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¡Gran fraude electoral Alianza-Concertación!

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¿Se ha dado cuenta que el Gobierno y el Servel nunca terminaron de informar respecto de los resultados globales de la reciente elección municipal? ¿Y que laConcertación tampoco los ha exigido, terminando por celebrar aceleradamente su “triunfo”? Aquí tiene la explicación.

El último informe del Gobierno sobre los resultados generales de la elección de concejales (que es la que permite valorar realmente el desempeño de cada partido; debido a que, a diferencia de la de los alcaldes, todos presentan candidatos en el conjunto del país) cubrió solo el 76,95% de los votos; mientras que incluyó el 95,24% de la elección de alcaldes. Aquel porcentaje se remitía a 4.422.925 votos que correspondían a 31.411 mesas escrutadas; mientras que la de alcaldes se refería a 5.495.929 votos, correspondientes a 38.879 mesas escrutadas.

Notablemente, en el informe de concejales se señala que hubo un 7,41% de votos nulos y blancos (328.193); mientras que en las de ediles ellos representaron un 4,26% (134.860). Era esperable que se demorara más el informe sobre las elecciones de concejales. Pero lo que al final ha terminado por ser insólito es que ¡nunca más hubo informes sobre ellas! El dato anterior nos permite comenzar a explicarnos porqué los partidos gobiernistas y opositores no mostraron ningún interés en que la propia sociedad chilena conociera su real comportamiento electoral…

Y luego el informe -¡sin tomar para nada en cuenta que ahora los electores hábiles se habían incrementado en más de 5.000.000 de personas alcanzando un total de 13.404.084!- terminó registrando el desempeño de cada partido solo en función del total de votos válidamente emitidos, para evitar que la población pudiese darse cuenta del virtual descalabro electoral sufrido tanto por la Alianza como por laConcertación.

Pese a que dicho informe solo considera el 76,95% de la votación total de concejales; es posible y legítimo hacer una proyección de las proporciones existentes en dicha votación al 100% del total. De este modo, ¡el 32,94% de la Alianza respecto de los votos válidamente emitidos, se transforma en 13,08% en relación al universo total de personas con derecho a voto; y el 42,92% de la Concertación se convierte en 17,09%! Y respecto de cada partido tenemos también una gigantesca disminución. Así, RN desciende de 15,70% a 6,24%; la UDI, de 17,24% a 6,84%; el PDC, de 15,11% a 6,0%; el PS, de 12,24% a 4,96%; el PPD, de 9,94% a 3,95%; y el PR, de 5,73% a 2,28%. Lo mismo podemos ver en los partidos menores que están fuera de las dos grandes coaliciones. Así, el PRI cae de 7,63% a 3,03%; el PC desciende de 6,42% a 2,55%; el PRO, de 4,51% a 1,79%; el PH, de 1,86% a 0,74%; y el MAS, de 1,19% a 0,47%. Es cierto que al ser mucho mayor la debacle electoral de la derecha, la Concertación se vio notablemente más favorecida en el número de alcaldes y concejales. Pero difícilmente podremos encontrar una victoria “más a lo Pirro” que esta.

Además, los partidos de la Concertación han convertido en “triunfo” dicho resultado al cotejarlo indebidamente con su desempeño en la anterior elección municipal de 2008. Ambas no son para nada comparables, desde el momento que la de 2008 estaba compuesto de dos universos rígidos de electores: De los inscritos que obligatoriamente iban a votar aunque no quisiesen; y de los no inscritos que, aunque quisiesen en el momento, no podían ir a votar. De este modo el PDC se ha jactado de haber “subido” de 13,98% a 15,11%; el PS, de haber “aumentado” de 11,17% a 12,24%; el PPD, de haber “incrementado” su apoyo de 8,53% a 9,94%; y el PR, de haberse “elevado” de 5,19% a 5,73%.

Con la actitud de ocultamiento de los verdaderos resultados electorales por parte del Gobierno -y con el silencio y la complicidad que los dirigentes de la Concertación han demostrado frente a ello-, podemos concluir que se ha realizado un gran fraude electoral, no en cuanto a la contabilidad y los resultados mismos, sino en relación al descomunal engaño que –con el virtual monopolio de la TV y los diarios- se ha hecho respecto del comportamiento electoral efectivo de la gran mayoría de la población. Solo con dicho engaño están justificando ampliamente el rotundo rechazo que les ha propinado más del 60% del electorado.

Por cierto, no es la primera vez que los dirigentes de ambas coaliciones se han coludido para engañar a los chilenos. Ha sido el caso del regalo de la mayoría parlamentaria concertacionista en 1989, concordado ocultamente por ambas dirigencias; de la destrucción de la generalidad de los medios efectivamente concertacionistas en la década del 90; del tenaz bloqueo conjunto para impedir que pueda salir nuevamente el diario Clarín; del gigantesco fraude estadístico de 35 mil millones de dólares realizado por la encuesta Casen en 2006 y del cual la derecha no dijo nada; de la aprobación en 2004 de una ley aberrante que le impide al Poder Judicial acceder a las denuncias de tortura efectuadas ante la Comisión Valech, etc.

Estas conductas nos remiten al meollo de nuestra historia política reciente: Que la derecha, a sangre y fuego, refundó Chile a su antojo entre 1973 y 1990. Y que la dirigencia concertacionista –abandonando su proyecto histórico- legitimó y consolidó pacíficamente dicha refundación entre 1990 y 2010.

Noviembre 14 de 2012

*Fuente: www.elclarin.cl

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