En octubre de 1975, la población civil saharaui comenzó a huir de las ciudades del Sáhara Occidental hacia las zonas controladas por el Frente Polisario, debido a la invasión del ejército marroquí.
A finales de noviembre de 1975, varias de las principales ciudades saharauis ya estaban controladas por el invasor marroquí y se iba conociendo los horrores a los que los invasores sometían a la población saharaui: robos, incendio de casas, detenciones masivas, torturas, desapariciones y asesinatos. Una joven saharaui, Mariam Mohamed Salem, testigo de los hechos, relató:
“Por donde pasaban los tanques y los soldados marroquíes, muchos de ellos drogados con hachís, cometieron asesinatos en masa; muchas madres y niños saharauis fueron asesinados simplemente por no decir ¡Viva el rey Hassan II de Marruecos! (…) obligaban a que todas las casas fueran adornadas con la bandera marroquí y la fotografía del Rey de Marruecos; si no se hacía, se llevaban a la familia entera a la cárcel (…) En la cárcel, las mujeres son dejadas a merced de los soldados marroquíes, acostumbrados a una vida de drogas y prostitutas. La violación era regla general (…) yo estuve cuatro días detenida por sospechosa de ser miembro del Frente POLISARIO junto con otras treinta chicas estudiantes. Muchos de los encarcelados o detenidos nunca volvieron”.
Ante tal barbarie, decenas de miles de saharauis cogieron lo poco que tenían para huir hacia los campamentos que se habían instalado en el interior del territorio. El duro camino y las duras condiciones, costaron la vida a cientos de personas, principalmente ancianos y niños por las condiciones de calor, falta de agua, falta de alimentos, enfermedades y agotamiento. En diciembre de 1975, según diversas fuentes, unas 20.000 personas intentaban subsistir en los campamentos del interior del territorio, sin atenciones médicas, sin medicamentos y con graves carencias de agua, abrigo y comida. En febrero de 1976, ya eran 50.000 los refugiados que habitaban los campamentos. Los alimentos y el agua tuvieron que ser duramente racionados.
Si ahí no había comenzado el Genocidio Saharaui, comenzó a finales de enero de 1976. La aviación marroquí comenzó a bombardear los campamentos, principalmente habitados por ancianos, mujeres y niños, puesto que los hombres luchaban con escasos medios contra la invasión marroquí. Primero fueron bombardeados los campamentos de Amgala y Tifariti, con un saldo de decenas de muertos y cientos de heridos. Unos días más tarde fue bombardeado el campamento de Bir N´zaran, con idéntico resultado.
Marruecos comprendió que borrando del mapa a la población saharaui, se acababa el problema. Aunque el problema fueran mujeres, ancianos y niños indefensos. Y se empleó a fondo. Los días 18, 20 y 23 de febrero de 1976, la aviación marroquí bombardeó el campamento de Um Draiga con fósforo blanco y napalm, armas prohibidas que queman la piel y llegan a deshacer la carne y los huesos. El resultado fue de al menos 2.000 muertos, niños, mujeres y ancianos quemados por los bombardeos que querían borrar del mapa a la población saharaui.
Las operaciones de la aviación marroquí contra la población civil continuó hasta finales de marzo de 1976, cuando Argelia abrió sus fronteras para acoger a los refugiados saharauis. El Frente Polisario y la Media Luna Argelina se emplearon a fondo para trasladar a la población diezmada y traumatizada hacia la región de Tindouf, en el interior del territorio argelino.
En el traslado final hacia Tindouf, cientos de vidas siguieron cayendo, ya que la aviación marroquí, lejos de acabar con el genocidio, siguió bombardeando las caravanas de vehículos. Finalmente, la mayoría de la población saharaui fue puesta a salvo en territorio argelino, aunque las condiciones seguían siendo muy precarias.
La población saharaui quedó dividida en dos: los que pudieron huir a territorio argelino y los que se quedaron en los territorios ocupados bajo la invasión marroquí. Los que se fueron y sus descendientes, malviven en los campamentos de refugiados de Tindouf, 33 años después. Con enormes dificultades, se han ido organizando los campamentos, que fueron renombrados con el nombre de las principales ciudades del Sáhara Occidental (El Aaiun, Auserd, Smara y Dakhla), además del campamento 27 de febrero, día de la proclamación de la independencia de la RASD.
Los que se quedaron, han seguido sufriendo durante 33 años la represión del régimen marroquí. Han seguido las torturas, las detenciones, las desapariciones, las violaciones y los asesinatos. Son ya miles de muertos y desaparecidos, además de cientos de presos políticos de los que apenas se sabe nada. Uno de los principales centros de detención y tortura, la Cárcel Negra del Aaiun, tiene a decenas de saharauis detenidos y torturados, y se ha convertido en centro de la infamia del régimen marroquí.
Voces del régimen (algunas de altos cargos del ejército) de Hassan II reconocieron públicamente como se ejecutaba a los presos saharauis y como se les arrojaba vivos desde helicópteros en el desierto del Sáhara. Dichas declaraciones fueron silenciadas rápidamente por el régimen de Mohamed VI, ya que el Genocidio Saharaui que comenzó con la invasión de 1975, sigue hoy en día. Hace menos de un mes, dos estudiantes saharauis fueron asesinados en Agadir (marruecos) mientras hacían una sentada pacífica. Que sepamos (por desgracia es imposible tener toda la información debido a que el régimen marroquí la silencia de forma constante) son las dos últimas víctimas del Genocidio Saharaui, que se suman a la larga lista de miles de nombres y rostros que dieron su vida por el hecho de ser saharauis y no querer ser marroquíes.
El mundo debería tener la información de lo que sucedió en realidad, de como Marruecos quiso y quiere exterminar al Pueblo Saharaui. Mientras exista esta información, será imposible que lo consigan.
*Fuente: Boicot Marruecos
TIFARITI
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