Gulliver en el país de la macroeconomía
por Alejandro Nadal (México)
6 años atrás 4 min lectura
En su cuento, Lemuel Gulliver llega al país de Lilliput y se sorprende con su población de hombres diminutos (15 centímetros de altura), pero no le resulta extraño que en el reino exista una economía, con moneda propia, un tesoro público, empréstitos y tasas de interés. Al mismo tiempo, las clases sociales, la división del trabajo y las diferencias de jerarquías y órganos de gobierno le revelan que no es posible agrupar el complejo entramado social en una sola entidad. La heterogeneidad de grupos sociales impedía la agregación de todos los pequeños individuos para pensar en uno solo capaz de representar a todo el reino. Gulliver se percató de que Lilliput era más que la suma de sus partes.
La obra de Swift fue un éxito. Pero tiempo después los economistas resucitaron la idea de que la agregación de los individuos para conformar una sola entidad, sí era posible. En 1890 Alfred Marshall utilizó la noción de empresa representativa (en sus Principios de Economía) para analizar la oferta de mercancías. El objetivo era representar una sola curva de oferta de bienes a nivel agregado con las mismas características de las curvas de costos promedio y marginales de las firmas individuales. Su idea era que la agregación de todas las empresas daría como resultado una empresa que pudiera representarlas
para fines analíticos. En 1926 el economista italiano Piero Sraffa demostró que eso era imposible y destruyó las bases analíticas del concepto de Marshall. Pero en 1970 el economista Robert Lucas comenzó a utilizar la noción de agente representativo
en modelos macroeconómicos. En los años siguientes el enfoque de Lucas revolucionó la forma de hacer teoría y política macroeconómica.
Por desgracia, el movimiento desencadenado por Lucas y asociados puso a la teoría y a la política macroeconómica por el camino del oscurantismo y la superstición. La noción de agente representativo
fue usada por Lucas para aportar fundamentos microeconómicos
a la teoría macroeconómica, dándole “rigor y consistencia. Los modelos inspirados en esta corriente reducen el problema económico de una economía a las decisiones que el agente representativo
debe tomar sobre optimización, escogiendo entre consumo, trabajo y esparcimiento. Por supuesto, en esos modelos no hay desempleo involuntario, sólo hay esparcimiento.
En 1974, tres economistas muy del establishment, (Hugo Sonnenschein, Rolf Mantel y Gerard Debreu) demostraron con sendos teoremas matemáticos que la agregación de los agentes individuales usados en los modelos neoclásicos no permite rencontrar las propiedades de racionalidad que la teoría convencional atribuye a los agentes individuales. Es decir, la idea del consumidor individual racional
que compra menos de un bien cuando aumenta su precio no se conserva en el agregado. O sea que el consumidor representativo
se comporta de manera absurda y puede decidir comprar más de una mercancía aunque su precio esté aumentando. Por supuesto, eso destruye la idea de que los mercados siempre alcanzan un equilibrio entre la oferta y la demanda.
Pero ¿a quién le estorban los resultados científicos cuando lo que se busca es una bonita ideología? Los teoremas de Sonneschein-Mantel-Debreu fueron convenientemente escondidos y desterrados de las aulas donde se enseña la teoría económica. Y los modelos macroeconómicos de expectativas racionales con agentes representativos siguieron siendo el caballito de batalla de los bancos centrales y los ideólogos del neoliberalismo. Claro, sufrieron varias metamorfosis (modelos de ciclos de negocios, modelos neo-keynesianos y nuevos clásicos) y pasaron por sesiones de maquillaje matemático y econométrico para disfrazar la estulticia (modelos dinámicos estocásticos de equilibrio general). Quizás el resultado más conveniente de esos modelos es que las crisis se esfuman.
La teoría macroeconómica neoclásica está enferma. Desde el punto de vista científico, el programa reduccionista de la teoría macroeconómica basado en la posibilidad de agregar a los habitantes de Lilliput para concebir una especie de nuevo Gulliver conduce a resultados aberrantes. El mundo que nos rodea es heterogéneo y orgánico. Si el reduccionismo (el todo es igual a la suma de sus partes) sigue utilizándose en macroeconomía no es por sus virtudes analíticas, sino por su eficacia ideológica.
Twitter: @anadaloficial
Artículos Relacionados
Radiografía a los salarios en Chile: gerentes de grandes empresas ganan 178 veces el sueldo mínimo
por Alejandra Carmona López (Chile)
6 años atrás 7 min lectura
¿Saqueadores? ¿Quiénes fueron? ¿No lo sabe? ¡Los tiene en pantalla!
por Diversos Medios
4 años atrás 14 min lectura
Petrobras: la demolición de la segunda petrolera del mundo
por Raúl Zibechi (Uruguay)
7 años atrás 6 min lectura
El mundo está entrando a una crisis que será histórica, planetaria. Afírmate Catalina…
por Luis Casado (Chile)
2 años atrás 5 min lectura
Las tasas de interés negativas profundas, permitirán eternizar el neo liberalismo
por Mario Briones (Chile)
5 años atrás 13 min lectura
«Ese asunto»: Canción irani por Palestina
por Eugenio Pordomingo (España)
2 horas atrás
De un tiempo a esta parte, se nos está impidiendo acceder a noticias que publican otros medios de comunicación. Lo impiden tecnológicamente y, a no tardar, empleando para ello leyes a la media. Y lo hacen al amparo de que obrando así nos preservan –según ellos- de acceder a informaciones interesadas, falsas, tendenciosas y contaminantes de nuestra mente.
La necesaria movilización popular
por Juan Pablo Cárdenas S. (Chile)
2 horas atrás
Las negociaciones cupulares que resolvieron la elección de la testera de la Cámara de Diputados demuestran la fragilidad de nuestro sistema político porque corroboran que el principal afán de nuestra clase dirigente es la lucha por asegurarse cargos de la administración pública y estar siempre de cabeza en los procesos electorales.
La «paciencia estratégica» de Irán se eleva a disuasión seria
por Pepe Escobar (Desde Moscú)
3 días atrás
Los ataques de represalia de Irán contra Israel no se llevaron a cabo en solitario. Los socios estratégicos Rusia y China cubren las espaldas de Teherán, y su papel en el conflicto de Asia Occidental no hará sino crecer si EEUU no mantiene a Israel a raya.
A los saharauis: «Para ganar batallas, es importante practicar activamente los valores de la solidaridad, el compromiso, la disciplina y la lucha»
por Luis Portillo Pasqual del Riquelme (España)
4 días atrás
«Creo que el FP debería plantearse estas cuestiones, ocuparse mejor de encuadrar a su gente, enseñarles a trabajar en la clandestinidad, mejorar la organización para no hacer –como hoy- el ridículo ante el enemigo.»