuden y entre todos puedan salir adelante.
Que inventen negocios para que todos participen y se traten bien.
Que traigan información a la casa que ayude a innovar.
Si una familia no hace esto, ni San Expedito ni la Virgen de Lourdes ni Marx ni Von Hayek los va a sacar del hoyo.
Pero para todo eso se necesita creer en el mito de la familia.
Y los mismos principios son válidos para un país.
Inteligencia comunitaria, visión del futuro, organización, inclusión de los más débiles para que se fortalezcan, inclusión de las Universidades para que piensen. Inclusión de los científicos para que busquen nuevas soluciones a problemas técnicos.
Que cesen los abusos y las mentiras, trato respetuoso y al carajin con las ideologías que nos desvíen del enfrentamiento de la realidad concreta.
Para esto necesitamos un pueblo informado y comunicado. Un pueblo con curiosidad, y sobre todo con voluntad de tomar las riendas de su destino.
Un país dispuesto a salir a la calle por una causa justa que no encuentra respuesta.
Un pueblo que quiere un futuro juntos, y que si es capaz de ir a Australia a buscar la gallina de los huevos de oro, sea también capaz de extraer el oro aquí y fabricarse una gallina propia.
¿Será mucho pedir? ¿O es Chile otro mito en decadencia en el que nadie cree mucho?
Quizás la inmigración de personas que ven a Chile como su salvación nos ayude a revitalizar nuestras ilusiones y fortificar el mito de la Patria para poderlas convertir en realidad.
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