Los millonarios sueldos que paga el Estado a los curas de las Fuerzas Armadas
por Daniel Martínez (Chile)
6 años atrás 7 min lectura
De lunes a domingo al mediodía, la iglesia Nuestra Señora del Carmen -ubicada en la intersección de las avenidas Los Leones y Providencia- realiza una misa normalmente oficiada por el cura Jaime Casals Cidier o por el obispo Santiago Silva Retamales. Este último es quien hoy encabeza el Obispado Castrense, de cuya institución depende la principal catedral de esta jurisdicción de la Iglesia Católica.
Santiago Silva lidera este obispado destinado a “dar atención espiritual” a los distintos miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros, similar al rol que cumplen los distintos obispados católicos a lo largo del país, aunque con una notoria diferencia. El sacerdote y todo el restante “alto mando” religioso tienen rango militar y son financiados íntegramente por el Estado chileno, a través de distintas reparticiones públicas.
Como cualquier otro alto cargo de las FF.AA., los curas castrenses reciben altos sueldos y tienen acceso a diversos beneficios como salud, pensiones, propiedades fiscales y vehículos con chofer. Al mismo tiempo -y con cargo al Presupuesto de la Nación-, se financia a todo el personal del obispado y sus servicios religiosos.
El propio Silva -hoy presidente de la Conferencia Episcopal y una de las posibles cartas para suceder a Ricardo Ezzati como Arzobispo de Santiago- ostenta el grado de general de Brigada de Ejército, por lo que le corresponde una remuneración bruta mensual de $4.091.671. Además, vive en Providencia en una casona del Ejército y tiene a su disposición un vehículo con chofer para las actividades institucionales.
El sacerdote llegó a ese cargo el 7 de julio de 2015, en reemplazo del polémico obispo Juan Barros, quien fue removido de sus funciones por el Vaticano luego de diez años en ese cargo. Desde entonces, y hasta que el Papa Francisco lo determine, Santiago Silva estará al mando del apoyo espiritual de las Fuerzas Armadas y policiales.
El origen de esta institución se remonta a la independencia de Chile, cuando fue designado el cura católico Julián Uribe como primer vicario castrense, con el objetivo del acompañamiento de las tropas de los hermanos Carrera, según el investigador Marcial Sánchez. Desde el obispado aclaran, en tanto, que esto derivó posteriormente en un “convenio” con el Estado Vaticano aún vigente, que con distintos cambios a lo largo de más de 200 años confluyó en la institución actual.
Hoy, el financiamiento el Obispado Castrense depende del Ministerio de Defensa, a través de la Subsecretaría para las Fuerzas Armadas. Sin embargo, los servicios religiosos de cada rama -Armada, Ejército, Fuerza Aérea y Carabineros- son financiados por estos, sujetos a las remuneraciones y rangos de cualquier otro oficial.
“Nada lo financia el Vaticano”, explicaron a El Dínamo desde el obispado. Así, pese a que Chile se declara un Estado laico, son varios los millones en recursos públicos que mes a mes son destinados a autoridades de la Iglesia Católica.
Sueldos y beneficios
Cada servicio religioso de las cuatro ramas está encabezado por un capellán jefe que también ostenta un grado militar, como a su vez los otros sacerdotes de planta.
En el caso de la Armada, quien encabeza la institución es el capitán de fragata Ricardo Burgos Ffrench-Davis, quien recibe un sueldo de $2.784.307. En la actualidad, realiza misas todos los fines de semana y algunos días hábiles, además de viajar a las cinco zonas navales para asistir a los feligreses y representantes de la Iglesia en el lugar.
El “mando” del servicio religioso de la Armada se encuentra en la Quinta Región, donde trabajan nueve personas en total. Además, en prácticamente las cinco zonas navales -Valparaíso, Talcahuano, Punta Arenas, Iquique y Puerto Montt- existe un sacerdote más un secretario que lo ayuda en las labores diarias.
Burgos Ffrench-Davis no tiene un auto fiscal exclusivo, pero el servicio religioso sí le proporciona uno para determinadas actividades. Como otros altos mandos de la Armada, el sacerdote tiene una propiedad fiscal “estándar” ubicada en Viña del Mar, con las mismas características que otros oficiales.
En el Ejército, Teddy Simonsen Acuña es el jefe de servicio, ostentando el grado de mayor con una remuneración de $2.205.184. También recibe un vehículo institucional. Además, existen 21 capellanes de planta -que pueden tener grado desde capitán a teniente coronel- con un sueldo desde $1.929.816 hasta $2.931.867.
También hay siete capellanes Ad Honorem, dos a honorarios y cuatro diáconos, quienes son suboficiales en retiro que prestan su servicio de manera no remunerada.
En la Fuerza Aérea, el jefe de servicio es el sacerdote Juan Carlos Fuentes, quien tiene el grado de comandante de grupo. Su sueldo es de $3.086.092 bruto y vive en una propiedad fiscal por la que paga un arriendo, según confirmaron en el obispado. Además, el servicio cuenta con 11 capellanes de planta, dos más a contrata y tres diáconos.
En el caso de Carabineros, el jefe del servicio religioso es el presbítero Eduardo Heredia, cuyo rango es de coronel con un sueldo bruto de $3.393.428. Todos los restantes sacerdotes de la repartición son oficiales, con sueldos que parten desde el millón de pesos bruto, dependiendo de su grado. Hoy son 10 capellanes de planta, 20 ad honorem, ocho auxiliares y un diácono.
Futuros pensionados
Por otra parte, el “alto mando” del Obispado Castrense y sus cuatro servicios religiosos se acoge al sistema de salud y previsión de las Fuerzas Armadas y Carabineros. En el caso de La Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena), de acuerdo a lo que estipula el DFL 1, pueden jubilar por esta vía quienes hayan cumplido uno de dos requisitos: tener 20 años de imposiciones o padecer de alguna invalidez derivada de un accidente en servicio.
Santiago Silva Retamales lleva tres años en el cargo y, como ha ocurrido en el pasado, difícilmente cumpla el periodo requerido, sobre todo si existe la posibilidad de que el Papa Francisco lo nombre como arzobispo de Santiago. Su antecesor en el cargo, Juan Barros, llegó a cotizar diez años en Capredena, lo que no fue suficiente para calificar para una pensión.
De los restantes miembros de la curia castrense -según datos de Capredena-, el jefe de servicio de la Armada, Ricardo Burgos, comenzó a cotizar en febrero de 1999, siendo el más antiguo del grupo y el que está más pronto a poder jubilar a través de las Fuerzas Armadas. Si así ocurriera, el cura recibiría como pensión el 100% del último sueldo que reciba, según la normativa vigente.
El sacerdote Teddy Simonsen, jefe del servicio del Ejército, ingresó en noviembre de 2000 y Juan Carlos Fuentes, de la Fuerza Aérea, un mes después, por lo que ambos también se encuentran cerca a la posibilidad de jubilar en este sistema, con todos lo beneficios al que acceden los funcionarios militares.
En tanto, el vicario general del Obispado Castrense, Claudio Verdugo, comenzó a cotizar en septiembre de 2001, mientras que Jaime Casals, canciller de la institución, llegó a las Fuerzas Armadas en enero de 2002. Ambos podrán recibir pensiones, si así lo quisieran, desde 2021 y 2022, respectivamente.
Mantenimiento, reparaciones y viáticos
Para su funcionamiento, el Obispado Castrense tiene un presupuesto anual que depende de la Subsecretaría para las Fuerzas Armadas, en paralelo al que reciben por parte de cada rama para su servicio religioso respectivo coordinado por el Estado Mayor Conjunto y sus distintas oficinas a lo largo del país.
De acuerdo a información solicitada vía Transparencia, en 2014 el erario de la institución era de $18.743.000, destinado al pago de servicios básicos, materiales de oficina, insumos, telefonía, internet, impresión, servicios generales y varios otros puntos. El año siguiente la cifra bordeó los 17 millones de pesos y en 2016 el monto subió 500 mil pesos. En 2017 el presupuesto llegó a los $20.872.000 y para el año en curso el obispado tiene destinado 21 millones 415 pesos para su funcionamiento.
Además, la subsecretaría incluye un monto para el mantenimiento y reparación de las edificaciones del Obispado Castrense, que en los últimos años ha variado desde un millón y medio en 2014 a casi siete millones de pesos en 2017.
Respecto de viáticos para viajes dentro y fuera del país -también financiado por el Ministerio-, en 2015 la institución rindió $1.342.949 del vicario general por una visita de cinco días a Argentina. El año siguiente se rindió solo $34.184 por dos viajes cortos a Viña del Mar.
En 2017, los viáticos llegaron a 78 solicitudes, aunque por viajes cortos a distintos puntos de la región de Valparaíso y de O’Higgins, con un total de $1.515.345. En lo que va del año hasta el 11 de marzo, los viáticos alcanzan los $322.748.
*Fuente: El Dínamo
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